Bitácora del Profesor Asier.

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Bitácora del profesor Asier.

Está claro que la ética y la ciencia no tienen nada que ver, no son cosas que vayan (y muchas veces no suelen ir) de la mano, la moral y las costumbres no en pocas ocasiones nadan por un espacio diferente no solo a lo propiamente científico, sino incluso al mundo jurídico que nos rige y controla.

Creo que debes entender esto, lector, porque quiero que entiendas que aunque la ley regía los límites de la ciencia y yo ─ciertamente─ los había traspasado, espero quizás me comprendas desde la moral, desde la virtud, desde los sentimientos que dirigen el sentir humano (nunca me gustó la diferencia utilizada para dividir humanos y vampiros cuando ambos caemos en muchos lugares comunes).

No quiero que me entiendas a mí, lector, sino lo que hice, que encuentres lo racional en mis acciones.
Las personas a menudo anhelamos sentirnos comprendidas.

Uso esta primera persona para calar hondo en tus impresiones, quiero que entiendas por qué acepté trabajar con los Karravarath aun a sabiendas de lo escandaloso de su investigación.

Espero usar el lenguaje más sencillo para tu entender, discúlpame si en algún momento crees que no sé formar mis ideas en un lenguaje coloquial, también disculpa el caos y la rimbombancia de mis palabras.

Cuando Eliseo Karravarath me contactó, apelando a la verdad, estuve emocionado, él era no solo miembro de los fundadores sino también un profesional reconocido en su campo, tenía además un hijo excepcional.

Debo decir que pocas veces escuché a una persona hablar con tanta elocuencia y conocimiento de ciertos temas como a Constantino Karravarath, él era la persona gentil que su padre nunca llegó a ser.

Eliseo siempre fue demasiado excéntrico, demasiado frío en sus ademanes y vacío en sus palabras, que no era extraño suponer que pertenecía a la primera casta de vampiros, vivió demasiado como para que podamos conmoverlo, y eso lo demostraba con sus experimentos.

Lo vi cortar brazos y piernas a los suyos sin ningún remordimiento, desmembrar a distintos tiempos de velocidad para medir el ritmo de curación de su raza (eso siempre fue algo que lo fascinó, porque creo que siempre creyó que era un paso antes de encontrar la completa inmortalidad).

Como señalé anteriormente, su hijo era diferente, y creí que seguirlo era correcto porque Constantino buscaba una forma de volver a los humanos inmunes al virus dhampyria, ¿no sería increíble?
Un mundo sin enfermedades, sin gastos de recursos porque las personas podrían alimentarse unas de otras, con sangre que volvería a ritmos acelerados.

Esto, y debo dejarlo en claro, lector, no tiene nada que ver con el canibalismo que aplican en la Vieja Alianza y que es lo más parecido que se me ocurre a la barbarie.

Bien, nosotros comenzamos las pruebas en los Criadores, Constantino me dijo que los daños colaterales serían mínimos y controlados y yo, quizás anhelando sacarme algo de culpa, le creí.

Los primeros sujetos de prueba fallaron, y Constantino explicó que cada avance necesitaba sus riesgos, y yo acepté porque ni él ni yo los estábamos tomando.

No todas fueron perdidas, hubo algunas personas que adaptaron el virus a su cuerpo y sobrevivieron, pero el hambre terminó por matarlos a todos.

Lo ocultamos como una epidemia y el Estado y la corona miraron a otro lado, después de todo, la familia Karravarath tenía sus buenas inversiones en la nación.

En cierto modo sí ocurrió como una epidemia, gente siendo puesta en cuarentena, yo cruzaba el Criadero tratando de huir de los gemidos de dolor y veía a Constantino cerrar los ojos de personas muriendo a causa de grandes erupciones.

Entonces la conocí, ella era una donante, una mujer de treinta y seis años que había perdido tres hijos en un ataque a su Gex y no le quedó más que servir a los Criadores para poder mantenerse.

Fue una de las personas puestas en cuarentena, ellos creían que era por algo viral, la verdad era que no sabíamos cuál de sus compañeros acabaría por devorarla en un ataque de sed.

Medí sus signos, todos los días, puntual, esperándolo con ansias al quinto día, ella nunca podía estar seria y siempre se las arreglaba para sacarme palabras, luego una sonrisa.

De a poco se convirtió en una luz en medio de toda esa sangre y muerte, mientras veía a mi compañero caer más y más en la locura.

Lo inevitable no tardó en ocurrir, me encontré incluso sacándola a escondidas para dejarla contemplar las ruinas de la ciudad que nos rodeaba.

Lo segundo inevitable no tardó en ocurrir.

Fui el primero en saber que Genya estaba embarazada, debido a que yo me encargaba de chequearla.
Le prometí que la sacaría de ahí, huiríamos, como cree uno en todos sus ingenuos sueños románticos.

Constantino se enteró tres semanas después, el hecho lo dejó mucho más fascinado que a mí, por razones diferentes.

¿Y cómo no lo haría? Ese bebé podría ser la llave que necesitaba para una mezcla perfecta de ADN, la base que necesitaba.

Y yo no podía dejar que él la tuviera, que mi hijo pasara por la mitad de las cosas a las que exponíamos a los sujetos de prueba.

Entiendo que veas la hipocresía, lector.

Me aseguré que Genya escapara, dio a luz con otro nombre en un Criadero muy lejos del nuestro, le hice creer a Constantino que ella murió atacada por uno de sus compañeros, pero creo que él nunca me creyó.

A veces creo que todavía lo busca, a ese hijo o hija, el resultado del experimento de su vida.



Día 10, del año 323 de Instauración.

Sé que intentar esconder a mi bebé es imposible, por eso solo me queda esperar que el momento del ataque no sea sorpresa.

Es por eso que te pido ayuda, Nathaniel, sé que tu vida fue arruinada por los Karravarath y sé que nunca podré pedirte suficiente perdón por haber sido partícipe de esos experimentos, sé que yo soy más un enemigo que tu aliado, puedes enfrentarme cuando llegue su tiempo, ahora por favor te pido que me ayudes.

¿No quisiste siempre destruir a los Karravarath?

Sé que ahora te haces llamar El Vigilante, aunque me resulta algo difícil llamarte así, Nathaniel.

No espero tu ayuda, pero te pido protejas a alguien con quien quizás puedas compartir similitudes.

Creo que incluso los monstruos tienen una debilidad.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2023 ⏰

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