Tecla a Tecla (Libro I)

Capítulo 1

Me despierto. Y no porque quiera hacerlo, mi ridícula alarmar me ha despertado justamente a las 6:00am, me levanto aún soñolienta de mi cama y voy al baño. Me miro en el espejo y veo mi cabello todo despeinado y mis ojos un poco rojos, en fin no estoy fresca como una lechuga, más bien parezco pescado fresco.

Busco mi cepillo de dientes y lo lleno de pasta dental y cepillo mis dientes con toda la flojera del mundo, luego lavo mi cara y salgo del baño.

¿Ahora qué me pongo?

Mi pregunta de todas las mañanas. Tengo que ir a la escuela de música a la que siempre he ido desde de pequeña durante el verano, ahí no hay nada y nadie interesante, así que me pongo lo primero que encuentro, mi pantalón alto color azul claro y mi blusa color rosada y mis zapatos de deporte.

— ¡Hija ven a desayunar!— grita mi mamá desde la cocina, mi mamá es una persona muy dulce cuando está de humor, porque cuando no lo está es como un león hambriento— Ya voy mamá— le respondo poniéndome los zapatos.

Bajo a la cocina, y mi mamá está sentada en el comedor leyendo el periódico con su taza de café que nunca puede faltar, en la mesa.

—Buenos días— digo buscando mi desayuno por todas partes de la cocina. Estoy hambrienta.

—Está en el microondas— dice mi mamá sin despegar sus ojos del periódico, como si supiera lo que estoy buscando.

Me siento en la mesa y comienzo a devorar mi desayuno.

—Te espero en el auto— dice mi papá bajando las escaleras. Mierda aún no termino de comer— Ya voy— digo tragando todo lo que hay en mi boca y saliendo a toda prisa de la silla.

—Adiós mamá— le digo dándole un abrazo— Que te vaya bien hija, cuídate.

Salgo y mi papá me espera sentado en el auto con su mirada de impaciencia. Sí, a él no le gusta esperar mucho, así que corro para que no sienta que me tarde demasiado, abro la puerta del auto y me siento en la parte de atrás y mi papá enciende el auto y vamos rumbo al lugar que para mi podrá ser la puerta para hacerme notar.

Claro eso sería posible si alguien me notara ahí.

Y ese lugar es: Music Academy everything is Possible.

— ¿Y cómo estás? Casi no hablamos— me dice mi padre mirándome por el retrovisor, y sacándome de mis pensamientos — Bien— le respondo mirando por la ventana, mi papá menea su cabeza de un lado a otro y vuelve sus ojos al camino.

No soy muy comunicativa, solo tengo dos amigas y siempre trato de aislarme de las personas, en conclusión soy muy tímida para mi gusto.

Y sí, así trato de hacerme notar. Qué ironía.

— Adiós te amo— me dice mi padre despidiéndose de mí justo en la entrada de la escuela de música— Adiós, también te amo— me despido y termino de salir del auto.

Me dirijo al enorme edificio frente a mí, y en el jardín delantero hay estudiantes por todos lados, algunos afinando sus instrumentos, otros cantando y otro simplemente hablando.

— Ami... ami... ¡¡ami!!

Me dice mi amiga Melissa, a ella la conocí aquí en esta escuela y desde que entré es a la única a la que le he hablado. Ella no es mi mejor amiga pero si podría decir que somos muy cercanas y es la única amiga que tengo en esta escuela.

Ella es muy linda, su cabello es largo, color castaño claro y ondulado, es morena y tiene un lindo cuerpo y unos ojos café oscuros que encajan muy bien con toda ella.

— Hola—le respondo con una sonrisa, pero veo que ella frunce el ceño al detallarme bien— ¿Qué te pasó en el pelo?— me pregunta con un poco de disgusto en su rostro— ¿Por qué? ¿Qué tengo?— le pregunto sin entender qué tenía, hasta que recuerdo mi rutina de esta mañana y me acuerdo que en ningún momento me peine.