Decalcomanía (Novela 2)

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Mayo, 1990

Liú Tian era insistente, él lo sabía, por eso no podía conformarse con las cosas cuando no salían como lo había planeado. Cuando el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad del listado de dolencias psiquiátricas, Luan y Tian lloraron abrazados mientras leían aquel titular en el diario. Llamó a Xiao Zhen todavía eufórico, contándole aquello apenas escuchó su voz al otro lado del teléfono.

Ahora no recordaba demasiado bien lo que le dijo, pero sí estaba seguro de que repitió «libertad» un montón de veces. Charles también lloró, su voz ahogada le preguntó una y otra vez si lo que le estaba diciendo era real.

—Muy real —le aseguró.

—Ya no somos una enfermedad mental —siguió.

Y Charles lloró todavía con más fuerza.

A lo lejos podía oír la voz de Nana preguntándole a su padre si le dolía algo.

—No, hija —le contestó Xiao Zhen a Nana—. No te asustes, estoy llorando de felicidad.

Pero cuando le pidió que fuesen justos a la marcha convocada por los dirigentes de La Comunidad en la Plaza de la República, del otro lado percibió solo el silencio.

—Sabes que no puedo —dijo Charles después.

—Sabes que me encantaría —también susurró.

—Pero no puedo —repitió.

Y Liú Tian había insistido. Sosteniendo el teléfono con ambas manos, había insistido.

—Por favor —pidió.

—Es algo histórico —explicó.

—Tienes que estar ahí —terminó.

Conmigo, fue lo que Liú Tian no agregó.

—Lo siento —finalmente Charles se excusó.

—No puedo —y cortó.

Con la bandera colgando al cuello y las mejillas pintadas con los seis colores, Liú Tian asistió a la marcha con Luan de la mano. Y cuando finalizó, se encontró con Charles en un hotel. Todavía con la bandera puesta, le pidió que le hiciera el amor.

Xiao Zhen lloró en sus brazos tras contarle todo lo ocurrido en la manifestación.

Lloró muchísimo.

Pero a la otra mañana, Charles regresó con su esposa e hija.

Y Liú Tian a su casa.

Y se sintió cansado.

Muy, muy cansado.