capítulo 15

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A este punto de mi vida ya estaba acostumbrado a la estupidez de las personas, pero el hecho de ver a Solace correr hacia el peligro me hiso replantearme la posibilidad que había un nivel superior. Y el gobernaba.
Estaba en una superficie fría. Estaba acostado en una superficie fría. La cabeza me dolía cuando trataba de recordar donde estaba. Lo único que me venía a la mente era correr hacia donde estaba, Solace. Un ejército de criaturas salió de la nada. Un momento estaba tranquilo y al siguiente se infectó de criaturas que parecían que estaban hechas de humo. Eran como si salieran de un incendio.
Abrí los ojos cuando escuché un siseo. Estaba rodeado de bultos negros que se disolvían y se volvían a formar en criaturas vaporosas sin apariencia alguna. Instintivamente busque a Solace, cuando me percate del peligro. Mis ojos se enfocaron en un cuerpo que yacía inmóvil a algunos metros de distancia.  Se me dispararon todas las alarmas cuando medí cuenta que las criaturas tenían su atención en Solace. Mis manos se encendieron provocando dolor en las muñecas.
Corrí hacía, Solace cuando entendí lo que estaba pasando. Nos tenían rodeados. Mi cuerpo empezó a encenderse conforme el miedo me invadía. Lance una ráfaga de fuego cuando una criatura se acercó a Solace. El golpe no pareció hacerle daño, era como si intentara golpear al aire. El lado positivo es que las demás criaturas desviaron su atención de él. Lo malo es que la pusieron en mí.
El fuego no les hacía daño, pero si les molestaba la luz. Estaba seguro que la única razón por la cual seguía con vida era porque la luz les hacía retroceder. Sin darme cuenta había creado un círculo de fuego alrededor de mí. Las criaturas se retorcían en el límite de la luz, intentando atravesarla, pero cada vez que lo hacían se disolvía la parte que tocaba la claridad. Las muñecas seguían doliéndome, pero no tenía la intención de confirmar lo que ya sabía. Con el rabillo del ojo vi una sombra demasiado densa que se movía a mi izquierda. Me maldije internamente por haberme olvidado de Solace. Me giré a tiempo que las sombras empezaban a formarse alrededor de Solace, su cuerpo seguía inmóvil, pero empezó a crear escarcha a su alrededor. Sus dedos se crisparon. Eso era suficiente para mí. Lance ráfagas de fuego a todo lo que se moviere alrededor de él concentrándome en mantener el círculo que me mantenía a salvo. Las sombras se disolvían en humo arenoso y volvían a regenerarse casi al mismo momento en que desaparecían. Sus cuerpos se volvían cada vez más densos, era como si atrajeran la oscuridad de su alrededor para multiplicarse. Un golpe derribo a una que estaba a punto de tocar a Solace, un gruñido de dolor y enojo se produjo en todas las criaturas. Todas las criaturas se volvieron hacia mí. Avance un paso listo para atacar. Pero en lugar de lanzarse sobre mi se alzaron sobre Solace, cubriéndolo de sombras que se arremolinaban alrededor de su cuerpo provocando que este se agitara de manera innaturales. La desesperación rasgo mi garganta profiriendo un grito que provoco un estallido en todo el lugar. Columnas de fuego salieron de mi cuerpo hacia donde estaba Solace. Las criaturas empezaron a sisear de dolor mientras se alejaban de la luz. Me concentre en rodear completamente a Solace, mientras levantaba una barrera en todo su cuerpo las llamas encerraron a las criaturas hasta que se disolvieron completamente. Me concentre en hacer que el fuego protegiera a Solace, cada vez que una sombra intentaba acercarse, las llamas se lanzaban hacia ella. Una gota de sudor resbalo por mi cuello, las muñecas las sentían a carne viva pero no me importo. El fuego se deslizaba del cuerpo de Solace, sin hacerle daño alguno. Hice uso de toda la concentración que tenía para hacer que el fuego no le hiciera daño a Solace, al mismo tiempo que eliminaba a las criaturas.
No sé cuánto tiempo paso hasta quedar vacío el lugar. Las piernas me fallaron haciéndome caer al suelo. Sentía las muñecas en carne viva, las levante para ver lo que pasaba y fue cuando medí cuenta que las esposas quemaban la piel sin tocarla. Toda el área alrededor de donde estaba el fino material de Akasha se había vuelto de un rojo escarlata. Alce la mano derecha e invoque el fuego, un dolor se instalo en la muñeca, no era insoportable pero conforme iba pasando los segundos empezaron a abrirse heridas, la sangre que salía de las pequeñas aberturas que se formaron en la piel se derramaba por todo el brazo creando una sensación pegajosa. Apague el fuego con un movimiento de muñeca. Me levanté agarrándome la mano que me estaba sangrando para ir a buscar a Solace y fue cuando medí cuenta del desastre que había hecho.
El lugar estaba ardiendo, en sentido literal. Las copas de los arboles estaban envueltas en llamas, los matorrales se habían reducido a ceniza. Había un agujero en el suelo, el cual parecía que antes había estaba lleno de agua, pero ahora solo quedaba piedras y vapor. El suelo estaba quemado, como si hubieran rociado gasolina por toda su superficie y después le hayan arrojado un cerillo. Inhale profundamente al mismo tiempo que me concentraba en el fuego que estaba alrededor mío. Apague todo el fuego que estaba dejando los vestigios del incidente. Un gemido de dolor me devolvió a la realidad. Corrí hacía, Solace. El aire abandono mis pulmones cuando vi su cuerpo cubierto de moretones y el rostro cubierto de quemaduras.
Me arrodillé a su lado para ver que tan grave era su situación, pero cuando extendí la mano para ver si estaba despierto su cuerpo se movió tan rápido que en un segundo estaba en el suelo y al otro sostenía una daga de hielo solido contra mi garganta.
Sus ojos se movían hacia todas direcciones. Su mirada era la misma que la de una persona enloquecida, su aliento frio chocaba con mi rostro provocando que mis mejillas se cubriesen de escarcha. Si hubiera sido una persona normal la que estuviera en mi posición, estaría con graves problemas de hipotermia. Sus ojos se clavaron en los míos, su cuerpo estaba en alerta hacia el posible peligro. Me quede inmóvil hasta que su respiración se volvió normal. Retiro la daga haciéndola desaparecer con un movimiento de la muñeca, al tiempo que parecía reconocerme. Cuando se tranquilizó se dejó caer al suelo soltando un suspiro de alivio y cubriéndose la cara con el brazo.
Paso un tiempo antes de preguntarle:
- ¿Recuerdas algo? – mi voz rompió el silencio.
- Recuerdo morir. – respondió con voz ronca.
Sonreí, porque si era capaz de decir estupideces como esa, significaba que estaba bien. Me levante de donde estaba, dejando a un moribundo, Solace en el suelo.
- Debemos seguir- dije, aunque no estaba seguro adonde estábamos o hacia donde debíamos ir.
No obtuve respuesta de su parte lo cual no me sorprendió teniendo en cuenta de su situación. Su reino fue atacado y en un valiente (por no decir estúpido) acto para intentar ayudar, termino siendo secuestrado por criaturas que aparecían de la nada, alejándolo de la batalla y de su hogar. Si no hubiera sido porque estaba resolviendo mis diferencias con la bruja, hubiera llegado antes de que se acercara tanto a la barrera, pero es que el simple hecho de verla me provoca malestar. Y a eso le debo agregar todo lo que dijo de mi pasado. Revivió algo que prometí que permanecería muerto. Agite mi cabeza para alejar esos pensamientos. Primero tenia que resolver esta situación, después me encargaría de esa mierda.
- Por lo que veo, estamos fuera del Carrison – me gire para escudriñar todo el territorio – pero…  - ya se dónde estamos, quería decirle. Pero no quería darle otra mala noticia.
El lugar en el que nos encontrábamos no era exactamente el sitio perfecto para estar de visita.
- ¿Qué? – preguntó con un tono demasiado cansado para tratarse de él.
La realidad de las cosas giraba en torno al peligro, y por más que estuviera familiarizado con esas cosas, no me hacia ninguna gracia ser fugitivo del Carrison. además de que Había reconocido el lugar en el que nos encontrábamos desde el momento en que mi mente se aclaró después del susto con Solace, estábamos en el límite del bosque de Darthe. La buena noticia es que ya no estábamos perdidos, la mala era que no sabía cómo volver y que probablemente termináramos muertos por las criaturas que liberaban, a eso había que sumarle que de seguro ya les pusieron precio a nuestras cabezas.
- Estamos en el límite de Darthe – le dije a Solace, omitiendo algunos detalles
Asintió con aprobación. Estaba seguro que los de invierno estarían buscando a su príncipe, así que lo mejor para los dos seria separarlos, él iba a estar a salvo de los cazas recompensas o de cualquier criatura que rondara este bosque. Un dolor que nada tenía que ver con lo anterior invadió mi pecho.
- Cuando estes en el Carrison, investiga todo lo que puedas sobre las criaturas que nos atacaron – le recomendé – y necesito que alejes a tus hombres de las rutas alternativas. – me aclare la garganta – cuando encuentre a la reina, te mandare un mensaje.
Esperé respuesta de su parte, pero no obtuve nada más que silencio.
- Vamos – le dije – tengo un amigo que nos ayudara.
Para ser sinceros no estaba seguro de que nos ayudaría, pero tenía esperanzas. Y eso era algo.


Estaba exactamente como recordaba. Y eso no era bueno. Demasiada paz para tratarse de un bosque. No había ningún ruido en todo nuestro alrededor, era como si el mundo estuviera conteniendo el aliento por lo ocurrido. Sorft, seguía sin hablar lo cual en vez de tranquilizarme me alteraba, no me gustaba para nada su silencio, pero eso era algo que jamás diría en voz alta.
El aire empezó a llenarse de un olor muy familiar, era como azúcar quemada y cera derretida. Estábamos acercándonos al límite que separaba el hogar del único idiota que con suerte me ayudaría a regresar a Solace a su hogar.
- Un momento…- Solace, se detuvo en seco y empezó a ver para todos los lados.
Me gire para  ver lo que el estaba buscando pero no vi nada, nada además de árboles.
- ¿Qué sucede? - pregunté, pero no obtuve ninguna respuesta de su parte.
Su cuerpo empezó a crear pequeñas tormentitas a su alrededor conforme sus sentidos parecían dispararse, caminaba de un lado a otro buscando algo que parecía moverse de lugar. Sus manos se crisparon y el suelo empezó a crujir con cada paso que daba. Las tormentas desaparecieron, pero estaba llenando el lugar de humedad, el agua que estaba en la tierra empezó a brotar y las gotas que estaban en los árboles se arrastraban hacia donde se encontraba, Solace. Alzo las manos y con un gesto de autoridad golpeo el suelo con la derecha, el suelo se volvió hielo, los árboles se congelaron, el agua se volvió sólida. Congelo todo lo que estaba alrededor de nosotros.
- ¿Y eso ha que vino? – pregunté alarmado.
- Un viejo truco- respondió con un encogimiento de hombros.
Alce las cejas sin entender de lo que halaba.
- Sombra – dijo Solace, como si eso lo explicara todo- por eso es que no se encontraba la entrada- explico cuando vio que seguía sin comprender – es un hechizo que utilizan para que la puerta no se quede en un solo lugar. La ocultan con sombra por eso es el olor a magia.
Terminó su explicación y aunque seguía sin entender decidí que era mejor no seguir preguntando.
-¿y dónde esta la entrada?- inquirí.
Solace, arrugo la frente en in gesto que denotaba agotamiento. Se acercó a mi, puso sus manos en mis hombros y me giró para que pudiera ver una fisura reluciente que salía… no salía de nada, era como si la imagen que estaba delante de mi estuviera hecha de vidrio y este hubiera sufrido un ataque el cual le había dejado una línea casi invisible. La grieta parecía darle a todo el área una imagen de cristal, el cual empezaba a quebrarse, pero era solo eso una grieta en la nada no era la puerta.
- No hay nada- dije decepcionado.
Soalce, se movió de mi lado para quedar frente a la grieta, se giró para verme con una sonrisa, le pego al suelo con el pie, provocando una fina capa de hielo que se extendió por todo el área hasta trepar hacia donde estaba la grieta y congelo todo formando una visión empañada. Lo único que se escuchaba era el crujido del hielo cuando congelaba todo. Solace, levanto las manos como si estuviera separando unas puertas de hierro, las manos le temblaban y el sonido que provocaba era un chirrido insoportable. La grieta empezó a revelar una cabaña rústica que estaba del otro lado. Se abrió un espacio lo suficientemente grande como para que una persona lo usara . No pude evitar sonreír al ver lo que Solace, había hecho. La sonrisa se desvaneció cuando, Solace, se giró para verme, su rostro estaba surcado de arrugas en la frente, unas gotas de sudor cubrían su rostro dejando ver el cansancio. Sus ojos azules brillaban como dos brasas, era una mirada cargada de cansancio y poder. El color azul intenso se transforman en topacios encendidos. Sus pupilas se contraen, transmitiendo una intensidad inigualable mientras el iris se oscurece. Sus ojos encendidos eran mayor que la luz de dos faros. Era poderosa, desafiante a pesar  del agotamiento, su mirada era capaz de silenciar una habitación entera. El poder que emana de el  era palpable, provocándome un escalofrío. A través de su expresión, su mirada exige respeto y advierten que cualquier provocación será enfrentada con una fuerza implacable. Se me había olvidado la manera en la que los ojos de las virtudes se encendían cuando se esforzaban por algo. Parpadeo ligeramente haciendo que sus ojos tuvieran el mismo tono que antes.
- Vamos- dije al salir del trance.
Se hizo a un lado para que pudiera pasar hacia donde estaba mi viejo amigo.








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