ƁƦ | ❝Nada es más doloroso para la mente humana que un gran y repentino cambio❞
Flashpoint ha desafiado las reglas de la realidad, creando un mundo donde la magia sólo se ve opacada por la maldad que ésta trae consigo.
Camila Rojas, una joven perio...
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Camila se levanta de su cama a toda prisa para, en primer lugar, mirar por la ventana de su habitación; la cual da a una vista de los edificios más altos del centro de la ciudad, con el sol apenas saliente reflejándose en sus laterales. Una gran fila de autos recorre la carretera a pesar de ser tan temprano, y puede ver un pájaro volando en su dirección hasta llegar al pequeño nido que tiene en la cornisa de la ventana de al lado.
Es una hermosa vista a la ciudad... lástima que es una a la que no reconoce ni pertenece.
Después de contemplar por unos minutos, se dirige rápidamente a tomar su teléfono y buscar palabras clave como The Flash, metahumanosy Central City; encontrándose con millones de resultados, y uno de éstos, el blog de Iris West sobre las cosas extrañas que pasan en la ciudad.
La impresión es tan grande que se queda sentada en la orilla de su cama, incapaz de realizar cualquier movimiento.
No sabe cuánto tiempo pasa así, pero en un momento su mirada viaja hacia el cuadro que tiene encima del tocador; una fotografía de ella y sus padres en un jardín hermoso. No recuerda dónde es ese lugar o haberse tomado esa foto, pero el cariño que transmite es cálido y comienza a calmar sus nervios. Por lo que, lo siguiente que hace es buscar un contacto y llamar, necesitando escuchar una voz más que nunca.
—Hola, mamá —el teléfono es atendido después del segundo tono, y es recibida con un saludo de una tranquila voz, lo que hace que vuelva a respirar con normalidad—. Yo... no sé si... lo qué esta pasando... pero... —no es capaz de formular una oración coherente, así que toma una respiración profunda, para luego preguntar—: ¿Recuerdas al hombre que me salvó la otra vez? El que estaba vestido de rojo...
—Claro —responde la mujer—, ¿pasó algo?
—No —niega rápidamente para no preocuparla—. Es sólo que... ¿tú me creíste? Cuando dije que era veloz y todo eso.
—Por supuesto que sí. Lo hice y siempre creeré lo que tú me digas, cariño —declara suavemente—. Además, en esa ciudad ver a hombres con capacidades extraordinarias es algo bastante común. En especial él..., me parece que le llaman Flash. Creí que eras su fanática.
Algo parece hacer clic en la mente de Camila con esa última palabra, viéndose a ella misma coleccionando objetos del superhéroe o leyendo historietas donde era el protagonista.
Esas visiones, recuerdos... de su vida anterior. La verdadera.
Quiere preguntarle a su madre cómo es que también lo recuerda, teniendo una esperanza de que esté tan confundida como ella. Sin embargo, se le adelanta a hablar.
