capítulo 16

38 3 1
                                    

Lo importante no es mantenerse vivo sino mantenerse humano
George Orwell
En cualquier otro momento, o en circunstancias más normales a Solace, no le hubiera parecido mala idea ir de paseo a una cabaña medio abandonada, pero considerando que había sido atacado, su reino estaba en peligro, una reina desaparecida, y una guerra formándose a su alrededor hacía que la idea no resultase atractiva, además de sus problemas su compañero quería dejarlo tirado.
Cuando Hard, le dijo que iba a regresar a su hogar estuvo tentado en decirle que él podía volver cuando quisiera. Solo tenía que abrir un portal y ya, pero como se negaba a irse tomo la brillante decisión de no decir nada.
- Vamos – había dicho, Hard, antes de pasar por el portal que tanto esfuerzo me había costado.
Suspire antes de seguirlo. Me giré para cerrar el portal, el cual cedió fácilmente. No entendía porque me había costado tanto abrirlo, lo único de lo que estaba seguro era que después del accidente me sentía como si hubiera peleado con todo un ejército en lugar de caer desmayado de la manera más heroicamente posible.
- Bueno – empezó a decir, Hard – eso que hiciste fue… - vacilo antes de hablar – sorprendente – sus ojos brillaban con admiración.
Una sonrisa se extendió por mi rostro cuando me di cuenta que, Hard, hablaba sobre lo del portal.
- No es para tanto – dije sin evitar sonreír.
Sus cejas se fruncieron en señal de disgusto.
- Yo no pude encontrarlo – dijo con tono molesto.
Deje escapar un suspiro mientras me quitaba mechones de cabello que se resbalaban.
- Tal vez lo hayas olvidado – dije sin importancia alguna – o no te habías dado cuenta – sus ojos estaban clavados en los míos – pero soy un rastreador, encontrar lo que no existe es lo que hago.
No me sorprendió su reacción de incredibilidad cuando escucho que era un rastreador. Ningún Carther (o al menos la mayoría) sabia de ello, por ese motivo decidí guardarme el orgullo que gracias a mi lo habíamos encontrado, aunque creo que él ya lo sabía.  Mi padre había accedido a dejarme ser rastreador porque era algo que se me daba bien, además que solo podía trabajar bajo sus ordenes directas. 
- No lo sabía – dijo Hard, con un tono apenado.
Le reste importancia con un movimiento de mano. Estaba claro que era de los que creía que no servía para algo más que dar órdenes.
- ¿y tu amigo? – pregunte receloso, porque a todo esto no había visto a nadie. – o piensas dejarme encerrado aquí. – lo ultimo lo dije para molestarlo un poco.
- Idiota.
Sonríe con satisfacción. Hard seguía conmigo.
Empezó a caminar y ver para todos los lados. Sus ojos se posaron en la cabaña que estaba a poca distancia de nosotros, no parecía peligroso. El lugar estaba inexplicablemente tranquilo, lo único que se escuchaba era el sonido que hacían los árboles. Me giré para ver mejor y fue en el momento que me di cuenta que había un lago a pocos metros de distancia de donde nos encontrábamos. Estaba tan distraído que no lo sentí.  Me quede viendo el lago, algo estaba diferente en el, no sabia exactamente lo que era, pero algo tenia claro, no era normal.
Caminé para entrar a la cabaña, pero la mano de Hard, me detuve. Lo fulmine con la mirada antes de moverme para quedar frente a la puerta.
- Solo voy a ver si esta adentro. – dije con mi voz más tranquila.
- No – respondió en tono serio. – tú te quedas aquí- me miro con el ceño fruncido - ¿entiendes? - me señalo con un dedo acusador.
- ¿entiendes? - repetí burlón.
Puso los ojos en blanco.
- No te muevas. – gruño.
No espero mi respuesta, entro a la cabaña y cerro la puerta antes de que pudiera ver algo. No entendía a que se debía tanto misterio. Tal vez tenia algo que ver el hecho de que su amigo tuviera tan buenas protecciones para su hogar, pero sinceramente para las virtudes como él era normal vivir de una manera tan peculiar.
Me encogí de hombros, la vida de Hard, no era algo que se pudiera entender tan fácilmente.
- Amigo de, Hard – grité para ver si había alguien cerca.
No obtuve respuesta. Tal vez su amigo era tímido. O no estaba en casa. No sé porque, pero me inclinaba por la segunda opción. Empecé a caminar hacia el lago, no entendía porque se sentía diferente. Alce una mano y sentí la vida, su energía y poder. Con un movimiento de muñeca levante ligeramente el agua para poder ver si su amigo estaba adentro de ella, pero no había nadie, solo peces y plantas. Estaba empezando a pensar que había hecho tanto esfuerzo con el portal para nada.  Me le quede viendo al lago cuando deje caer el agua cuidando de que no me salpicara. Estaba empezando a preguntarme porque, Hard nunca regresaba y porque no había dejado que lo acompañara. De seguro ocultaba algo. Me gire para encarar a un espeso bosque.
El bosque que rodeaba a la cabaña era grueso no podía ver nada dentro de el, estaba oscuro y demasiado silencioso para mi gusto. Rodie el lago para poder entrar en el bosque, los árboles eran inmensos como si nunca hubieran conocido la maldad de las personas. Caminé para adentrarme, y me di cuenta que estaba lleno de vida, tenía energía, tenia poder. Había un rio no era demasiado imponente: un simple arroyo cenagoso que serpenteaba a través de los árboles. No se cuanto tiempo estuve en el bosque, pero cuando alcé la vista me di cuenta que debía regresar. Estaba caminando fuera del bosque cuando vi a Hard a la distancia mirando desesperadamente hacia todos los lados como si estuviera buscando algo, no sabía que le pasaba, pero tenía que ser algo serio porque su rostro tenía una mirada de pánico puro.
Un crujido a mi espalda me llamo la atención. Medí vuelta justo a tiempo para ver como un lobo se abalanzaba sobre mí. No me consideraba el mejor guerrero, pero tampoco una presa fácil. Pero debido a la sorpresa y al cansancio que tenía lo único que pude hacer fue moverme lo más rápido que mi cansado cuerpo me permitía. La bestia gruño cuando su cuerpo callo hacia el otro lado.
- ¡No! - gritó Hard, desde el otro lado y el muy idiota empezó a correr hacia nosotros.
Grité de dolor cuando unas garras rasgo mi pecho. Sentí un calor que recorría mi hombro derecho hasta mi abdomen. Ignore el líquido caliente que empezó a salir. El animal se volvió a lanzar sobre mi aprovechando la distracción incrusto sus garras en mi piel. Cometió el error de acercarse demasiado. La próxima vez que intento abrirme en canal, use su cuerpo para abalanzarme sobre ella al mismo tiempo que levantaba un muro que mantuviera aislado a Hard, de la pelea. Caí a horcajas del animal poniendo mis manos a cada lado de su cabeza evitando rodear su cuello con mis brazos. La bestia gruño en protesta cuando empecé a congelar su cráneo para obligarlo a transformarse. Se movía violentamente tratando de tirarme. Unos golpes amortiguados se escuchaban a mis espaldas, pero no sabía si me los estaba imaginando o si eran reales. No perdí el tiempo tratando de averiguarlo. Estaba   concentrado en someter a mi oponente. Libere una mano para hacer cadenas que ataran al animal al suelo. El lobo se paró en sus patas traseras y se dejó caer de golpe haciendo que me resbalara de su lomo hasta su costado. Giro su cuerpo lanzando una mordida llena de dientes que amenazaron con romper mi piel. Sus colmillos se engancharon en el escudo de hielo que había creado para que no me destrozara. Me levanto por los aires, giré mi cuerpo calculando un buen aterrizaje y clave mis dedos en la tierra para poder detenerme. Esta vez fue mi turno de gruñir y a modo de respuesta escuche como el agua se alzaba. Me erguí antes que la bestia pudiera atacar. Levante la mano hacia atrás dirigiendo la fuerza del agua hacia el animal. Un golpe se escuchó por todo el lugar al mismo tiempo que convertía el agua en hielo para derribar a la bestia. Antes de que el hielo tocara al animal Hard, se metió entre los dos lanzando una ráfaga de fuego para detener el ataque. Lo mire por un momento antes de bajar mi mano. Espere por un momento para que mi respiración volviera a la normalidad antes de hablar.
- ¿Qué haces? – dije en un intento de sonar amable.
Sus ojos estaban fijos en los míos.
- Esto… – dijo gesticulando hacia el lobo que estaba a tras de el – esto es lo que quería evitar – no entendía de lo que estaba hablando – no eres bueno siguiendo indicaciones ¿verdad? – lo miré fijamente - te dije que te quedaras quieto.
- Tú hablaste – señalé con un dedo hacia su dirección – pero no escuché.
- Eso está claro – contrataco.
Le dirigí una mirada mordaz.
- ¿Y él? – señale con la barbilla al lobo que seguía gruñendo a tras de él.
Hard, pareció dudar un poco antes de hablar.
- Él es mi amigo del que te hablé – dijo arrastrando las palabras – Kieran Grey, - señalo a su amigo que seguía sin transformarse – Kieran, te presento a Sorft Solace – siguió diciendo Hard – es el… príncipe de Invierno.

Hard Where stories live. Discover now