T R E C E | S I M U L A C I Ó N

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«No contestaba a mis llamadas y eso me enfadaba bastante porque significaba que me preocupaba por ella cuando no debía hacerlo»

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«No contestaba a mis llamadas y eso me enfadaba bastante porque significaba que me preocupaba por ella cuando no debía hacerlo»

Gato.

El movimiento de la furgoneta me mareaba demasiado, hasta tal punto que casi vomitaba lo poco que había cenado con Gato hacía más de una hora.

Miré a los 3 hombres que se encontraban frente a nosotros en la furgoneta, cada uno con armas como si fuesen policías, pero los pasamontañas y la mirada de asesino que nos dedicaban, me hacía pensar que no eran de los nuestros y podía notar a Cronos más nervioso que yo. Al mirarlo vi en su mirada su nerviosismo, pero lo camuflaba como podía y empecé a creer que era porque no se esperaba para nada esto y porque yo era una novata, la cual no podría ayudarle tan bien para salir de esta los 2.

Nuestras manos estaban atadas y no podíamos movernos, ya que, tan solo el mínimo movimiento, todos ellos nos apuntaban a la cabeza.

En voz baja, pregunté a Cronos;

—¿Qué coño es esto?

Él me miró fugazmente antes de contestar y noté como en su mirada quería trasmitirme algo que se me escapaba.

—No tengo ni idea.

—Tu eres el experimentado y yo la novata —susurré mientras el sonido del móvil de uno de ellos interrumpía el silencio junto con los frenos de los neumáticos, que nos hacían movernos de un lado al otro—. Se supone que debes saber de que va.

—¿Tu te crees que soy el ojo que todo lo ve? —preguntó, cuando su mirada vio algo en mi cuello—. El collar. Hay que romper el collar —murmuró en muy baja voz.

—No sé como, ambos tenemos las manos atadas en nuestra espalda.

Cronos miró a los 3 hombres, el cual uno de ellos hablaba por teléfono en un idioma que desconocía mientras nos miraba. Vi como mi compañero hizo el más mínimo movimiento con las manos pegada a sus espaldas y los gritos de ellos hicieron que frenara.

—Como vuelvas a hacer el más mínimo movimiento meteré varias balas en tu boca —dijo con un acento bastante marcado, juraría que podría ser alemán, pero no estaba segura.

Tragué saliva al mirar como apuntaban a mi compañero y traté de tomar un anillo que tenía puesto en mi dedo índice y empecé a rasparlo sin que nadie lo viera en mi espalda para romper las bridas de mis muñecas. Pero era bastante complicado y tuve que parar al instante cuando ese hombre apuntó la pistola en mi cuello, se acercó a mi oído, oliendo como le apestaba el aliento.

—Suelta el puto anillo, puta.

Apreté la mandíbula y solté el anillo al suelo de la furgoneta y deseé estamparle mis puños en su rostro por llamarme puta, pero notar el frío metal de la pistola en mi cuello me hizo temblar y el hombre comenzó a apretar más fuerte en mi cuello y olvidé como respirar cuando noté como quería apretar el gatillo.

GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora