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Win abrió su casillero aburrido, ahora tenía más tarea que ropa en su closet y eso no era nada bueno. Las matemáticas no le cabían en la cabeza, pero siempre se las arreglaba de una forma para resolver todo. Cerró de golpe la puertecilla, mientras caminaba por los pasillos escuchó una voz familiar. Sonrió con picardía y se asomó por un lado. —Allí estás..— Caminó sigilosamente hacia él quién movía rápidamente sus dedos, con los ojos cerrados en el instrumento. Y cuando estuvo a punto de acabar, Metawin se tiró de golpe en sus piernas. Causando un molesto ruido de parte del piano. —¿W-Win? ¡¿Qué haces aquí?!—
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—Pensé que solo te gustaba tocar el violín...Lo haces muy bien.—
—G-Gracias..Y-Yo toco m-muchas c-cosas..—
—¿En serio? ¿Y qué clase de cosas te gusta tocar...O te gustaría?— Susurró en su oído, haciendo que el alfa se estremeciera.
—Él...D-Digo..l-la trompeta..—
—Mmm..Pero dejando de lado los instrumentos...—Colocó una de sus manos en su pecho, y empezó a bajarla lenta y seductoramente.
—N-N-No...y-yo..—Empezó a tartamudear y a trabarse como una radio vieja, mientras trataba de formular una oración.
—N-No s-s-sé que d-dices..—Se acomodó los lentes un par de veces, nervioso.
—Bueno entonces, te voy a enseñar a tocar cosas que no solo sean instrumentos.—
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Se levantó, cerró la puerta con seguro al igual que con las cortinas, de igual manera las cerró, dejando a la habitación un tanto obscura. Se sentó encima de él, cara a cara, y juntó sus tobillos, apresando a Vachirawit, quién estaba nerviosísimo. —Quitaré esto por un momento..—Avisó, arrebatando rápidamente sus lentes.
—¡Espera! ¡Si me los quitas no veré nada de lejos!—
—No me alejaré así que no los necesitas cariño....—
Empezó a desatar los botones de la camisa de cuadros color verde de Bright, el alfa lo miraba con vergüenza, él deseaba tenerlo así de cerca todos los días.
Pero tenía miedo, miedo de sacar eso, que siempre ocultó, y que esperaba nunca más tener que sacar. Ese lado brusco de él, así lo llamaba. La otra cara de la moneda.
