𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜𝑠

203 19 146
                                    

—Tienes que leer este trozo de papel.

Charlie se lo saca del bolsillo de los pantalones y Dawn lo coge con ganas. Quiere saber de que va todo esto porque le parece rarísimo tener que estar en Londres, después de la cena, mirando un trozo de papel estando parada justamente delante de unas casas muggles.

—¿La Orden del Fénix? —pregunta Dawn, pero no llega a seguir preguntando porque, justo delante de ellos las casas se apartan para dar paso a una tercera, escondida mediante magia—. ¿Qué es esto Charlie? La Orden del Fénix se supone que no existe desde hace años.

—¿La conoces?

—Mi padre conocía a los Longbottom, intentaron reclutarle y... bueno, supongo que fue bueno para mi padre que no se uniera viendo como quedaron ellos —contesta ella, sintiendose un poco culpable por lo que ha dicho—. Lo oí a escondidas, papá quería unirse, pero mamá no estaba muy de acuerdo con eso de que se pusiera aun más en peligro.

—Mis tíos maternos también formaban parte —dice Charlie y mira la casa—. Los asesinaron formando parte de ella así que...

No llega a terminar la frase, pero está claro que no termina de gustarle la idea de que vuelva a existir aquello que mató a sus tíos. Los dos avanzan hasta la casa, entrando con cuidado después de que Charlie la avise que hay un cuadro que grita mucho. Van directos a las escaleras y empieza a bajar, a lo que Dawn le sigue, pero se choca con él cuando están llegando al final de la escalera.

—Ten la mente abierta cuando entremos y...

—Está bien, Charlie —intenta tranquilizarle, pero no parece que funcione, así que ella misma avanza.

Debería sorprenderle encontrar a Dumbledore sentado en la mesa, pero sin duda alguna eso es lo único que no le sorprende. Le sorprende más ver a Bill, hablando tranquilamente con un hombre de pelo negro que le resulta vagamente familiar. También le sorprende ver a Molly Weasley allí sentada, hablando como si nada con Ian. Aunque, sin duda alguna, lo más raro y a la vez espeluznante es ver como Bree habla como si nada con Aidan.

—¿Qué es esto? —suelta y Bree se pone en pie, como si la hubieran pillado haciendo algo horrible.

—¡Por fin llegas! —a su amiga le falta tiempo para acercarse y darle un abrazo, aprovechando para susurrar—. Te juro que llevo días queriendo contartelo.

—Delegada Lewis, bienvenida, bienvenida —Dumbledore se pone en pie y parece que el resto de la mesa también considera importante levantarse—. Me alegro de que haya llegado a tiempo, sí, ¿puedo hacer primero unas presentaciones antes de que hablemos nosotros solos?

—¿Quiere hablar conmigo? —Dawn no termina de creerselo, pero Dumbledore asiente.

—Tiene que ver con todo lo que pasó en el Congreso —dice y Dawn mira a Bree—. La Delegada Martin estaba enterada de todo lo que pasó, al igual que el Delegado Callaghan.

—Y supongo que Ian también.

—Parte del plan es mío, chiquilla —dice el anciano, que avanza hasta ella sonriendo—. ¿Se ha adaptado ya el despacho a ti?

—Sí, empezó a hacerlo cuando quitaron mi escritorio —intenta no sonar triste porque Ian parece contento de que se haya adaptado perfectamente—. No he pasado mucho tiempo por allí.

—Claro, normal, con eso de preparar una nueva asignatura en tiempo record —dice, como si nada y luego mira su reloj de pulsera—. ¡Qué horas! Tu abuela me va a matar, había quedado con ella para el bingo.

—A mi me va a matar Damiano, le dije que estaría toda la semana de vacaciones con él y lo primero que he hecho nada más llegar a Europa es esto —Bree parece que se queja, pero se le nota que le gusta sentirse lo suficientemente importante como para estar allí—. Dumbledore te contará todo, Dawn, siento no haberlo hecho antes.

Efecto Coriolis [Charlie Weasley]Where stories live. Discover now