48. Esen.

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48.

──¿No vas a decirme qué sucede, cariño? ──ofreció Caín en tono amable.

──Ya escuchaste todo, tú y tu familia.

Caín asintió, sin sacar la vista de la carretera, no agregó nada más en todo el trayecto, Rival Cavale volvió a enviarme un mensaje desde el teléfono de Raizel, diciendo que ella estaba dormida y que mañana cuando despertara la haría llamarme.
Ellos definitivamente estaban en algo si él lo lograba.

Hicimos el camino sumidos en un cómodo silencio, incluso cuando llegamos hasta el penthouse de Caín, el cual se encontraba iluminado en tonos neón, que él apagó y reemplazó por las luces fluorescentes de la ciudad que se derramaron dentro del departamento al dejarlo a oscuras.

──¿Quieres tomar algo?

Fui directo hasta el sofá en medio de la sala y fue ahí donde me acosté mientras observaba el paisaje onírico de la ciudad, sus torres espejadas y carreteras como haces de luz entre ellas.

Mi introspección se vio interrumpida por el incesante timbre del teléfono de Caín.

──Hermanito ──atendió el llamado.

Por la forma en que Caín rodó los ojos mientras servía hielo en su vaso, supuse que Constantino había empezado toda una perorata.

──¿Crees que sería capaz de meterme con tu novia? ¿Por quién me tomas?

No escuché lo siguiente.

──Bueno, obviamente, a alguien aquí le cuesta mucho soltar.

Luego volvió a rodar los ojos, de forma exagerada antes de retomar en el teléfono.

──Constantino, mejor ve y relájate, toma un té y luego vuelves a hablarme.

Después de cortar, apoyó ambas manos sobre el mostrador para mirarme con expresión sardónica.

──Supongo que esto no es enteramente por tu amiga.

──Lo es ──le corté, luego me recompuse para sentarme de mejor manera en el sofá──. Bueno es verdad, no es solo eso.

Caín continuó preparando su trago, limpió la barra y acomodó todo en su lugar como si fuera un viejo cantinero escuchando los problemas de su clientela.

──Constantino nunca es sincero conmigo, me oculta cosas y… ¿qué?

Esbozó una sonrisa lobuna, luego se acercó para extenderme un vaso de whisky, antes de beber el suyo.

──Puras mentiras.

──¿Disculpa? ──lo encaré.

──Solo huyes, Esen, inventas excusas para hacerlo, otra vez ──teatralizó mientras caminaba por la habitación──. No puedes llevar tanto tiempo con Constantino sin saber que el tipo es como es, lo único que veo aquí, cariño, es que tienes miedo al compromiso.

Sus palabras se me presentaron como una clara ofensa.

──No es verdad.

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