V E I N T I C U A T R O | S E R P I E N T E

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«Cada vez que lo miraba a los ojos, no veía chulería, veía su dolor»

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«Cada vez que lo miraba a los ojos, no veía chulería, veía su dolor»

Afrodita.

SERPIENTE.

El sonido que hacía mis puños al darle golpes al saco de boxeo era lo único que sonaba por encima de la música.

Necesitaba desahogarme, dejar de pensar en el dolor del pasado, de lo que la vida me arrebató. Necesitaba despejar la mente con el saco de boxeo, hacer que mi cuerpo se relajase de la mejor forma que había y dejar de lado las noches de sexo con mujeres que apenas conocía.

Quería algo más en mi vida, y debía dejar esas noches para poder estar con la persona que quería.

Había aprendido que la vida era bastante corta para perder el tiempo con cosas que no llegaban a nada. Y ella me lo había enseñado... Solo ella.

Dejé el saco de boxeo y caminé hacia la cocina, tomando algo de agua, cuando la foto que tenía colgada en la pared me hizo dejar de pensar.

Con el vaso de agua en las manos, caminé hacia dicha pared y miré aquella hermosa foto.

La joven rubia que me abrazaba mientras yo sacaba la foto, era una de las últimas fotos que nos habíamos sacado juntos antes de todo. Antes de que la vida nos diese un revés. La abrazaba con amor, mirándola y haciendo gestos con el rostro mientras ella reía.

Sonreí, mirándola y la añoranza, cuanto la echaba de menos y lo que deseaba volver a abrazarla, se llenaba junto con el dolor de saber que no volvería a verla.

Traté de hacer lo posible por salvarla de aquella dichosa enfermedad. Por ello me metí en el boxeo clandestino cuando alguien me dijo que era la mejor forma de ganar dinero. Me equivoqué y ni siquiera todo lo que hice, peleando y teniendo que someterme a torturas, pude hacer nada para que el destino cambiase.

El destino tenía planes para cada uno de nosotros y aquel día fue el peor de mi vida.

Alargué la mano, toqué con suavidad la foto, más precisamente a aquella hermosa rubia de la que estaba más que enamorado y susurré;

—El mundo sería un lugar mejor si tú estuvieras aquí.

Salí de mi piso cuando ya había caído la noche, tras entrenar toda aquella tarde y, dispuesto a ver a aquella mujer que conocía desde hacía años, me subí al coche y conduje por las calles de Londres hasta llegar al edificio donde trabajaba.

Después de tantos años sin sentir nada por nadie, después de lo que sufrí, me había enamorado de alguien y ese alguien era Afrodita, la cual estaba prohibida para mí. Pero era una relación difícil, por no decir que imposible.

Al bajar del coche, entré al edificio tras encontrarme con Venecia vigilando que nadie sin autorización entrase.

Lo saludé.

GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)Where stories live. Discover now