10. Oxígeno

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Mis piernas empezaban a fallarme por el cansancio, el agotamiento por el tiempo que llevo corriendo empezaba a pesarme. Cuando llegué al último rastro que encontré de Homura noté que era un barranco cercano a la aldea, seguramente ella piensa atacar por detrás.

Miré el agua y sentí un escalofrío por eso, debe estar helada. Tomé aire profundamente y salté, probablemente conseguí un clavado medianamente decente.

Nadé lo más rápido que pude pero no era suficiente, tal vez Koichi hubiese sido más veloz. Cuándo logré salir del agua vi como Homura encendía lo que seguramente era el almacén de la aldea.

Este ardió rápidamente por la paja con la que estaba hecho, enfurecí y le apunté una flecha hacia su mano con la antorcha. Por la sorpresa ella buscó quien la atacó, cuando notó que era yo su rostro pasó de sorpresa a horror en un segundo.

Le tomó otro segundo empezar a correr conmigo siguiéndola, conseguí tirarla al suelo cuando enredé sus pies con una onda con cuerda. Me posicioné encima de ella intentando amarrar sus manos, no quería lastimarla pues ambas nos parecíamos de cierta forma y ahora me arrepiento de eso al sentir como me daba un codazo sobre la máscara y cerca de mi ceja.

Al haberme tomado por sorpresa me aturdí un par de segundos que ella aprovechó para levantarse y correr hacia el puente que conectaba con el bosque. La rabia y el coraje empezaron a apoderarse de mi e intenté atraparla de nuevo pero ya había llegado donde Hyōga, como estaban marchándose sentí impotencia.

—¡HYŌGA! —llamé su atención a la par que me sacaba la máscara, cuando lo conseguí le ofrecí la sonrisa más socarrona y burlesca que tenía para molestarlo— ¡Dile a Tsukasa que lo voy a destronar!

A pesar de la distancia juro haber escuchado como chasqueaba la lengua, se marchó corriendo y yo empecé a buscar a la razón por la que protegí esta aldea. La desesperación se comenzaba a apoderar de mi al no encontrarla y cuando escuché de Chrome que probablemente había ido al lago de ácido sulfúrico intentando hacer de señuelo mi corazón y mi respiración se detuvieron. Sentí a miles de espinas apuñalando mi garganta provocándome ganas de llorar.

Vi como varios aldeanos se reunían cerca de mi dándome las gracias por evitar que la chica pelirosa quemaran toda la aldea y otros se alejaban e intentaban alejar a los que se me acercaron, supongo que debieron haber escuchado lo que le grité a Hyōga.

Cuando escuché un «¡Suika volvió!» sentí que al fin regresó mi alma a mi cuerpo, a lo lejos divisé su máscara y me acerqué corriendo a ella para abrazarla. Ni siquiera me fijé en quienes estaban a su alrededor, yo solo quería saber que estaba bien.

—No me vuelvas a asustar así pequeña… —mi voz salió ahogada y las lágrimas cayeron cómo cascadas por mis ojos cuando escuché el sollozo de  la pequeña.

—Perdón princesa Medusa —ella también se aferró a mi mientras temblaba como hoja en mis brazos y su voz infantil salía ahogada y entrecortada por el llanto.

—¿_-__________...? —la voz de Senku nos sacó de nuestro trance.

Intente pararme pero el codazo de Homura junto con el cansancio de haber estado corriendo los últimos tres días me hicieron tambalear. Toqué la zona afectada y sentí como de está brotaba un líquido, obviamente sangre, en grandes cantidades.

Intenté ofrecer una sonrisa pero solo conseguí hacer una mueca— Hola Senku, mucho tiempo sin hablar… nos…

Luego de eso todo se volvió negro, había caído inconsciente.

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Stay Alive [Senku Ishigami]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu