ƁƦ | ❝Nada es más doloroso para la mente humana que un gran y repentino cambio❞
Flashpoint ha desafiado las reglas de la realidad, creando un mundo donde la magia sólo se ve opacada por la maldad que ésta trae consigo.
Camila Rojas, una joven perio...
'El espíritu que buscas en el agua es sólo un reflejo de ti mismo.' ══════════════════════
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Central City, 19 de octubre de 2016. 7:20 p. m.
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Barry había progresado mucho como científico forense en los últimos años. Se sentía orgulloso de en varias ocasiones haber sido el único capaz de mirar más a detalle en la escena y encontrar al culpable.
Aunque hubo un momento en su carrera que lo atormentaba hasta la fecha. Unos días pesando más que otros. Pero cuando dio con el nombre de Ralph Dibny envuelto en su caso más reciente, fue el impulso que terminó por destapar el decisivo instante en que dejó de ser un novato ante sus compañeros del CCPD.
El caso en cuestión, era sobre una mujer en sus treintas, víctima de una brutal violencia que la llevó a su muerte, siendo apuñalada. Dadas sus circunstancias, se hizo todo un revuelo en el que el Precinto se llenó de murmullos por las similitudes que a sus ojos, tenía con el caso de Nora Allen; asesinada por su esposo, según la sentencia que permaneció durante años. No habían tenido nada parecido hasta ese día, y Barry sin ser requerido por su reciente integración al cuerpo, se vio en el medio cuando aquellos murmullos llegaron a sus oídos. No pudo preguntar a Joe por detalles, pues el detective a cargo era Dibny; tan sólo unos pocos años más que Barry, pero con una experiencia en el campo que pronto le hizo valer de una favorable reputación, ya que ningún caso se le escapaba.
Eso pudo haber continuado... si Barry Allen no hubiera intervenido.
La voz de la gente hizo eco en su interior, pero en lugar de revivir su trauma, Barry lo encontró como una oportunidad de darle justicia a la que fue —y sin embargo no era— su madre. Para ese punto Ralph había presentado como evidencia el arma homicida y la gente alabó su compromiso, incluso pensaron en otorgarle un reconocimiento al ser el único en dar en el clavo para cerrar el caso. Pero Barry apenas entraba en eso, quedándole como alternativa examinar el arma a sólo unos días del juicio, y así, descubrió lo que terminaría convirtiéndose en la sentencia del detective Ralph Dibny. El análisis de Barry determinó que las huellas del esposo habían sido colocadas en el arma, que a su vez no coincidía con la herida en el cuerpo. Fue entonces cuando el terror se apoderó de él, vio más conexión al caso de su madre y temió que, nuevamente, se le culpara a un hombre inocente. El hecho de que alguien pudiera plantar evidencia lo asqueaba, pero si esto era cometido nada menos que por un compañero de la ley, lo ponía enfermo. Por lo que ni siquiera tuvo que pensarlo y actuó, acudiendo al capitán para mostrarle su descubrimiento.
