03. Esperar

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Me senté torpemente mientras observaba como fragmentos de piedra caían de mi cuerpo, no tenía ropa por lo que una ventisca fría chocaba contra mi espalda, un escalofrío me recorrió el cuerpo y cubrí mi pecho con mis brazos. Mi respiración estaba volviéndose irregular y un dolor en mi pecho comenzaba a instalarse, estaba perdida.
 
—Respira profundo —o tal vez no— inhala y exhala lentamente. —sentí algo cubrirme, olía un poco extraño y era un poco pesado.
 
Aunque reconocí la voz quise mirar a quien me ayudó, nunca imaginé que Tsukasa sería el que me saque de ahí. Escupí el anillo que me dio mi hermano y me lo puse en mi dedo anular de mi mano derecha luego de limpiarlo.
 
—¿Qué ocurrió? —tomé los bordes de la túnica de piel con una mano y con la otra agarré la mano de Tsukasa para levantarme.
 
—El mundo entero se petrificó —tuve un ligero mareo al pararme completamente por lo que puse más peso sobre Tsukasa, me reincorporé y el continuó su explicación mientras me guiaba a quién sabe dónde—, pasaron más de 5000 años de eso. Actualmente estoy construyendo un imperio.
 
Yo solo lo miraba incrédula, nada de eso parecía creíble— Espera un segundo, ¿me estás diciendo que la humanidad está acabada? —Él asintió y yo solo solté un bufido en un intento de risa— ¿Algo más que deba saber?
 
—Te desperté para que me ayudes a liderar —abrí mis ojos como platos ante esa afirmación, era la cosa más tonta que había escuchado—, serás mi mano derecha, eres la única persona en la que mínimamente puedo confiar.
 
—¿Qué demonios Tsukasa? —de la sorpresa casi tropiezo con una raíz— ¿Por qué yo? Soy inútil en este mundo. —“Además intenté suicidarme" agregué en mi cabeza.
 
—Necesito de alguien fuerte y que entienda mi visión del mundo, tú tienes ambas cosas —caminó varios pasos delante de mi antes de girar para hablar de frente—. También no tienes más opciones.
 
Pensé mejor la situación y él tenía razón. No era buena idea quedarse sola en una jungla desconocida. Suspiré y volví a cubrirme con la túnica de Tsukasa, empezaba a resbalarse de mi cuerpo.
 
—Lo haré —levanté mi mirada para verlo a los ojos con firmeza, noté como él sonreía de lado fascinado—… siempre y cuando vayamos por el mismo camino.
 
—Definitivamente extrañé eso —giró levemente su cabeza para indicarme que lo siguiera, cosa que hice rápidamente, al llegar a su lado lo miré confundida—. Tus ojos. ¿Recuerdas cuando hablaste de mi presencia? —asentí— Pues creo que tus ojos tienen un efecto similar.
 
—¡Ja! Debería esconderlos entonces —cubrí mi cabeza con la túnica de león—. Nunca me ha gustado destacar.
 
Hubo un silencio entre los dos donde yo me dediqué a observar con cuidado mi entorno, pude notar unas cuantas estatuas rotas, supongo que tuve suerte de no romperme. Y que Tsukasa me encontrara. Un momento…
 
—¿Cómo fue que tu despertaste? —pregunté aun observando las estatuas y al fijarme mejor esas rupturas fueron provocadas— No me estás contando todo.
 
—Un par de chicos que despertaron antes me ayudaron.
 
—¿Y dónde están?
 
—Uno está en mi imperio —al llegar había una piedra de forma triangular enorme que tenía varios espacios parecidos a cuevas, estaba sorprendida, ese lugar tenía una buena ubicación estratégica—… el otro está muerto, yo lo asesiné.
 
Lo miré sorprendida, mi respiración se detuvo por un par de segundos, al juntar las piezas puedo asegurar que él es culpable de las estatuas rotas. Tsukasa caminó normalmente luego de aquella declaración.
 
Mis palabras se atoraron en mi garganta por lo que tuve que carraspear antes de seguir hablando— ¿Cómo te sientes al respecto?
 
—¿Debo responder? —a decir verdad no quería la respuesta, fue la única cosa que se me ocurrió decir.
 
—Realmente no. —la caminata continuó un par de segundos hasta que llegamos frente a un chico que tenía un carcaj y un arco. Él solo nos miró confundido expectante a las ordenes de Tsukasa. De repente recordé lo que había dicho sobre mis ojos por lo que me escondí más entre aquella piel de león.
 
—Llévala con Yuzuriha para que le haga un vestuario con las pieles de la caza de ayer —al escuchar ese nombre mi corazón se detuvo. ¿Cuál es la probabilidad de que sea la amiga de Senku?—. Te dejo bajo el cuidado de Ukyo, espero verte en un par de horas, tengo cosas que arreglar.
 
Mi respiración empezaba a volverse errática, no pueden ser  la misma chica. Porque si son la misma chica uno de los dos está muerto, Senku o Taiju. Probablemente sea Senku él es débil físicamente e incapaz de mentir si se trata de ciencia, aún si su vida dependiera de ello. Escuché una voz que estaba totalmente distorsionada, el sudor frío y mi corazón retumbando en mis oídos me impedía concentrarme en esa voz.
 
—Respira profundo —pude escuchar a duras penas antes de sentir un par de brazos rodearme y aplicar presión en mi cuerpo—. Concéntrate en mi voz y en nada más.
 
Poco a poco me fui controlando, no puedo asumir nada aún, sin pruebas eso solo se queda como una hipótesis.
 
—Lo siento por eso am… ¿Ukyo? —“z, y, x, w, v...” comencé a nombrar el abecedario al revés en mi cabeza, era algo que me enseñó el Señor Byakuya para calmarme.
 
—Me alegra que funcionara —soltó un suspiro de alivio—, perdón por abrazarte sin tu permiso, leí que apretar el cuerpo ayudaba con los ataques.
 
—No te preocupes, si me ayudó y no me molestó —escuché la risa nerviosa del chico—. ¿A dónde tenías que llevarme?
 
—¡Ah si! Vamos, te llevaré al lugar donde ella confecciona la ropa. —sentí un nudo en la garganta con eso. “La amiga de Senku es buena con confeccionando todo tipo de ropa”
 
—Disculpa… ¿de casualidad hay un chico con ella? —pregunté intentando estabilizar mi voz lo mejor que pude.
 
—Si, un chico llamado Taiju… ¿Los conoces? —él se detuvo y yo continué caminando aún sin saber el camino.
 
Cuando paré di media vuelta para verlo de frente, la piel que hacía de capucha se resbaló de mi cabeza dejando expuesto mi ojos llorosos— Espero que no… porque si sí los conozco eso quiere decir que a quien mató Tsukasa era Senku… mi Senku.
 
Mi voz se quebró y mi respiración volvió a descontrolarse. Ukyo volvió a abrazarme no tan fuerte como antes. Acariciaba mi espalda suavemente buscando calmarme, cosa que logró.
 
—No se lo digas a Tsukasa. —pronuncié apenas con un hilo de voz.
 
—Tranquila —se apartó un poco de mi para poder verme a los ojos—, ¿probablemente no quieras ir verdad? —negué con mi cabeza— vamos, te dejaré donde duermo y saldré a verte unas ropas.
 
Asentí mientras volvía a ponerme la capucha de forma torpe, Ukyo me ayudó a acomodarla y se ofreció como apoyo para que pudiera caminar.
 
—Nunca mencionaste tu nombre. —con cuidado de ayudó a sentarme en la pequeña cama de la habitación.
 
—No pienso decírtelo, por ahora.
 
Escuché su risa alejarse, me había quedado sola, otra vez. Miré el alrededor, todo se sentía frío, acerqué mis rodillas a mi pecho y comencé a llorar. Papá, Koichi, mamá, Shōta y ahora Senku.

¿Qué hago ahora que todos los que me amaron están muertos?

¿Esperar?


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Al fin pude entregar mi proyecto parcial, ya puedo dormir y escribir con calma 😭

- Byakurō -
12/03/2022

Stay Alive [Senku Ishigami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora