54. Arrodíllate

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Alaia

Entre en la casa de Bradly de una forma brusca y descortés porque la rabia se había apoderado de mí, mi padre me contó lo que hizo Daimon y esta vez en definitiva se pasó.

Mis ojos en el camino se encontraron con los de Bradly el cual estaba dándome la espalda, había marcas de dientes en su piel, parecían heridas recientes por la forma en la que la sangre se asomaba.

— ¿Mi hermano?— cuestione tratando de concentrarme en lo que importa.

Me miró enojado y trato de colocarse la camisa lo más rápido que pudo.

— Arriba, tú no...— lo ignore, solo me apresure a subir las dichosas escaleras.

Abrí una por una las puertas de cada habitación hasta encontrar la correcta, cuando vi a mi hermano secándose su cabello mojado me apresure a entrar a esa habitación y cerrar la puerta.

— ¿Qué haces aquí?— cuestionó confundido.

Saque de mi chaqueta sus pastillas y se las tiré en la cara, este fue más rápido y las atrapó antes de ser lastimado.

— Trágate tres pastillas ahora— le exigí molesta.

Este se negó de inmediato mientras se reía como si esto fuera una broma.

— Estoy mejor sin ellas...— no lo deje que terminara.

— ¿Mejor? ¿Tienes mierda en el cerebro? — la rabia y la frustración se estaban apoderando de mí, quería ver culpa en su rostro por lo que hizo, quería ver qué había algo bueno dentro de él.

Tengo aún pesadillas con lo que me pasó de pequeña, aun cuando el tipo ese no logro hacerme tanto daño, dejó una huella para siempre en mi cerebro.

— ¿Qué te pasa? Tú deberías tomar tus medicamentos, estás como alterada— se burló.

Eso fue la gota que derramó mi paciencia.

— ¿Por qué Dafne? ¿Qué te hizo esa chica? ¡Mierda! Daimon tú más que nadie sabe el infierno que fue para mí — Exclamé frustrada.

Mi hermano levantó a sus cejas y solo sonrió como si estuviera siendo una completa payasa delante de él.

— ¿Estás enojada por eso? Hey calma cariño que solo fue un poco de diversión porque se metió en...— lo silencie con puño directo en su nariz.

— ¿Diversión? ¿Tú me estás jodiendo? ¡HICISTE QUE VINCENT ABUSARA DE ELLA!— golpee su estómago para hacer que se arrodillara ante mí mientras trataba de contener la hemorragia de su nariz— ¿QUÉ MIERDA TE PASA? ¡ELLA NO TE HIZO NADA!, y aunque lo hiciera nadie merece eso... Daimon yo viví eso y... ¡NO ME TOQUES, ME DAS ASCO!— lo empujé para alejarlo de mí cuando intento tocarme.

Mi cuerpo comenzó a temblar al recordar lo que sucedió cuando yo tenía 5 años, mi mente nunca bloqueo nada, recuerdo todo, cada palabra, sabor y toque. 

— Alaia no seas así conmigo, esa tipa se lo merecía — exclamó con tanta seguridad que me dio ganas de golpearlo de nuevo.

Agarre con fuerza su boca y lo obligó abrirla, con mi mano libre vacíe más de tres píldoras en su boca, lo mire con tanta rabia y frialdad que él supo que no tenía más opción que tragar.

— Si ella se lo merecía, yo también ¡vamos dilo! — le pedí enojada.

Él negó de inmediato tratando de acercarse a mí para calmarme.

— Tú no te mereces nada malo— señaló con inmediato— Ese tipo era un enfermo, tú no tenías la culpa— resaltó como si de verdad estuviera cuerdo.

AMOR ESCRITO CON SANGRE (PRIMER LIBRO DE LA SAGA AES)Where stories live. Discover now