XVI

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YANGMI

No sé lo que esperaba que pasara después de todo lo que me había dicho, pero lo que sí sé es que lo odio y a la vez quiero que siga a mi lado con la misma intensidad. ¿Hay alguien ahí que pueda explicarme que significa todo lo que siento?

¿Eres masoquista TN? ¿Lo odias y a la vez te gusta? Un sentimiento raro recorría mi cuerpo y hacia de mí alguien insegura.

Me había levantado con dificultad cuando se fue, mis pies quemaban mucho, fui a intentar abrir la puerta pero estaba cerrada. No sé porqué intentaba siempre hacer lo mismo si sabía que estaría encerrada hasta el fin de mis días.

Miré por el ventanal que no podía saltar porque la altura era bastante considerable, así que por ahí estaba descartado. Me encontraba en una cárcel de oro desde que llegué a su vida. Lujo por todos lados a cambio de mi libertad. ¿Porqué tuvo que fijarse en mí? No era contacto íntimo lo que quería tener conmigo, eso lo había dejado claro con su actitud de no querer tocarme ¿Entonces qué era?

El hombre al que me presentó como su prometida, el senador Adams, tenía alguna conexión con todo, me había dado cuenta de eso ¿Cómo podría contactar con él? No tenía a nadie que me ayudara mientras estuviera el señor Jeon a mi lado, él manejaba todo a su alrededor y todos acataban sus órdenes sin rechistar.

¿Y si le hacía creer que iba a portarme bien de aquí en adelante? Tal vez bajara la guardia conmigo y podría tener la oportunidad de saber que ocurría y porqué le importaba tenerme secuestrada.

¿Y si me portaba más cariñosa?

Maldita sea, me rendí llorando por todo lo que mi cabeza me decía, me iba a volver loca. Acurrucada a las sábanas me dormí.

🌺

El dolor de mis pies me despertó.

Miré a mi alrededor un poco asustada al principio, me di cuenta que no era la habitación que tenía con IU y lo recordé todo de golpe.

El señor Jeon estaba durmiendo en el sillón que había al lado de la cama, aún estaba vestido de traje, su cabeza estaba echada a un lado y tenía la pajarita colgando por haberla aflojado, los botones superiores estaban desabrochados.

¿Cuando había llegado?

Se movió un poco y abrió los ojos de golpe, me miró y los tenía rojos. Creo que estaba bebido.

—¿Qué voy a hacer contigo Yangmi? —dijo con voz ebria y pasó su mano torpemente por su pelo despeinado.

—Llevarme a casa con mi hermana —le solté rápidamente.

—¿Cómo coño te hago entender que no vas a irte de mi lado? ¿Cómo coño hago eso? —se veía desesperado.

Se levantó y se sentó en la cama, extendió su mano y tocó mi pelo, lo acariciaba mientras me miraba.

—Serás mi perdición como lo fue Nina, me llama todo de tí, pero tengo que parar éstos malditos pensamientos sino quiero ser por primera vez en mi vida un perdedor —dijo triste.

Yo sólo estaba quieta escuchando a mi corazón que saltaba dentro de mi pecho sin control, era tan guapo y su voz me tenía hipnotizada.

—Tienes que hacerme caso en todo lo que yo te mande Yangmi, no puedo dejar que te ocurra nada, ya no podría soportarlo y eso es lo que me está jodiendo la existencia, esas malditas ansias de protegerte —su voz era tremendamente masculina.

Acercó su rostro al mío, ese precioso rostro que me hizo estremecer.

—Nina era igual a ti, retaba mis decisiones, se enfadaba con mis provocaciones y tenía una maldita inocencia que me hacía quererla poseer en cada momento —no me gustó nada su confesión.

Yo no era Nina, yo era Yangmi.

Rodé al otro lado de la cama enfadada y me incorporé con dificultad, mis pies aún me dolían.

Él se levantó también y nos quedamos uno a cada lado, frente por frente.

—¡Yo no soy esa mujer, yo soy yo!. La chica que cogiste cómo un objeto, la que has privado de su libertad —apreté mis dientes— primero mis padres me encerraron en un lugar donde me trataron tan mal que lloraba todas las noches y ahora tú haces lo mismo —me miraba sin decir nada y yo me di cuenta que le había hablado sin honoríficos. No sé si estaba bien hacerlo pero ya lo había lanzado y no había vuelta atrás.

Allí se quedó plantado, paseaba mi cuerpo con su fría mirada, hasta que empezó a andar hacia mí despacio. Algo que contrastaba con su enorme enfado.

Llegó hasta estar cerca de mí y cogió mi barbilla fuerte con su mano, se quedó mirando mis labios por demasiado tiempo. Yo quería en ese momento que me besara, esa era mi prioridad en este momento, me quemaba su contacto y mi cuerpo anhelaba su cercanía, estaba lidiando en un vaivén de emociones con las que al final sufriría las consecuencias.

—Sé quién eres —me dijo con un susurro— ¿Crees que te confundo con Nina? Pues estás equivocada, eres distinta en algo y eso es lo que me está consumiendo del todo, eso es lo que me hace retroceder cuando te tengo a mi lado, eso es lo que me tiene en ésta puta encrucijada —hizo que quisiera saber desesperadamente a que se refería.

—¿Y qué es lo que te atrae tanto de mí? ¿Qué es? Quiero saber porqué estás siempre tan frío conmigo haciendo que crea que hasta me odias y después te comportas de esta forma —le dije mirando su expresión dura pegado a mí.

—Yangmi cuando hay algo que todo el mundo quiere yo lo quiero más, si hay gente pendiente de poseer algo lo quiero para mí sólo y tú eres codiciada por alguien a quién odio —apretó sus dientes con rabia— en un principio solo eras una jodido AS debajo de mi manga, pero ahora eres puro deseo para mí, no puedo controlar por más tiempo mis malditas ansias de ser el primero que te posea.

Y hundió sus labios en los míos sin previo aviso, los impactó con tanta desesperación que hasta dolía. Yo no esperaba tanta fuerza de su parte y puse mis manos en su pecho, me resistí porque me dió miedo. Después de anhelar todo lo que me daba me sentí asustada.

Pero agarró mis pequeñas muñecas con sus fuertes manos haciendo que sintiera demasiado la fuerza de su agarre. Se separó de mi boca después de que hiciera que mis labios quisieran reventar y me miró agitado con su respiración acelerada al igual que la mía.

Soltó mis muñecas y mi mente reaccionó a sus últimas palabras y a ese beso tan despiadado y perturbador que no sabía que significaba.

Le crucé la cara con una bofetada que no lo hizo ni inmutarse, mientras que mi mano sintió un dolor intenso.

—Déjame volver a mi habitación y no vuelvas a besarme sin mi consentimiento, podrás ser un hombre que tiene todo lo que quiere, pero yo no estoy en venta, yo quiero amor en mi vida no ser la obsesión de alguien. ¡Yo no soy tuya! —en ese momento esbozó una pequeña sonrisa.

—Lo siento pequeña pero sí eres mía y como tal te besaré cuando yo quiera y lo desee, así que me da igual lo que digas porque haré contigo lo que quiera cuando me dé la puta gana...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorWo Geschichten leben. Entdecke jetzt