16.- Ser o deber ser

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<<No comas esto, haz aquello, no estudies eso o morirás de hambre, debes hacer esto. No, no, no, no. El adulto siempre impone qué es lo que haremos, como si supieran qué es lo mejor, como si fuéramos su propiedad, meras marionetas que manejan a su antojo. ¿Dónde quedamos nosotros y lo que queremos ser?>>

Sakura se despertó por voluntad mucho antes de incluso Mebuki se despertara, una costumbre que comenzó a desarrollar al poco tiempo de adaptarse en la casa. Las mañanas a oscuras y silenciosas, cuando todos están en cama durmiendo son los mejores momentos para Sakura; no hay gritos, golpes o palabras despectivas a su persona. Solo un simple y llano silencio que envuelve la casa.

Como parte de su rutina diaria, Sakura aprendió a caminar tratando de hacer el menor ruido posible para hacer todo lo que necesitaba. Se fue a bañar, salió a la cocina a hacer el desayuno conociendo ya los gustos y exigencias de sus padres y Sakuya. Aprovechando que al momento en que ella terminaba de servir el último plato ellos entraban a la cocina, silenciosamente salía para ir directo al piso de arriba para hacer lo que faltaba, sacar la ropa de Sakuya para el día de hoy, poner las camas, preparar la bañera para su familia, arreglar el cuarto si se encontraba tirado (el de Sakuya siempre lo estaba).

Cuando finalmente terminaba de arreglar el cuarto de Sakura y sus padres ellos entraban para vestirse, en aquel momento aprovechaba para bajar y tomar su ración de comida, prácticamente las sobras, iba a su pequeña habitación y compartía la comida con la familia puff, aquella pequeña familia que cohabitaban con ella en el cuarto de escobas. Finalmente, lavaba la cocina y corría a ponerse la ropa adecuada para salir corriendo a la escuela y no llegar tan tarde.

Así comenzaban todas sus mañanas y más que eso, sus días se volvían lo mismo. Incluso Iruka le llamaba la atención y aún así la dejaba pasar porque no tenía ni una otra queja de Sakura. En la primer evaluación a diferencia de Sakuya que a duras penas y pasó los exámenes, Sakura sacó puros sobresalientes, sin nada más que hacer en las tardes más que estudiar sola en la biblioteca, muy rápidamente se puso a la par de sus compañeros. Tuvo elogios de sus maestros en la escuela, sin embargo, en casa recibió gritos y burlas de haber hecho trampa. Al final Sakuya obligó a Sakura a que no sacara mas que una nota promedio y a hacer su tarea por ella.

En clases escuchaba con tranquilidad y hasta tenía envidia de su compañero de asiento, Shikamaru que en todas las clases teóricas se la pasaba durmiendo. Si ella hiciera eso pasaría mucha vergüenza y bajarán sus notas. Cuando era momento en que los que tomaban el curso para ser ninjas iban al patio, ella como los demás civiles se asomaban desde la ventana y miraba a los demás compañeros pelear. Admiraba ver a Sasuke cumplir con los blancos o ganar al tonto de Naruto, se reía cuando Ino practicaba e incluso a veces se burlaba junto a Inner de las tonterías que hacía Naruto.

Después de eso vendría las clases para ellos y finalmente teóricas donde puede unirse al grupo y entonces se iría a encerrar a la biblioteca.

—Te ves más delgada —dijo Ino de pronto.

Sakura salió de sus pensamientos abruptamente para ver a su mejor amiga. Era la hora del receso por lo que ambas iban con su comida en mano buscar un lugar el cual sentarse a comer y platicar.

—¿Tu crees? yo me veo igual.

Ino no parecía satisfecha con esa respuesta, entornó los ojos y puso ambas manos en su cadera lista para darle un sermón a Sakura cuando de pronto su atención se fue hacia Sasuke que al parecer estaba caminando en sentido contrario a ellas. Era un raro momento en donde ambas se los encontraron ya que es de los primeros en desaparecer a la hora de la comida para no tener a sus fans pegadas a él como sanguijuela.

Sakura, el inicio de una kunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora