15. Esen.

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15.

Este capítulo contiene escenas explícitas de contenido sexual.

Cuando ingresamos al elevador, Constantino se apresuró a señalar su piso, pero no volvió a hablar el resto del camino, sí volvió a chequear su teléfono por tercera vez en diez minutos.

Apenas me había hecho unos golpes, lo más obvio un corte debajo del ojo o el punzante dolor en mi tobillo, quizás era mi mutismo el que empeoraba la situación.

Cuando llegamos, el ascensor abrió sus puertas hacia la oscuridad del pasillo, realicé una mueca al apoyar el pie en un paso.

Alejada del calor del momento, el dolor comenzaba a ser una molestia.

Constantino me evaluó con preocupación.

──Ven.

Pasó un brazo detrás de mi cintura y el otro detrás de mis rodillas, tardé un momento en notarlo hasta que me cargó en brazos, el ascensor se cerró detrás de nosotros.

Me aferré a su cuello mientras él nos guiaba con una increíble facilidad, no tuvo problemas mientras metía el código de su departamento, antes de ingresarnos al lugar.

Creí que me cargaría hasta la habitación, bien sabía que necesitaba un buen descanso, pero él me guió más allá, hasta el baño privado.

Una vez me dejó sobre el tocador, decidí sostenerme a la superficie de granito.

Constantino rebuscó un botiquín en las gavetas, esperé mientras arremangaba su camisa blanca, dejando sus fuertes antebrazos expuestos.

Se arrodilló para tratar la herida, con mucho cuidado, aplicó una loción que ayudaría a evitar la hinchazón, y un vendaje experto que ayudó a calmar el ligero latido en mi pie.

Luego se enderezó para continuar.

──Alza la cabeza, y cierra los ojos.

Así lo hice, apenas, observé su mirada lila, más brillante bajo la luz del tocador, mientras él se disponía a aplicar un spray bajo mi pómulo.

──Esen, cierra los ojos.

Esa vez sí hice lo que me pidió, sintiendo la leve picazón.

En el club me había mantenido muy cerca, pero entonces apenas sostuvo mi mentón lo suficiente para no entorpecer su tarea.

──¿Duele?

Solo entonces buscó mi mirada, bajé la vista a sus labios entreabiertos, sintiendo el leve rubor ante la dirección de mis pensamientos.

──No, nada.

──Bien. ──Presté atención a cada detalle, a la maestría con la que rebuscó hasta dar con un pequeño artefacto como un lápiz──. Quiero medir si no tienes alguna contusión, no puede ser grave, todavía tienes el dhampyria trabajando en tu sistema.

Asentí, obedeciendo a las indicaciones mientras él utilizaba ese artefacto para analizar lo que fuera que necesitara.

──Mira hacia arriba, abajo, a la derecha, y ahora a tu izquierda.

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