capítulo 5

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Levante las manos para defenderme cuando una descarga de energía me atravesó el cuerpo. Había intentada invocar fuego para borrarle la sonrisa a este par de idiotas pero parecía que no tenía nada dentro de mí y cuando el rey estaba a punto de partirme como si fuera una ramita la sentí hervir por todo mi cuerpo y no dude en dejar que saliera.

El sonido del golpe fue ensordecedor pero no pude evitar el placer al ver la cara del rey cuando su espada no me mato. Aproveche el asombro para deslizarme para atrás  y ponerme de pie antes de que los guardias me empezaran a atacar. Esquivaba los golpes de energía con la misma facilidad que respiraba. La guerra era para mí la vida y disfrutaba desafiándola. Las muñecas me ardían pero no me importo cuando lance una columna de fuego hacia un guardia cuando se me intento acercar. Luchar era como una coreografía solo tenías que saber moverte para sobrevivir. Gire la cabeza cuando un golpe me atravesó la mejilla con un gruñido  baje los puños al suelo y los levante al tiempo que un rio de lava se habría camino hasta los guardias. Gritaron de dolor cuando las llamas envolvieron sus cuerpos y pude disfrutar los gritos de agonía, esos gritos que hace tan solo un instante habían sido los míos. Busque con la vista al rey pero  antes que pudiera acercarme un golpe me hizo caer. Las esposas tiraron para tras y las manos se quedaron sujetas a mi espalda.

-Deberías tener más agradecimiento con quien te salvo la vida.-dijo

-No eres mi rey- lo desafié

Su mirada seguía fría y superior. No mostraba ningún signo de dolor por los guardias que habían muerto frente a sus ojos.

Movió su muñeca obligándome a retorcerme del dolor cuando hilos de hielo negro se metieron en mi cuerpo, clavándose en mis músculos. Era como si estuvieran congelando tus músculos primero lento y después de golpe, era como quebrarse desde dentro. Muy astuto de su parte. 

Apreté los dientes para no gritar eso pareció alentarlo porque una sonrisa se formó en el semblante arcaico que tenía. Le gruñí como respuesta y a cambio nuevos hilos se metieron en mi pecho y brazos. El dolor aumento hasta el punto de pensar que me iba a desmayar pero es difícil doblegarme eso lo aprendí a las malas. Un recuerdo me golpeo más fuerte que el dolor físico que estaba sintiendo.

***

Estaba en casa rodeado de cuerpos que se apilaban en el centro de la sala cubiertos de un líquido dorado que se esparcía por parte del suelo. El cuarzo blanco estaba manchado de dorado, pero no era por casualidad no era coincidencia. Era una marca. Una marca de invocación trate de apartarme pero mis pies no respondieron, un sudor pegajoso se extendió por todo mi cuerpo haciéndome consiente por primera vez que no estaba solo en la habitación. Las personas estaban viéndome fijamente como si fuera la criatura más maravillosa nunca antes vista, no reconocía quienes eran pero ellos no apartaban la vista esperando que hiciera algo. Desvié mi mirada por toda la sala hasta que un reflector de miedo me devolvió la mirada y fue cuando entendí lo que estaba sucediendo. Intente apartarme, alejarme, gritar pero no logre moverme del lugar. Mis pies estaban clavados a aquella maldita sala. Un chirrido me aparto de mis intentos de huir de lo que se avecinaba.

Una pared transparente cubrió a las personas que estaban observando en la sala, retrocedieron un paso todos en perfecta sincronía para admirar el espectáculo.

Yo era el espectáculo.

***

El aire abandono mis pulmones cuando una descarga atravesó todo mi cuerpo sacudiéndome de pies a la cabeza fue de golpe como si hayan vertido ácido y dopamina en todo mi cuerpo, quemaba pero era hasta cierto punto tentadora y alucinante la manera que consumía y renovaba mi cuerpo. Choque contra algo duro y helado cuando un golpe liviano se instaló en mi pecho haciendo que chocara violentamente con una superficie fría, ráfagas de aire se abría paso por mis pulmones para devolverme poco a poco a la vida o a lo que quedaba de ella.

Mis oídos zumbaban con órdenes que se extendían por toda la sala, no eran palabras claras solo un montón de sonidos incomprensibles que se instalaban en algún lugar lejano a mí. El sonido aumentaba hasta el punto de causar un eco en mi cabeza, las voces no decían nada, solo hacían ruido, abrí la boca para decirles que se callaran, que ya dejaran de hacer tanto ruido pero mis palabras nunca llegaron, no salía ningún tipo de sonido de mí, era como intentar hablar bajo el agua, se sentía el esfuerzo de intentar hablar pero las palabras se negaban a dejarse escuchar. Seguí intentando decirles a todas las voces que me dejaran en paz, pero el sonido de una hoja de espada me hizo darme vuelta para poder ver con claridad, fue solo el sonido del aire al ser cortado por una hoja que estaba siendo desenvainada. Todo estaba borroso solo podía ver sombras que se movían cerca de mí.

El dueño de la espada caminaba hacia mí,  aunque estaba cerca no distinguía nada todo era sombras y ruido. Algo helado toco mi pecho fue solo un instante antes de dejar un escozor en toda la área que estuvo fría. El olor del hierro invadió mi mente. Olía a sangre pero no me sentía sangrar. El ruido aumento, por inercia lleve mis manos para cubrir mis oídos, los presione lo más fuerte que podía pero no dejaba de escuchar las voces, lo único que conseguía era un ardor en mis muñecas pero no me importaba. La oscuridad se extendió ante mí y yo me rendí ante ella.

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