26.

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La alarmar se activó, haciendo eco en toda la habitación despertando a las cuatro chicas que ahí se encontraban. Calle estiro su brazo derecho y con su mano presiono el botón de aquel despertador desactivándolo. Giro un poco su cabeza notando que Laura y Lucia volvían a quedarse dormidas, se acomodó para mirar a la mujer a su lado dándose cuenta de que también se había vuelto a dormir. Una sonrisa se formó en su rostro cuando vio el cabello despeinado de la más baja, el cual le daba cierto aire de ternura. Se dio la libertad de observarla detalladamente, inspeccionando cada parte de su rostro, dándose cuenta de dos cosas, la primera era que Poche seguía siendo hermosa, incluso más de lo que recordaba, y la segunda era que aún seguía perdidamente enamorada de ella.

—¿Ya terminaste o me seguirás observando? —cuestiono Poche con voz ronca y adormilada sin abrir los ojos. Calle sonrió embobada.

—Podría observarte toda mi vida si me lo permites. —contesto Daniela sin borrar su sonrisa. Poche mordió su labio inferior tratando de contener la sonrisa que amenazaba con salir.

Lentamente María José fue abriendo sus ojos encontrándose con la mirada de la castaña fija en ella. Sus miradas se conectaron y ambas recordaron las dos veces que estuvieron a punto de besarse. Un fuerte calor se apodero de sus mejillas haciendo que ambas apartaran sus miradas, ahora con sonrisas tímidas. Sin saberlo dos pares de ojos las observaban en total silencio. Laura y Lucia se habían despertado gracias a su plática.

—Te amo, Calle. —se burló Laura tratando de imitar la voz de Poche, llamando así, la atención de ambas chicas.

—Yo también te amo, Poche. —le siguió Lucia. En respuesta Poche tomo la almohada bajo su cabeza y se las lanzo, causando una risa de parte de las mellizas. Calle abrazo a la más baja por la cintura escondiendo su rostro en el cuello de está causando que Poche se sonrojara aún más.

—Parece una fresita.

Antes de que alguna pudiera contestar se escucharon dos suaves golpes en la puerta para que, posteriormente, esta fuera abierta dejando ver a Jess del otro lado.

—Buenos días —anuncio apenas las cuatro miradas cayeron sobre ella —, perdón si interrumpo algo —al ver que no contestaron decidió seguir con su mensaje —. Pau me pidió que les dijera que… —guardo silencio gracias a que olvido que era lo que les venía a informar. Las Villa suspiraron.

—¿Cuánto tiempo llevas sin dormir? —cuestiono Laura mirándola con los ojos entrecerrados. Jess le sonrió con inocencia.

—Ya ni se acuerda —contesto Lucia al ver la cara de la chica. Jess asintió suspirando —. Deberías dormir más Jess, no te hace bien trasnocharte, ya estás perdiendo la memoria. Deberías aprovechar hoy que todos iremos al estudio para descansar.

—Es cierto, el edificio tiene seguridad de punta a punta, mientras las chicas están ensayando tu puedes quedarte a dormir en uno de sus apartados, o en la misma sala de grabación. —apoyo Laura.

—Alístense, salimos en media hora. —anuncio evadiendo el tema antes de cerrar la puerta.

—¿Cómo que hace cuanto no duerme? —pregunto Poche extrañada por la actitud de la chica.

—Por lo que Paula nos contó, Jess, desde hace un par de meses, está teniendo problemas para dormir —explicó Laura encogiéndose de hombros —. Puede durar hasta una semana sin pegar el ojo.

—¿Y ha ido al médico? Eso puede ser muy peligroso para su cerebro.

—No quiere —contesto Lucia — y cuando lo hace sencillamente ignora todo lo que los especialistas le digan.

—Luego hablamos de esto, vamos a alistarnos. Saben cómo es Pau cuando nos retrasamos o le llegamos tarde a algo.

(…)

Entre Melodías Where stories live. Discover now