23.- Hacia el futuro

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<<Cuando eres niño, te subestiman por ser niño. Nosotros vemos y sabemos más de lo que creen, y, por ser niños, nos aprovechamos de la ventaja>>

En medio de la oscura noche, con la temperatura bajando conforme la noche asciende, en medio de las oscuras calles apenas iluminadas por las luces que despedían de las casas con sus habitantes preparándose para dormir, caminaban en silencio Saku cargando a Sakura en su espalda.

Luego del festín que se dieron -en especial Naruto- en la tienda de ramen, los dos chicos finalmente cayeron rendidos luego de tanta adrenalina. Iruka llevó en su espalda a Naruto que parecía un saco muerto ya que se había quedado dormido, mientras que Sakura apenas podía mantener los ojos cerrados al ser cargada por su hermano.

Aún con su cabeza dando pequeños cabezazos en su intento de no quedarse dormida hasta llegar a casa, no podía dejar de tener una gran sonrisa plasmada de lado a lado. El peso de la placa de metal de la banda ninja era más que bienvenido, un recordatorio de que a pesar de todo, lo logró.

De camino a casa un par de espíritus serpiente voladoras como le gustaba llamar y algo parecido a luciernagas hadas danzan alrededor de ambos, una de las hadas luciérnagas se acercó llena de curiosidad a Sakura, cuando sus narices se tocaron el espíritu se rió y salió volando junto a sus compañeras.

—Les gustas a los espíritus —afirmó Soku viendo de reojo a Sakura antes de volver la vista al camino—, a menudo veo que te siguen.

Sakura apretó su agarre en el cuello de Soku.

—Si, desde que recuerdo los puedo ver —dijo Sakura—. ¿Por qué no todos los pueden ver?

A veces se lo había preguntado, son tan divertidos que el hecho de que ninguno de los que conoce más que Soku pueden verlos, le hacía sentir muy triste, quisiera hablar y contar a los demás de ellos sin que la vean como loca, incluso a veces tiene que aparentar como si no estuvieran ahí. No recuerda cuántas veces Ino, Naruto, Kaori y otros le miran con extrañeza cada que se olvida que está con personas e interactúa brevemente con los espíritus.

—Una vez le pregunté eso a la abuela —murmuró Soku pensativo—. Dice que hace mucho tiempo, incluso cuando habían muchos más espíritus en la tierra, había más gente sino es que toda que los podían ver. Es un don que ha ido disminuyendo conforme la humanidad va olvidando la existencia de ellos, incluso a los primeros dioses.

Eso no le decía nada a Sakura, aún así si solo eso sabía su hermano, a quien considera como una de las personas más sabias en la actualidad, solo por debajo de el clan Nara y tal vez a la par de Kakashi, entonces, tuvo que conformarse con los que dijo. Además, no quería terminar divulgando accidentalmente que ha conocido a algunos de los primeros dioses e incluso habla con algunos de ellos casi todos los días, quería ser un poco egoísta y tener algo solo para ella misma.

Apoyó su mejilla en el hombro de su hermano y suspiró con desconsuelo y pensativa, como si a sus tan solo doce años tuviera el peso del mundo sobre ella.

—¿Crees que seré una buena ninja? —preguntó con un poco de vacilación.

Sakura, no podía evitar dejarse llevar por sus inseguridades. No tenía la experiencia que sus compañeros, tan solo pasó unos cuantos meses entrenando con ellos en la academia, y, por si fuese poco, aún podía sentir detrás de su nuca las miradas escrutadoras de sus padres reprochando su decisión a pesar de que ellos no saben hasta ahora que ha aprobado.

Soku da un pequeño brinco para ajustar a su hermana antes de responderle tratando de transmitirle su alegría.

—Hey, no te desanimes, el solo hecho de preocuparte por tu progreso es un gran paso —dijo Soku, saludó a un par de ninjas que estaban patrullando antes de volver a la conversación—. El preocuparte significa que eres consciente de tí misma, mucha gente se gradúa y se sienten las personas más poderosas e intocables del mundo hasta que descubren que solo es el inicio. Aprovecha tus dudas para mejorar, además, eres una Haruno, tienes un control muy bueno de tu chakra, puedo apostar que es mejor que el de Sakuya y mío —Sakura chilló incrédula—. y como sabes, somos buenos detectando genjutsus —su aire alegre se volvió un poco taciturno antes de volver a hablar—. Debería ser yo quien me disculpe contigo, no pude apoyarme como lo necesitabas, incluso ahora no pude entrenarte como quisiera.

Sakura, el inicio de una kunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora