15. Esperanza

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Taiju y Yuzuriha me miraban sorprendidos al borde del llanto, instantáneamente saltaron sobre mi llorando y llamándome por mi nombre.

—Estoy bien, sigo viva —palmee sus espaldas intentando calmarlos pero la fuerza que ejercía Taiju en su abrazo empezaba a asfixiarme—. Me cuesta respirar…

La primera en separarse fue Yuzuriha quien me tomó de los hombros y empezó a sacudirme— ¡¿Por qué nunca dijiste que eras tú?! ¡¿Por qué nunca te acercaste?!

Sentí un nudo en la garganta— No estaba en mi mejor estado… perdón Yuzuriha. —tomé sus manos suavemente y acerqué mi frente a ellas, estaba haciendo una reverencia.

Senku llegó como mi salvador desviando la atención de todos hacia su proyecto, el tanque. Sentía el tiempo pasar más rápido, además de una extraña sensación de pinchazo que tenía en mi pecho. Parecido a un mal augurio.

Ayudaba con el proyecto pero era más como si estuviera un robot en mi lugar, seguía una orden y esperaba la siguiente. Eventualmente Chrome había conseguido escapar por su cuenta y Senku realizó un trato con Ukyo. Una guerra sin muertes, no me sorprendió que haya aceptado rápidamente. Lo que si me lamenté fue no haber podido hablar con él pero no podía poner en riesgo el plan.

Estábamos a nada de realizar el ataque para tomar la cueva de los milagros y miraba el cielo intranquila, el malestar en mi pecho crecía al punto de que mi respiración empezaba a asfixiarme.

—¿Por qué siempre que Senku propone algún plan descabellado pareces no impresionarte? —la voz de Gen me hizo reaccionar de mis divagaciones— Hasta Taiju y Yuzuriha parecen sorprenderse pero tu solo dices “ah”.

—Supongo que me llegaría a sorprender si me dice que va a hacer una máquina del tiempo con las cosas que tiene ahora. —respondí sin mirarlo, estaba completamente perdida en mis pensamientos.

—¿Estás bien, ________-chan? —Gen tocó mi brazo y salté en mi puesto por la sorpresa— Has estado extraña estos últimos días.

—No tengo ni idea… solo siento que todo pasa muy rápido —toqué mi pecho mirando al suelo notando los pies descalzos del mentalista, apreté un poco la tela sobre mi pecho—. Creo que solo es mi paranoia pero tenía la misma sensación antes de que alguien cercano muera.

—Yo también creo que sólo es tu paranoia —me entregó algo envuelto en una piel de animal, al desenvolverlo me sorprendí al ver que era mi máscara—. En veinte minutos comenzará el ataque.

Asentí y comencé a prepararme, tomé la katana que me había hecho el viejo Kaseki acomodándola en mi cadera. Miré la capa de león que Tsukasa me había entregado hacia ya mucho y dudé si ponérmela o no. Al final opté por usarla, sería tonto no usar la imponente figura de la Reina. Por último tomé una de las cuerdas que habían preparado con antelación y la acomodé al lado contrario de la katana.

Me acerqué al tanque esperando el disparo de este. Al escuchar como chocaba comenzamos el ataque, según Senku teníamos tan solo veinte segundos para resolver todo.

Con rapidez y agilidad noquee a varios de los ciudadanos del imperio. Algunos se sorprendieron de verme ahí y eso me facilitó el trabajo. A pesar de llevar la katana nunca la usé, los amarraba o golpeaba en puntos importantes pero no letales.

Al final de esos veinte segundos habíamos tomado la cueva de los milagros. Miré a las personas que habían sido amarradas y ofrecí una reverencia— Lamento mucho esto, espero sepan entender que es por un bien mayor.

Hablé firme y al enderezarme tenían los ojos exageradamente abiertos y puestos en mi. Balbuceaban algunas cosas y entre esas se mezclaba la palabra “Reina”, nunca me había resultado tan incómoda hasta ahora.

Stay Alive [Senku Ishigami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora