02. Recuerdos de una vida pasada [Parte 2]

419 72 3
                                    

Me mantenía consciente con mucha dificultad, no sabía que era esta extraña oscuridad. Me era imposible creer que estaba muerta, me pregunto si la pequeña Mirai veía algo parecido.

Mirai, ¡oh!, que niña más hermosa…

El olor de los antisépticos me incomodaba, era algo que preferiría olvidar y aún así no podía, juro que los hospitales me llaman a estar dentro de ellos de una forma u otra, mi pecho ardía por solo poner un pie dentro del lugar. Cuando al fin llegué a la habitación de Koichi, él no estaba, mi corazón latió desenfrenadamente y en mi estómago se hizo un hueco.

¿Le dio una recaída? ¿Lo llevaron a cirugía? ¿Y si… y si ya?

—¡Señorita!, cálmese, respire profundo —una voz distorsionada me habló, intenté seguir las indicaciones pero me era muy difícil—. Inhale. Exhale. Inhale. Exhale.

Gracias a eso pude calmarme, ya no me sentía tan mareada— Muchas… muchas gracias. —respiraba al ritmo de las indicaciones de la enfermera.

—No se preocupe señorita —sentí que acarició mi espalda tratando de darme confort—. Su hermano esta unos cuartos más allá. Ven, te llevaré.

Asentí y me reincorporé para poder seguirla. Después de pasar dos cuartos pude escuchar la voz de Koichi en un pequeño murmullo.

—… así que quiero conversar contigo —parecía un poco alegre—. No hay muchos niños aquí con quien pueda charlar, espero y despiertes pronto.

Me sorprendí que al entrar vi a una niña con varios aparatos a su alrededor, parecía estar durmiendo pero obviamente estaba en coma, no pude evitar la mueca que se hizo en mi rostro, era muy pequeña, debe tener la misma edad de Koichi.

Cuando Koichi notó mi presencia le ofrecí una sonrisa que él me devolvió. Tristemente ya no se veía como antes, tenía los labios partidos y su piel pálida, hasta su cabello parecía brillar menos.

Me acerqué cuanto antes para acariciar su cabeza— ¿Quién es ella? —fue lo único que se me ocurrió preguntar.

—Se llama Shishio Mirai, pero le gusta más que la llamen Mirai, ella me lo dijo —sonreí y le apreté su, ahora, pequeña y delgada mejilla—. ¡¿Y eso por qué?!

—Por no estar en tu habitación cuando te vengo a ver —ahora puse mi mano en sus cabellos haciendo un poco de presión—. Me hiciste asustar enano. Pero, ¿qué haces aquí?

Se sonrojó un poco mientras apartaba la mirada— Es la única niña de mi edad… me sentía solo. —masculló aún sin dirigirme la mirada, volví a acariciar su cabeza.

—La próxima vez solo avísame que no vas a estar en la habitación —puse una mano en mi pecho—, creo que se me bajó la presión.

Hice ese comentario con la intención de que Koichi riese, lo conseguí, una risa un tanto estruendosa y tan característica de él.

—Perdón, no lo volveré a hacer —se limpió la única lágrima que se le había escapado luego de esa risotada y me abrazó poniendo su cabecita en mi panza—, no desapareceré.

Entendí muy bien esa afirmación y lo único que podía hacer era abrazarlo, no con tanta fuerza, tenía miedo de que al hacerlo él se rompiera entre mis brazos.

Extrañaba tanto a Koichi, aún no entiendo porque él de los millones de personas tuvo esa enfermedad. Pensando en la familia Shishio recordé al hermano mayor, Tsukasa, supongo que ambos compartíamos el mismo pensamiento: ¿por qué él/ella? Y lo recuerdo muy bien, su apariencia era todo lo contrario a su personalidad.

Stay Alive [Senku Ishigami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora