𝑇𝑟𝑒𝑐𝑒

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No le importa tener mil papeles que rellenar, ni tener que madrugar para estar un domingo en el Ministerio de Magia. Vuelve a sentirse en una nube solo por la nota que Charlie dejó en su vestido y por la noche que pasaron juntos siendo solo amigos.

Puede funcionar, pueden volver a ser amigos y no tienen porqué acabar en la cama. Dawn quiere intentarlo de nuevo, quiere que sean amigos. Aunque tenga que aguantarse las ganas de besar a Charlie de forma constante y tenga que contenerse para poder darle la mano. Aunque habían ido por Rumanía de la mano. Quiere que sean amigos y por eso se lo repite una y otra vez. 

Dawn suspira mientras sigue rellenando papeles y oye como el McAffee se ríe entre dientes. Está tentada de levantar la vista y ver por qué se ríe, pero sabe perfectamente que lo hace por su suspiro. Y probablemente porque ha entrado a una hora decente al Ministerio, con un café en la mano y sonriendo. La última vez que vino entró una hora antes y no levantó la mirada de sus papeles en todo el día. Ahora se ha molestado en recoger los papeles para poder ver algo más allá que su escritorio y ha llegado incluso a quedar con su madre para la hora de comer. Lamentablemente su padre sigue en mitad del entrenamiento final de los aurores y no llegará a casa hasta Navidad, si no también hubiera comido con él.

—Rumanía te sienta bien, chiquilla —dice a media mañana McAffee cuando nota como Dawn empieza a canturrear una canción.

—No es Rumanía, Ian —le dice, pero parece que al Delegado le da exactamente igual.

—¿Por qué no te vas unos días por allí? —le dice y Dawn sí que levanta la mirada de su escritorio.

—¿Otra vez? Acabo de volver —contesta ella, pero McAffee parece estar decidido porque se pone en pie y se acerca a su montón de papeles.

Es el montón de papeles donde están los documentos para solicitar unas vacaciones.

—¡No voy a irme de vacaciones!

—Nos vamos los dos, la delegación de Gran Bretaña va a estar cerrada por Navidad, ya va siendo hora de unas vacaciones, llevamos meses sin dejar de trabajar —dice McAffee y Dawn sonríe.

—¿No será porque quieres pasar tiempo con mi abuela? —le pregunta y el anciano se da la vuelta.

—Margaret es una amiga estupenda, no tiene nada que ver con mis vacaciones.

—Bueno, has sacado de casa a mi abuela, así que creo que sí que tiene mucho que ver —responde Dawn y McAffee niega.

—Tu abuela necesitaba amigos de su edad, no una nieta que no va a verla.

Lo que le faltaba también, que su jefe la regañe por no ir a ver a su abuela. Sabe perfectamente que debería ir, pero no se ve con fuerzas de hacerlo. Le preguntará por Charlie. Aunque ahora quizá sí que tiene un poco más de fuerzas para hacerlo, vuelven a ser amigos. Quizá ahora sí que puede hablar de él sin notar como se le rompe el corazón en pedazos. Y seguramente su abuela ya sepa que no están juntos, pero debería decírselo ella misma.

—Acepto las vacaciones si me lleváis al bingo con vosotros —le dice, viendo la oportunidad.

Debería pasar más tiempo en casa y puede aprovechar para estar más con sus padres y sus tíos. Y como resulta que la abuela Margaret ahora sale también con ella.

—¿Quién te ha dicho lo del bingo? —pregunta McAffee y Dawn sonríe.

—Tengo mis fuentes.

—Está bien, chiquilla, te vienes al bingo.

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No tiene ni idea de con qué excusa volver a Rumanía, concretamente al refugio de dragones. Tiene vacaciones y tampoco es que sepa muy bien cómo usarlas. Y faltan un par de días para Navidad y ella no tiene nada que hacer.

Efecto Coriolis [Charlie Weasley]Where stories live. Discover now