𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑢𝑛𝑜

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Es Charlie quien tiene la fuerzas para moverse de la cama, no ella. Le saca ropa, le ayuda a ponérsela y coge algunas de la cosas de Dawn que mete rápidamente en la maleta. Ya han perdido diez minutos y es lo que hace salir a Dawn de la cama, se limpia las lágrimas y empieza a guardar más cosas en la maleta.

—¿Quieres que recoja también la cosas del baño? —Charlie lo entiende, o al menos parece que lo entiende porque cuando Dawn asiente al chico le falta tiempo para ir a por las cosas—. ¿La toalla es tuya?

—Sí —contesta mientras que termina de recoger el escritorio.

La maleta tiene tanto espacio que no necesitan ordenar nada, pueden meter todo de cualquier forma y Dawn agradece no haber sacado las bolas de nieve de ella porque si no se hubieran roto.

—¿Tienes todo? —pregunta el chico y Dawn asiente.

—Queda esperar a que llegue la hora.

—No, tenemos que ir a por mis cosas, coge la maleta.

Al principio no lo entiende, pero Charlie empuja la maleta hacia Dawn y luego va hacia la cama a coger el tenedor que venía con la carta. Quedan menos de diez minutos para que salte el traslador y Dawn entiende las intenciones de Charlie cuando la coge de la mano, coge la maleta y el tenedor y los hace desaparecer hasta su casa.

Va a ir con ella.

—¿Puedes ir corriendo a buscar a Irina? —le pregunta mientras trepa hasta la zona de su cama.

—No tienes que venir conmigo.

—No estás en condiciones de irte sola, ve a buscar a Irina.

Una mochila cae al suelo, justo delante de Dawn y luego empieza a caer algo de ropa. Charlie no tiene cuidado, solo lo lanza sin parar y parece que se preocupará luego de ordenarlo todo en la mochila, así que Dawn sale de la casa directa hacia la de Irina. Aunque no sabe qué tiene que decir o hacer porque en lo único que puede pensar es que se dio cuenta de que a su tío le pasaba algo y no consiguió averiguar que fue. Ahora ya es demasiado tarde.

También es demasiado tarde para Irina porque, cuando abre la puerta, está totalmente dormida y Dawn ya ha convocado un reloj con el que ve que quedan tan solo dos minutos. Así que tira de ella y la chica grita un poco porque esta descalza y el suelo está ligeramente húmedo y se está manchado los pies de barro.

—¿Pero por qué me llevas a la casa de Charlie?

—Quiere hablar contigo —contesta Dawn y vuelve a mirar el reloj. Menos de setenta y cinco segundos para que se active el traslador—. Tengo que volver a Inglaterra.

—¿Y todo lo que tenemos que hacer? Dawn, no puedes volver ahora a Inglaterra —responde Irina y Dawn se para para mirarla.

—Ya saben que le ha pasado a mi tío —dice e Irina parece que se da cuenta cuando la mira a los ojos. Debe de tenerlos fatal por como, automáticamente, su expresión cambia.

—Oh, Dawn, lo siento, no...

—No importa, vamos, queda menos de un minuto y Charlie quería hablar contigo.

Cuando llegan a la casa de Charlie el chico ya está terminando de recoger toda la mochila y el tenedor está sobre la maleta de Dawn. El chico estira la mano y ella no tarda en ir hasta su lado y entre los dos cogen el tenedor.

—Me tengo que ir unos días, si queréis algo urgente me avisáis —ni siquiera pide permiso, solo informa e Irina asiente—. Avisa en el otro lado.

—Sí, lo sé, les diré algo mañana, y si te ponen pegas les diré que dejas el trabajo —responde la chica y Charlie suspira.

—No les digas eso.

Efecto Coriolis [Charlie Weasley]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora