Capítulo 30

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Aarón Torres.

— ¿¡No has hecho nada Aarón!?

— No tengo por qué decirte lo que hago y lo que no.

— No es necesario que me digas nada... Soy observadora... Sé que estás haciendo el mismo trabajo que el de una estatua.

— Sabes que odio que me subestimes.

La empujo contra la pared haciéndola soltar un gemido de dolor, lo que genera placer por todo mi cuerpo, sonrío ante la agradable sensación y me acerco a ella y puedo ver como su rostro palidece.

Me tiene miedo eso es un hecho.

Veo como sus ojos bailan de un lugar a otro cuando ya estoy a centímetros de ella.

— Deja de querer controlar lo que solo yo tengo el control— digo mientras acaricio su mejilla.

— Pedirte información no es querer controlar...— me río sarcásticamente.

— Preciosa no puedo darte información de algo que no te incumbe... Deja de ser tan intrépida.

— Yo te proporcioné información una vez... Es justo que me devuelvas el favor.

La miro con burla en mis ojos.

— Eres tan ingenua al pensar eso.

Me pego completamente a ella y la tomo por el cuello ahorcandola.

— Yo no te debo nada a tí... Pero tú siempre me vas a deber todo a mí, tú eres inferior y yo superior, tú eres la imperfección y yo la misma prueba de la perfección... Eres una mierda comparada conmigo— digo sobre sus labios, mientras que la estúpida comienza a llorar.

La creí más fuerte...

 
La suelto, alejándome de ella. Puedo ver como su rostro está tornado de un color rojo y las lágrimas resbalan por sus mejillas.

Me encanta cuando está así.

Ella me mira aterrada cuando saco un cuchillo de mi pantalón.

— No lo entiendo, hace unas semanas eras tan fuerte y ahora ves un cuchillo y ya estás temblando... Eres ridícula.

— Aarón ya no quiero jugar contigo— dice en un hilo de voz aterrada.

— Una vez que empiezas el juego debes de terminarlo— digo con una gran sonrisa de placer en mi rostro.

Hora de divertirme.

***

Me despierto para ir al baño y luego continuar durmiendo.

Anoche descargue gran parte de mi energía.

Y después de tan largo esfuerzo necesito fuerzas nuevas.

Rio para mis adentros cuando recuerdo lo de anoche.

Cuando me dirijo al baño hay algo que llama mi atención afuera de la ventana.

Mi vantana da visión a la calle lateral de la casa, lo raro es ver que allí se encuentra estacionado el auto del novio de Rachell, pero ella no está con él.

Esto es muy sospechoso...

Me dirijo a la puerta sin importar mi apariencia.

La abro y me encuentro con Rachell, que al verme se sorprende y me escanea lentamente desde arriba hasta...

Veo que sus ojos se detienen y es allí donde me doy cuenta que solo estoy en boxer.

Ver su cara tierna mirándome de esa forma, me hace querer más de lo de anoche.

Tecla a Tecla (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora