Capítulo 14

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Adriel Scott.

¿Por qué no le dijiste la verdad?

—Sí, se la dije.

No, solo bailaste alrededor de ella.

—Si se lo hubiera dicho, pensaría que estoy loco.

Adriel tu y yo sabemos que no estás loco.

—Sí, si lo estoy.

No, solo me usas para escapar, eso está bien. Soy tu distracción.

Escucho rasguños en la puerta de mi cuarto, una sonrisa se dibuja en mis labios y me dirijo abrirla. Unas patas suaves saltan sobre mí mientras mueve su cola de un lado al otro, yo me agacho y él lame unas de mis mejillas con desesperación.

— ¿Cómo estás amigo?

—Ven vamos adentro.

Sbot, es mi perro desde hace 9 años, mi madre me lo regalo en mi cumpleaños número 10, él es un  Bulldog y a veces cuando me siento solo no sé como él hace para saberlo pero siempre aparece detrás de mi puerta rasguñándola.

—Eres un buen perro Sbot.

Si es mejor que hables con él, él si esta ahí.

Me siento en mi cama y él se sube a mi lado, y aunque él no sea un humano su simple compañía muchas veces lo fue todo para mí y extraordinariamente lo sigue siendo. Yo acaricio su cabeza y él se acuesta en mi cama. Yo suelo hacer eso hasta que se queda dormido. Sbot se duerme y yo también a su lado, como las veces que pasaba llorando por la muerte de mamá y él venía, y raramente me calmaba y ambos nos quedábamos dormidos de esta misma forma.

***

Fuertes golpes en la puerta hacen que me levante como loco y desorientado.

— ¡Adriel! —la voz de mi padre genera una leve corriente de ira alrededor de mi, veo la hora en mi teléfono y son las 7:30am. Mierda.

— ¡Andrea lleva media hora esperándote!

—En un momento bajo—digo mientras salgo de la cama directo al baño—Te voy a dar 5 minutos y si no sales de ahí en ese tiempo yo mismo tumbaré está puerta y te sacare por las malas.

Cepillo mis dientes y lavo mi cara, y bajo con la ropa que cargo puesta desde ayer.

Es increíble todo lo que dormí.

Obviamente llevabas varias noches sin dormir bien, tenías el sueño atrasado.

Sí, tienes razón.

Entro a la oficina de mis consultas. Y sí, mi padre creó una oficina especialmente para todos los psicólogos y psiquiatras que quieran venir a evaluarme y hacerme preguntas que realmente no quiero responder.

—Los dejo solos—dice mi padre levantándose de la silla que está a un lado del escritorio y mirándome de arriba abajo con disgusto. Él desaparece por la puerta y yo procedo a sentarme frente a mi supuesta novia.

— ¿Cómo has estado Adriel?

—No he intentado matarme de nuevo si eso querías saber.

—Todo es más complicado si te pones con esa actitud.

— ¿Y qué quieres que me siente aquí como un estúpido y responda a todas tus preguntas para complacerte a ti y a mi padre? —ella se inclina en su asiento hacia delante—Adriel sabes que aparte de ser tu psiquiatra también soy tu novia y puedes confiar en mí.

Suelto unas carcajadas de forma sarcástica.

— ¿Mi novia? ¿Estás hablando enserio Andrea?

—Sí, hablo muy enserio aunque nuestros padres nos hallan...—la interrumpo—A ver si eres mi novia como tú dices, ¿por qué mi padre te tiene que pagar para que tengas estas conversaciones conmigo? —ella me mira sorprendida—Yo... Adriel eso no...—la vuelvo a interrumpir— ¡Claro porque al igual que él solo te interesa el puto dinero! —grito y su expresión cambia de sorprendida a enfadada.

Tecla a Tecla (Libro I)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz