𝐈𝐭'𝐬 𝐦𝐢𝐧𝐞© {Brightwin}

39

El omega cargó con mucha dificultad a Vachirawit, hasta su tienda de acampar.

Aunque aún seguía algo cohibido por lo último sucedido, se sentía responsable de Bright en ese estado, no quería dejarlo solo y qué le sucediera algo malo. 

Nunca antes había visto a su alfa pasado de copas. Eso era algo nuevo.

Metawin lo recostó, y besó su frente. El azabache se removió encima de las sabanas rosadas de la cama de Win. Este se percató de lo transpirado que estaba su novio, probablemente habría sudado por el alcohol y la fogata, así que para no causarle molestia al dormir, retiró su grueso abrigo y lo arrojó en la esquinita. De igual forma no tendrían frío, su omega estaría allí para darle calor.

El mencionado se recostó al lado de Chiva-aree, admirando su hermoso rostro, ahora dormido. Cuando de la nada y sin previo aviso, el alfa se posó encima de él.

Sin duda se paralizó al ver como se desnudaba en frente de él. 

—Q-Quiero...—susurró, con las mejillas enrojecidas.

 —¿Quieres?—respondió saliendo del reciente shock, no podía dejar de ver esa gran cosa que rosaba su muslo, completamente dura.

—T-Tocarte.—habló.

—Aún estás ebrio Bright.

—P-Prometo q-que no lo estoy.—aseguró ruborizado.

Viajó a lo largo de su abdomen hasta sus pecho, mordisqueando su piel, dando suaves y lentos besos. Lamió uno de ellos, prodigando sus pezones con su lengua, hasta que el estuvo temblando debajo suyo. 

Lo volteó e introdujo dos de sus dedos en su boca, llenándolos de saliva. 

—Uh~

Soltó un leve quejido cuando sus dedos entraron en su cavidad. Empezó a moverlos, buscando ese punto especial. Cuando lo encontró empezó a empujar con sus dedos en ese sitio. Disfrutó ver el rostro lleno de desesperación del castaño. Quién retemblaba a cada instante, y mordía la almohada tratando de no soltar ruidos. Sin embargo llegó un punto en el que ya no los pudo contener, fue cuando el azabache lo volteó nuevamente y empezó a refregar su miembro de una manera agresiva, simulando embestidas.

—¡Bright Dios mío lo haces tan bien! ¡Sí mi alfa más rápido!~

La tienda de acampar se movía bruscamente, como si se fuera a virar o a quebrar de alguna forma. 

El calor debajo de la manta que los cu bría era sofocante, terminaron tirándole hacia atrás. 

Finalmente los muslos de Metawin temblaron y se estremeció con lágrimas en los ojos. Su orgasmo lo quemó y lo dejó jadeando después.

Sin duda su alfa podía hacerlo llorar de muchas maneras. 

Vachirawit cayó al lado de él, exhausto. Lo miró y sonrió tímidamente.

—¿P-Podemos h-hacerlo de n-nuevo?—preguntó.

Metawin lo observó asustado.