capítulo 10

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Todos me lo advirtieron pero yo quería que ella me destruyera en persona.

Charles Bukowski 

Cerré los ojos con fuerza. No era la primera vez que escuchaba sobre un ataque. Estaba acostumbrado a vivir entre guerras y cenizas. Pero no importaba cuantas veces lo escuchara, la mención de ataques seguían provocando malestar en mi sensible sistema.

- Melark- no dije nada más. Él ya sabía lo que quería decir.

- Sé que odias esto pero créeme que no existe otra alternativa- sus manos estaban a cada lado de mis hombros- los de Verano no quieren escuchar y padre no cederá  ante las peticiones.

Estaba aburrido de escuchar las mismas cosas una y otra vez. Los de Verano acusándonos de haber matado a su reina y mi padre no aceptaban las peticiones de negociación que pedían. La única que había aceptado era el enfrentamiento que supuestamente tenía que hacerlo, Hard. Pero no funciono así que mi plan se había modificado.

- ¿Qué estás pensando?- la voz de mi hermano me saco de mis pensamientos.

- Nada.

- Ese es la mirada de estoy planeando algo que seguramente terminara mal.

- Jamás me ha pasado eso.

-te conozco. Así que habla.

Le empecé a contar el plan súper elaborado que se me había ocurrido hace un rato.  Melark, escuchaba con atención asintiendo y con la mirada perdida en algún punto entre el suelo y mis pies. Le dije sobre lo de Ethel, y como esperaba que, Hard la encontrara y se la entregábamos a los de Verano y liberamos a Hard. Todos felices y contentos.

- Así que… tu plan consiste en liberar a alguien que tú mismo cautivaste  para que busque a una reina que no han podido encontrarla nadie.

Era una conclusión bastante acertada pero no era la que quería.

- En primer lugar no lo encerré yo, solo contribuí en gran manera y en segundo creo que podría tener más éxito que nuestros Rastreadores porque él es de su Corte. Por lo tanto creo que podría tener una mejor conexión y acceso a la información de ella.

- ¿en serio crees que ayudara?

- Es una opción. En mi caso la única.

- No es tu guerra-musito.

- Es la guerra de todos.- mi voz era firme.

Antes de que me diera la vuelta me tomo del brazo.

- Te recuerdo que estas poniendo tus esperanzas en una persona que asesino a su familia- empezó a enumerar, Melark- destruyo un santuario y a su paso masacro medio pueblo.

- Eso fue antes.

- ¡Exacto! Eso lo hizo de niño. ¿Qué crees que hará ahora? De niño era un monstruo. ¿Te imaginas ahora?

- No es un monstruo.- alegue.

Guardo silencio por un momento que parecía eterno.

- No.- estaba haciendo la cosa de frotarse la sien que significaba que no tenía idea de cómo tratarme- tal vez no lo sea pero es un cementerio y no quiero que tu cadáver termine con él.

Entendía perfectamente su preocupación pero eso no cambiaba que lo necesitáramos para encontrar a la reina.

-pero…-comencé de nuevo-si consigo que me ayude- lo último lo dije rápido para que no me detuviera- ¿me conseguirás tiempo?

La pregunta era necesaria. Porque por más bueno que fuera Hard, no podría hacer milagros.

-¿Tiempo?-inquirió- ¿Cómo esperas que haga eso?

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