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Seul
Base militar Hwa-rang

La mañana llegó y Yangmi se levantó con miedo, sabía que Jungkook estaría fuera de la habitación en la que había pasado la noche.

Se sentó a un lado de la cama y respiró frustrada, no había dormido nada, le dolía la cabeza y sentía un gran pesar en su pecho. Su hija no aparecía. Sin embargo alguien que nunca creyó ver más en su vida estaba muy cerca suya.

Se puso un pantalón azul marino cómodo y una blusa blanca, salió al exterior y lo encontró sentado en uno de los sillones del comedor.

Jungkook al verla aparecer se levantó rápido y nervioso, la había estado esperando.

—Buenos días Yangmi —le dijo con miedo de su reacción, se había ido tan triste a dormir que él no sabía cómo reaccionaría ahora.

—Buenos días Jungkook —se quedaron por un momento mirándose.

—Iremos a echar un vistazo los hombres que he contratado, Kendall y yo por los acantilados, quería decírtelo y por eso te esperé a que salieras —se acercó un poco a ella— te prometo que no descansaré hasta que los dos aparezcan sanos y salvos, tú quédate y descansa.

A ella no le gustó nada que la tratara de menos, ¿La iba a dejar atrás como a una mujer patética? Lo miró algo duro y le habló con rencor. De eso había mucho guardado en su interior. No se le había olvidado las veces que lo necesitó y no estuvo a su lado.

—Es mi hija así que yo también iré por ella, gracias por interesarte pero a Yangmi junior la busco yo —lo miró mal y a Jungkook le dolió su altanería y su aspecto seco.

—No seas imprudente, puedes hacerte daño —le miró la pierna y a ella le dolió ese acto, se sentía ridícula ante alguien tan grande y fuerte. Su señor Jeon creería que ya no era la de antes.

—Ya entiendo —le puso una sonrisa amarga— una mujer cómo yo ya no sirve para nada ¿Es eso verdad?

—Yo no he dicho eso, nunca pensaría eso de tí —le llegó a lo más hondo cómo lo estaba tratando.

—Me importa una mierda lo que digas Jungkook —el otro abrió los ojos por ver cómo había cambiado el trato de respeto a uno tan bajo.

—¿Estás enfadada conmigo por lo que pasó entre nosotros? Sólo lo he dicho porque no quiero que te hagas daño, así que no te vuelvas paranoica, que te conozco ¿Es tan difícil de entender? —su humor estaba cambiando, no quería ser grosero con ella pero tampoco le permitiría que lo tratara mal.

—¿Y a tí que te importa si me hago daño o no? Me río en éste momento —hizo una risa falsa y después le alzó la voz— ¡Tú me prometiste... —paró de pronto, estaba sacando todo lo que le había dolido durante años— mira da igual —empezó a andar para dejarlo solo, pasó hablando por su lado—. Iré donde me dé la gana, tú no eres nadie para prohibir lo que yo quiera hacer.

Él apretó sus puños y rodó sus ojos, ante él estaba la misma Yangmi del pasado, la que no quería hacer caso de sus recomendaciones, la que lo miraba desde arriba siendo él mucho más alto y más grande que ella.

Le cogió la mano y la paró, la volvió hacia él con fuerza.

—El problema que tienes es que siempre te dejé hacer lo que te dió la gana, te dejé que me hablaras como si yo no tuviera sentimientos, creías que por mi aspecto frío no sentía celos de Eun Woo, que no me daba cuenta de tus desprecios,  creíste que nunca tenía buenas intenciones de sacarte de tus problemas —estaba Jungkook tan enfadado que no podía parar— creíste que te dejé porque no te quería y tú fuiste la que siempre estaba echándome a un lado —tiró de su mano y la pegó a su cuerpo con fuerza— sigues siendo la niña tonta del pasado y ésta vez al que le importa una mierda lo que pienses tú, es a mí —con su respiración despiadada y un enfado brutal acercó su rostro al de ella, le clavó sus ojos negros y le puso una sonrisa torcida—. Si quieres venir lo pides por favor, si no te gusta lo que te digo me lo dices con respeto y el que manda aquí soy yo, te guste o no ese es el asunto.

La soltó y tras el desconcierto de ella que lo miraba con sus ojos totalmente abiertos, se alejó pero la seguía mirando de frente.

—Salimos en media hora, ponte otra ropa y otro calzado más cómodo porque yo no pienso ayudarte si no puedes seguir nuestro paso —estaba tan enfadado porque siempre lo había tratado de ese modo tan desconsiderado que no iba a parar— ¿Quieres conocer mi otra faceta? ¿Quieres ver porqué me temían en el pasado? Pues la verás Yangmi, tú lo has querido. Mi vida, ésta que ves ahora, no la busqué yo, tú tuviste parte de culpa, tuve que abandonar todo porque una mocosa rompió un pacto que hizo con una cúpula de mafiosos, lo hizo como si fueran un grupo de idiotas que jugaban a las casitas.

Ella abrió su boca y sin poder decir una palabra solo se limitó a agarrar su pecho por lo que le latía. Él seguía, ya no podía parar, lo había guardado todo por mucho tiempo.

—¡Me echaron! ¿Sabes? Me quitaron el poder, me hundieron a lo más bajo que se puede caer en ese mundo. ¿Tú no quieres sentirte patética porque te he dicho que quiero protegerte en éste momento? Pues tú me lanzaste al abismo, si mi padre y mi abuelo me hubieran visto lo bajo que caí me habría muerto de la vergüenza. Esa vergüenza en la que fui sumido por mi Clan y por tu culpa.

A Yangmi se le llenaron los ojos de lágrimas, estaba tan desconcertada y dolida al mismo tiempo que le entraron ganas de correr hacia él y abrazarlo, sabía que sufría ante su declaración. Pero no lo hizo, allí se quedó tragando los nudos que se le formaban con cada palabra de Jungkook.

—Ahora el Clan y su cúpula nos ayudarán de nuevo, así que como seas capaz de hacer algo por tu cuenta y sin hacer caso de lo que yo te mande —la miró con esa mirada dura que ella vio tantas veces cuando lo conoció y le ponía cuando quería escapar de su lado— te voy a azotar tan fuerte el trasero que entoces si te voy a dar realmente motivos para que me odies ¡¿Entendido?!

Ella asintió y él salió por la puerta dando un gran portazo...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorWhere stories live. Discover now