37. La profecía está a punto de iniciar

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Me apresuré a cubrir las evidencias de lo que había ocurrido, me enojé internamente con la madre de Vincent por borrarle la memoria ¿Es justo que este me haga un desastre en una madrugada y luego lo olvidé? Claro que no lo es, me duele todo mi cuerpo por su culpa.

— Tengo alergia— Mentí molesto.

Vincent iba a decir algo, pero la puerta sonó.

— ¿Está ahí, cariño?— cuestionó una chica tocando la puerta varias veces.

¿Cariño? Esto me molesta más de lo que imaginé.

— Ve y ábrele, yo ya me voy— exclamé con rabia al notar que este se debatía si fingir que no estaba en la habitación o atender a su novia.

No te dejaré elegir, imbécil, yo no soy una opción.

— Pero...— este intento agarrar mi brazo, pero lo, aleje de forma violenta.

— Nada, ve con tu novia — dije sintiendo que quería estar lejos de él y todo este drama.

Este no me siguió, salí del balcón sintiendo ganas de fumar hierba hasta no reconocer ni mi rostro.

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Comencé a armar cigarrillos improvisados con la hierba ya preparada, en un principio pensé en fumar en la habitación, pero si mi hermana percibe el olor seguro me mata, así que la otra opción era hacerlo detrás del edificio donde están las gradas.

Cuando llegue a esta parte me coloque uno de los cigarrillos en mi boca mientras buscaba los cigarrillos que le había robado a la cafetería ¿Dónde carajo los dejé? Busque en toda mi ropa y me di cuenta de que se me habían quedado en la habitación. Maldije creyendo que tenía que regresar a esta a buscar eso y luego volver acá.

— ¿Fuego?— escuché una voz de un hombre grave e imponente.

Era como de esas voces que pareces de locutor que haría que miles de chicas se emocionen con solo escucharlo. Me volteé para observar al dueño de la voz y me encontré con un chico de cabello blanco, más alto que yo, con la piel muy blanca y los ojos azules... Estos últimos me parecen familiares.

— No, planeaba prender esto con la mente— exclamé con sarcasmo quitándome el cigarrillo de la boca lentamente porque no quería desarmarlo.

El chico sonrió a medio lado y metió sus manos a su bolsillo y luego la saco tronando los dedos haciendo que apareciera fuego.

— Yo lo puedo hacer por ti— exclamó aumentando la llama de fuego que salía de sus dedos.

Coloque el cigarrillo en mi boca antes de acercar este para encenderlo con el fuego de sus manos, pero este bajo aún más su mano para que me inclinara e inconsciente lo hice, encendí mi cigarro mire arriba y el desconocido me miraba con demasiada atención.

— Un encendedor portátil— me burle antes de tomar el humo en mi boca para luego dejar escapar solo un poco de este cerca del chico con el cabello blanco.

Este levantó la ceja y me miró de arriba a abajo como si estuviera buscando algo.

— Y no solamente puedo encender un cigarrillo— sugirió acercándose a mí.

No me deje intimidar, no me moví ni un centímetro, aun cuando esté estaba tan cerca de mí, él me miró y luego miro mi cigarrillo.

— ¿Qué más puedes encender?— cuestione mirándolo a los ojos, demostrándole que no me da miedo.

Este sonrió y se pasó la legua sutilmente por el labio antes de coger algo detrás de mí que resultó ser uno de los cigarrillos que había armado. Se metió entre sus labios  y se acercó más a mi rostro antes de colocar su mano en mi barbilla para hacer que nuestros cigarrillos se conectarán. Su toque en mi barbilla era caliente, parecía como sus manos estuvieran hirviendo, sus ojos miraron a los míos y luego miro mi boca.

AMOR ESCRITO CON SANGRE (PRIMER LIBRO DE LA SAGA AES)Where stories live. Discover now