XXII

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PASADO

—Nina estás preciosa —Jungkook llegaba de uno de sus viajes y ella estaba mirando como caía la nieve desde el balcón de la mansión Jeon.

Tocó sus manos para ver si tenía frío y se quitó su chaqueta para ponérsela por los hombros.

—No te preocupes tanto por mí tonto, que no tengo frío —le respondió ella toda risueña y feliz por verlo llegar después de unos días que lo echó mucho de menos. Se agarró a su cuello con las dos manos.

Jungkook era tan grande y ella tan pequeña que estaba de puntillas para poder al menos mirarlo a los ojos, él la cogió de la cintura, la subió y la agarró con fuerza para que no cayera.

—¿Crees que te haré feliz? —ser mafioso tenía sus consecuencias y sus peligros y eso él mejor que nadie lo sabía—. Me da miedo que al estar conmigo te puedan hacer daño. No podría soportarlo.

—Ya me haces feliz con solo estar a mi lado, y no te preocupes por nada que yo sé que nunca dejarás que me ocurra nada malo, así que no te preocupes que no tengo miedo.

—Te amo más que a mi vida Nina, mi niña tonta...

YANGMI

Bajaba las escaleras y a mi lado iba el señor Jeon, al final se había salido con la suya.

Imponía y todos a cumplir sus órdenes. Me pregunto si alguna vez había sentido calor en ese corazón tan duro y frío que enseñaba a todos.

—Quiero que cuando lleguemos abajo te quedes a mi lado, no te separes de mí en ningún momento —me dijo mientras bajábamos los escalones, yo paré en seco para mirarlo.

—¿Cómo? ¿Esa persona puede hacerme daño? —me dió miedo lo que dijo.

—No va a hacerte daño no te preocupes, solo que no me fío de tu cuerpo pequeño y de tus pocas energías cuando hables con él —lo miré molesta por sus palabras, yo no tenía nada de eso.

Bueno mi cuerpo era el que era, pero era fuerte y ya se lo había demostrado con anterioridad.

—No diga tonterías, soy más fuerte de lo que  cree —le dije bajando el próximo escalón enfadada y con la mala suerte de que iba a caer por alzar mi cara para verme más segura de mí misma delante suya.

Rápidamente me cogió del brazo y en un segundo estaba abrazándolo por la cintura, me cogí a él sin poder evitarlo.

—Si...ya veo que lo tienes todo controlado —me dijo sarcástico, me separé rápidamente de su pecho.

Mierda...me daban escalofríos estar tan cerca suya.

Seguimos bajando hasta llegar al salón principal, ahí estaba Kendall con dos hombres sentados en los sillones de piel.

Uno de ellos se levantó de golpe y se puso ante nosotros. Era muy guapo, su pelo era del color del sol, sus ojos claros me hicieron sumergirme en lo más profundo y su tez era tan blanca como la nieve. Era bastante alto pero no tanto cómo el señor Jeon.

Por un momento me dió una punzada el corazón, su expresión en éste momento y sus labios carnosos y rosados eran los mismos que tenía Sunhee, mi hermana mayor.

Me acordé de ella al ver sus labios echados hacia abajo como si fuese a llorar, mi hermana hacia la misma expresión cuando tenía una impresión o estaba triste por algo.

—Hola soy Park Jimin —su tono era bajo, cómo si estuviese asustado.

—Hola soy Park Yangmi —me di cuenta que teníamos el mismo apellido.

—No puedo creer que estés aquí frente a mí después de tantos años —noté como sus ojos se pusieron rojos y como me miraba y me observaba con insistencia.

Miré al señor Jeon para ver si me explicaba qué demonios estaba pasando.

—Yangmi —me dijo al ver mi expresión de no entender nada— él pertenece a tu familia.

—¿Mi familia? —dije y lo volví a mirar.

El tal Park Jimin ya tenía lágrimas que querían desesperadamente rodar por sus mejillas, pero que las paraba tragando fuerte.

—Es tu hermano.

Tardé unos segundos en reaccionar, Sunhee me dijo una vez que teníamos un hermano que nuestro padre se llevó y que yo no pude conocerlo porque aún no había nacido.

De la impresión sentí un calor en mi interior que me ocasionó un leve mareo y noté como el suelo se movía bajo mis pies. Iba a caer de un momento a otro.

El señor Jeon me cogió del brazo y me pegó a su costado.

Ya entendí porqué me dijo que no me separase de su lado, sabía quién era y el shock que me ocasionaría cuando me enterase.

Estaba viviendo tantas cosas extrañas últimamente que no podía creer que esta fuera mi vida, parecía la de otra persona pero no la mía.

—Siento haber estado tan lejos de tí, sé que has pasado muy malos momentos y no he podido ayudarte —me dijo el que decía ser mi hermano.

En ese momento recordé todo mi pasado junto a mi hermana, y decía la verdad, si él hubiera estado con nosotras no nos hubieran tratado tan mal como lo hicieron.

Entonces es cuando mis anhelos por salir de las garras de mi secuestrador salieron a relucir. Me sentí por un momento salvada, tener un hermano tan grande y tan fuerte e importante como se veía, me daba esperanzas.

Me había enamorado de él pero no me correspondía, solo me tenía aislada del mundo para llevar a cabo sus propósitos.

Me separé de su cuerpo en el que me tenía atrapada y me puse frente a Jimin, mi hermano, mi salvador. Porque esa iba a ser su primera función, el salvarme de mi cautiverio.

—Por favor llévame lejos de aquí, llévame contigo —le dije con mis manos en forma de rezo, le imploraba.

—¡Yangmi! —gritó el señor Jeon.

Me volví para verlo.

—¡Sí...quiero irme de aquí de una vez por todas! ¡Eso es lo que quiero! —le grité llorando.

—¡Él no puede hacer eso por mucho que se lo pidas! Así que haz el favor de no decir estupideces. No te irás de aquí hasta que yo lo diga —dijo con la respiración agitada y muy enfadado.

Me puse cerca, frente suya.

—Por mucho que pares el tiempo, por muy grande que creas que eres ante mí y por mucho que te pienses que manejas el mundo —me miraba con expresión dura— algún día me iré te lo juro. Aunque tenga que hacerlo muerta me iré.

Su expresión al escuchar mis palabras fue tan desgarradora que mis entrañas se revolvieron con un dolor que no podía describir.

—Pues entonces moriremos los dos juntos, ya te lo dije...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorWhere stories live. Discover now