19.- Cuesta arriba

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<<A veces uno olvida el mundo por correr, correr sin descansar, sudar y sangrar, todo pareciendo que se logra para vivir en vez de vivir para lograr>>

Desde aquel día que había anunciado frente al Hokage que quería ser un niña sabía que las cosas no iban a ser tan fáciles, especialmente en casa. Lo que no esperaba es que su familia se comportara especialmente dura a la hora de que hiciera la limpieza y mandados en la casa. Si antes habían sido lo suficientemente duros con ella, ahora eran aún más; la mota de polvo detrás de los muebles, la calidad de la comida, el mínimo doblez en la cama, la minúscula mancha de suciedad en la ropa.

Aún así intentó no desanimarse y buscar los pequeños huecos entre clases y la limpieza para entrenar, por desgracia estos se hacían más y más cortos hasta el punto en que sentía que se estaba asfixiando ella misma.

La primer evaluación que tuvo como ninja el examen teórico salió con un sobresaliente, casi quiso de llorar de alegría, todo aquellos nervios que la tenían casi al punto del vómito valieron la pena. Sin embargo, para su desgracia en la parte práctica tuvo que tocarle luchar contra su propia hermana. Con solo una mirada supo que debía perder y solo entonces tras unos dolorosos golpes en la mejilla se dejó caer al piso mientras que Sakuya saltaba y se reía con sus amigas.

No le importó el perder en el examen de pelea a pesar de que Ino comenzaba a despotricar sobre la injusticia por ella. Cuando tomó su examen escrito obtuvo la mejor puntuación. Tan extasiada como estaba no pudo evitar mostrarles a sus padres que lo había logrado, no era tan inútil como ellos creían, ¡Había futuro para su deseo como ninja! Por desgracia eso solo fue un error más del montón que ha cometido. En vez de sorpresas en sus rostros o reconocimiento hubo ira.

Tonta de ella por creer lo contrario. Al menos después de un par de golpes por parte de ellos no volverá a mostrarles otro examen suyo.

Los días pasaron tan grises como el día anterior, con su mente enfocada en ir a la escuela leer libros en la biblioteca, evitar que Naruto la meta en problemas, hacer todo lo que su hermana le ordenaba y soportar los insultos y golpes de sus padres. Lo único que le reconfortaba es pasar tiempo con los espíritus de Konoha.

Cuando abrió sus ojos verde manzana topándose con nada menos con el bebé puff sobre su nariz mirándola con curiosidad. Le dio una pequeña sonrisa hasta que se de dio cuenta de dos cosas: Su madre no había azotado la puerta para despertarla y hacer el desayuno como todas las mañanas y hoy es el cumpleaños de Sakuya y ella.

Con cuidado tomó a bebé puff en sus manos para poder sentarse. Hoy cumplía doce años y los puffs lo sabían porque comenzaron a saltar sobre Sakura con aparente alegría. Contagiada con sus entusiasmos tomó a los tres y los abrazó con mucho cariño.

—Muchas gracias —dijo, antes de dejarlos a un lado y comenzar a vestirse.

Doce años finalmente, y en un par de meses, el examen de graduación para convertirse en ninja. Con los nervios a flor de piel y conociendo que estaba por detrás de sus compañeros se esforzaba el doble cuando no la veían. Esperaba que fuese lo suficiente.

Al abrir la puerta del cuarto de escobas el olor a panes recién horneados provocó un leve retorcijón en su estómago al recordar que no había cenado la noche anterior. Mentalmente tanto ella como inner prometen ser buenas y obedientes el día de hoy para recibir aunque sea un panqué.

Con cautela se asomó a la cocina viendo a su madre tarareando una canción mientras preparaba otra orden de hotcakes que hicieron agua la boca a Sakura.

—¡Ah, Sakura! Querida, ya está despierta. Ve a sentarte —le dijo Mebuki, con una sonrisa antes de volver a su asiento.

Asombrada, se quedó en blanco por un largo momento sin creer lo que acaba de presenciar.

Sakura, el inicio de una kunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora