Capítulo 15

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Rachell Bail.

Lunes... yo creí que odiaba los lunes pero resulta que hoy es lunes y son las 7:40am y estoy sentada en mi cama ya lista para ir a... bueno ya saben a la casa de Adriel.

Ojo a ensayar.

Eso espero.

Salgo de mi habitación rumbo a la cocina a desayunar con mis padres.

—Buenos...—me callo al ver que no hay nadie, solo una nota en la mesa.

Hija tu padre y yo tuvimos que salir de viaje por trabajo, volveremos en una semana. Tu desayuno esta en el microondas.

P.D: le puedes decir a Caro que se quede acompañarte si quieres.

Y bueno así es mi vida, prácticamente vivo sola y la verdad no me quejo. Soy el tipo de persona que ama estar sola en su casa y dormir todo el día.

Si soy floja.

También.

Y sé que se deben estar preguntando en qué rayos trabajan mis padres que siempre están de viaje.

Bueno mi mama la abogada Elisa Bail y mi padre el abogado Evan Bail pertenecen a una junta de abogados los cuales se ubican en otra ciudad y casi siempre tiene que viajar para trabajos que surgen que muchas veces duran semanas y hasta meses. Y ahora surge otra pregunta, ¿por qué rayos no nos mudamos?

Pues por mi obvio.

En este lugar crecí, antes me cuidaban mis abuelos, prácticamente ellos me criaron y siento que si me voy es como olvidarlos para siempre.

Además en otra ciudad no hay una Caro como la mía.

Aquí soy feliz.

Procedo a sacar mi desayuno del microondas y asentarme sola en la mesa a comer.

Le doy un mordisco a mi tostada y suena una bocina fuera de mi casa.

En fin, tengo la maldición de no comer desayuno.

Tomo mi bolso y salgo disparada como una bala.

Lucas me espera recostado de la camioneta negra, y me acerco y el abre la puerta de atrás.

—Muchas gracias Lucas.

—No hay de qué Srta. Rachell.

Durante el camino mi mente se dedica vagar y bueno en pensar en Adriel, ¿qué lo atormenta? ¿Qué hay en su cabeza? ¿Cómo lo pedo ayudar? si no se qué es lo que tiene.

¿Por qué le cuesta tanto abrirse conmigo? ¿Será así con todos?

— ¿Pensativa señorita? —dice Lucas sacándome de mis pensamientos y trayéndome a la realidad—Como no tienes idea Lucas—él me mira a través del retrovisor de adentro del auto y me dedica una sonrisa triste—El señor Adriel es buena persona—yo le devuelvo la sonrisa.

—Él no es como su padre...—dice Lucas en un susurro casi inaudible pero que yo si llegue a escuchar.

Su padre... el señor que lo obliga a estar con Andrea por conveniencia, ¿será por eso que Lucas lo cataloga como malo?

Tantas preguntas y ninguna respuesta.

El auto para y la enorme casa frente a mí se hace presente, salgo y me quedo mirando la puerta de entrada. Él esta ahí, y yo pronto estaré con él.

Lucas camina frente a mí y abre la puerta indicándome con el brazo para que despegue los pies del pavimento y decida caminar. Y bueno no me queda otra opción que entrar. Lucas aún va delante de mí y me lleva el salón donde estuve la vez pasada. Por alguna razón mi corazón se acelera y las manos me comienzan a sudar.

Tecla a Tecla (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora