T R E I N T A | H A B I T A C I Ó N D E S C O N O C I D A

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«Me asustó verla tirada en el suelo y con sangre en su cabeza

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«Me asustó verla tirada en el suelo y con sangre en su cabeza. Solo quería llevármela de allí y curarla, alejarme de ese lugar y estar a su lado»

Gato.

El sonido del viento me despertó.

Me costó bastante abrir los ojos al principio y solo pude abrirlos muy poco, observando una ventana suavemente abierta. Me pareció de lo más extraño el lugar donde se situaba esa ventana, ya que no parecía mi cuarto donde me había acostumbrado a dormir en el piso que me habían asignado para esta misión.

Al tratar de moverme noté un fuerte dolor en un lado de mi cabeza, como si me hubiese dado un fuerte golpe, entonces fue ahí cuando me vinieron varios flashes de lo que había pasado esa noche.

Gato y yo en la gala y tras oírse disparos, todos salieron corriendo, consiguiendo empujarme, desestabilizarme y hacer que me golpease la cabeza 2 veces, una en la pared y otra en el suelo.

Entonces, conseguí abrir los ojos casi por completo, descubriendo que, como me imaginaba, no era mi cuarto. Ni siquiera era el cuarto de Gato donde se escondía en cada combate. Era una habitación acogedora y me encontraba acostada en una cama bastante cómoda. Cuando pude mirar mejor, vi que llevaba puesto un suéter bastante grande para mí, de hombre. Noté entonces el movimiento de una sombra en el cuarto de baño, el cual estaba en ese cuarto y con la puerta cerrada.

Empecé a alarmarme y traté de moverme, pero mi cabeza me hizo parar al instante, cuando la puerta se abrió al completo y vi a ese hombre, el dueño de ese cuarto y de la prenda que llevaba encima. Tan alto, atractivo y con esos tatuajes que tanto se diferenciaban de otros hombres.

Gato me observó y en sus ojos hubo una emoción que no supe descifrar en el estado en el que me encontraba, recién despierta, desorientada y sin saber exactamente que había pasado en esa gala.

—Felina... —susurró Gato, acercándose a mí y, al mirarlo con claridad a sus ojos, él acarició su mejilla con dulzura—. No hagas movimientos bruscos. Acuéstate, te has dado un buen golpe en la cabeza.

Traté de volver a acostarme y sin duda, lo cómoda que era la cama se lo agradecí, porque mi cuerpo se sintió acogido por ese colchón.

Al volver a abrir mis ojos, vi lo preocupado que estaba Gato.

—¿Cómo te encuentras? —cuestionó.

—Me duele bastante el golpe.

—Me lo imagino —contestó, moviendo delicadamente sus labios, pero su seriedad seguía estando ahí, junto con su preocupación.

—¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos?

Gato suspiró y se sentó en la cama, mirándome.

Me tomó de la mano con cariño y dijo;

GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)Where stories live. Discover now