13.- Dos hacia atrás

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<<Si hubiera decidido quedarme en casa en vez de salir aquella fría noche, no me hubiese encontrado con Itachi y tener una verdadera familia. Si hubiese dicho no ir a la academia no me hubiese encontrado a los mejores amigos que pueden existir, si hubiese decidido no ido a aquella primera misión quizá las cosas serían distintas. Espera, el si hubiera es una fantasía, un deseo anhelante de huir de las decisiones que tomamos. El hubiera no existe y la realidad es dura, difícil, hermosa y cruda, porque significa un camino lleno de baches que no sabes a dónde te llevará hasta que tomes la siguiente decisión donde el pasado queda en el atrás y el futuro es el ahora.>>

Renji, Shiro y Sakura corrieron día y noche con intervalos de descanso de tres a cuatro horas antes de volver a correr hasta que sus pulmones reclamaban aire fresco. Si el correr por sus vidas era algo parecido a la paranoia que sentían por creer que Akatsuki aparecería a la vuelta de la esquina de brazos cruzados y una mirada que mataba con solo ver entonces ninguno deseaba sentirla de nuevo.

Gracias a la brillantes de Shiro de tener en su bolsa un mapa, y sobre todo que sabía leerlo, pudieron tomar el camino correcto hacia el pequeño pueblo que era tan pequeño que ni siquiera se le podía llamar aldea. Con cuidado de no ir en el camino principal pero tampoco alejarse mucho de este, corrieron hasta que estuvieron a varios metros del pueblo.

Renji se dejó desparramar en el piso para poder respirar, todo su cuerpo chorreaba gotas y más gotas de sudor por el último tramo que decidieron no descansar para llegar lo más pronto posible.

—¡Creí que nunca lo lograríamos! —dijo tomando grandes caladas de aire.

Sakura se tumbó a su lado recostando su espalda en el árbol más cercano antes de tomar agua, sus manos y piernas temblaban del dolor, incluso hasta la ira se había esfumado por un momento mientras sus músculos se quejaban por tanto esfuerzo. El único que apenas tenía su frente perlada con sudor y su respiración era fuerte y entrecortada pero no al punto de perder la compostura fue Shiro que sacó el pergamino de la misión del bolsillo de Sakura y comenzó a examinarlo en silencio.

—¿Sabes que te odio? —dijo Renji levantando después de un rato de haber descansado al notar que Shiro estaba de cuclillas examinando el mapa y la misión simultáneamente.

Con el orgullo herido por ver que su amigo no estaba tan agotado como él, trató de sacar energías desde muy dentro de él para demostrar que no estaba tan agotado. Una vez junto a Shiro, se sentó a contemplar ambos papeles como si tratara de descubrir el hilo negro del universo aunque no tenía la menor idea de qué estaban buscando.

Cuando una serpiente blanca voladora pasó entre ellos y le susurró algo en el oído a Shiro, Sakura alzó la cabeza para mirar.

—¿Qué te dijo? —preguntó Sakura una vez que la serpiente se fue volando al bosque.

Renji ni se preocupó por preguntar qué le dijo a quién porque ya intuía de qué se trataba de un espíritu.

—El pueblo tiene una pequeña posada, cinco casas y una tienda, es demasiado pequeño el lugar. Es muy curioso —meditó Shiro pensativo.

—¿A quién le importa si es muy pequeño? ¡Vamos a patear traseros! —dijo Renji emocionado.

Sakura se arrastró hasta estar junto a ellos y miró el mapa. Si alguien pasara en aquel momento vería curioso y hasta extraño a tres niños en el suelo mirando con intensidad dos papeles.

—Creo que deberíamos descansar un poco en la posada y de ahí vamos a investigar —dijo Sakura una vez poniéndose de pie.

Shiro se le quedó mirando en silencio provocando que Sakura comenzara a dudar si era una buena opción. ¿Y si había precipitado?, ¿debía pensar mejor qué es lo que iban a hacer? Akatsuki no estaba protegiendo su espalda, esto no es como aquella vez que la secuestraron porque sabía que su familia la rastreará en un dos por tres y la salvarán, esta vez escapó sin que se dieran cuenta y no dejó pista alguna para que sepan a dónde iba. En su mente comenzó a dibujarse un agujero oscuro que se resquebrajaba más y más conforme las dudas y el miedo comenzaba a instalarse en ella. Hace mucho, pero mucho que no se sentía tan desprotegida como ahora.

Sakura, el inicio de una kunoichiWhere stories live. Discover now