Capítulo 5

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Eligieron un bar en las afueras del pueblo como punto de reunión para ese encuentro que Liv tanto temía por ser mucho más frecuentado por viajeros que se detenían en la carretera para un pequeño descanso, que por los mismos lugareños

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Eligieron un bar en las afueras del pueblo como punto de reunión para ese encuentro que Liv tanto temía por ser mucho más frecuentado por viajeros que se detenían en la carretera para un pequeño descanso, que por los mismos lugareños. Olivia estaba convencida de que, por lo menos así, no tendrían a todo el pueblo reunido alrededor de ellos escuchando la conversación pacífica que James esperaba tener.

Ya había oscurecido cuando Liv bajó del asiento trasero del coche de su cuñado y el frío era espantoso. Se ajustó la chaqueta, abrazándose a sí misma para dejar de temblar, aunque sabía que eso no se debían tanto al frío como a su estado de ansiedad.

Sus dos primos, Marcus y Keaton, ya estaban esperándolos afuera del bar cuando ellos tres llegaron.

Keat, el más joven, tenía una expresión hosca que mostraba que estaba listo para la batalla y en cuanto estuvo a su alcance, Liv lo tomó por la camisa.

—Te ruego que no lo arruines, Keat —le pidió en tono de ruego.

El castaño le dedicó una sonrisa dulce para tranquilizarla.

—No te preocupes, primita. Ya lo arruinarán ellos primero —musitó dándole un beso en la frente antes encaminarse hacia la puerta.

Olivia lo siguió con la intención de advertirle que no se le ocurriera provocarlos, pero estuvo a punto de chocarse con James apenas cruzó el umbral de la puerta de entrada del bar y la oportunidad se le esfumó.

—Buenas noches —saludó este último y se inclinó para darle un beso en la mejilla—. Comenzaba a creer que ya no vendrían.

—No somos ningunos cobardes —masculló Keaton con la espalda rígida y la mandíbula desencajada poniendo especial atención al acercamiento del mayor de los Gardiner hacia su prima.

—Hola, James —dijo Olivia con una expresión de disculpas—. Te presento a mi primo Keaton Austin.

—Keaton —pronunció James extendiendo un brazo hacia él.

Keat arqueó una ceja, pero Liv lo pellizco en la espalda y terminó esbozando una sonrisa torcida.

—Igualmente —murmuró entre dientes estrechando su mano.

—Estamos por allá, ¿nos acompañan? —preguntó James señalando un grupo de mesas reunidas.

Ella asintió intentando disimular su nerviosismo y dejó que James colocara una mano en su cintura para conducirlos hasta allí.

—Me sentiría más dispuesta a acompañarlo si nos llevara al infierno —masculló una voz femenina detrás de ellos.

—Ruby —murmuró alguien más.

—Mi hermana... —susurró Olivia a James con las mejillas sonrojadas por la vergüenza—. Ruby es un poco...

—Lo sé —articuló James sin muestras de estar ofendido—. Emilie es igual, no te preocupes.

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