GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)

V E I N T I O C H O | C E L O S O

«No me gustó verla a solas con él. Jamás me había pasado, pero ese día sentí fuego dentro de mí y necesitaba irme»

Gato.

FELINA.

Subí las escaleras del edificio en busca de Gato. Esa noche no iba a luchar, pero ya empezaba a ser una costumbre que lo fuese a ver entre semana.

Cada día el caso se enrevesada más y había más dudas que respuestas. Tanto Cronos como yo empezábamos a sospechar de alguien de la comisaría, sobre todo por el secuestro que sufrimos los 2 hacía unos meses, cuando empecé a adentrarme en el mundo del boxeo.

Habían cosas que se me escapaban y sabía que todavía quedaban muchas otras cosas más que podríamos descubrir. Sobre todo, las desapariciones de hombres jóvenes y mujeres, pero en especial chicos entre 18 y 25 años de edad, que desaparecían misteriosamente en Londres, como el caso de Charlie. Y no era un misterio para la policía, ya que sabíamos que el motivo era este, el del boxeo.

Los que tenían dinero y contactos, podían pagarle a la mafia del boxeo para que no secuestrasen a sus familiares y así creaba un círculo que les daban mucho más poder a todos ellos.

Me enfadaba cada vez que pensaba en todo esto y como se podía llegar a este punto.

Observé un mensaje de Cronos, en el que decía que nos veríamos después para el caso, cuando choqué con un pecho fuerte.

Levanté la vista y supe que no era Gato, ya que él tenía tatuado cada centímetro de su piel. El dueño de este pecho tenía un tatuaje de una serpiente en uno de sus brazos, por lo que me puse nerviosa al ver al dueño de ese cuerpo después de que supiera que era una policía infiltrada.

Me tensé y noté como Serpiente me miraba con una pequeña sonrisa ladeada y solo deseaba que él no le contase a nadie mi secreto, porque si no mi carrera y el caso iban a ir directos a la basura.

—Veo que no te fías mucho de mí.

Serpiente parecía normal, como si no le importase que fuese policía, no como Afrodita o Gato, los cuales los odiaban a más no poder y eso me hacía sentir miedo si un día lo llegasen a saber. Serpiente parecía diferente en ese sentido.

—Mi trabajo me impide fiarme —susurré mirando hacia todos lados, y al ver que no había nadie en ese lugar, continué. —Lo siento, gafes del oficio.

El hombre rubio asintió sin dejar de mirarme, mientras que sentía que algo pedía a gritos su mirada. No sabía el motivo, pero mis ganas por ver a Gato se incrementaban cuanto más tiempo me encontraba con Serpiente.

—Lo comprendo. —Se tocó la barbilla y luego preguntó. —¿Podemos hablar y que no salga de aquí?

Faltaría más después de que guardase mi secreto. Visto que aún seguía con trabajo y Gato me dirigía la palabra.