Capítulo 19

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Como era de esperarse en un pueblo pequeño, cada evento que se organizaba poseía una gran concurrencia y la inauguración del nuevo club nocturno no era la excepción

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Como era de esperarse en un pueblo pequeño, cada evento que se organizaba poseía una gran concurrencia y la inauguración del nuevo club nocturno no era la excepción. Todo el mundo estaba allí, por lo menos los que podían considerarse como los más jóvenes.

Apenas puso un pie dentro, Cece comenzó a bailar. En su rostro ya estaba dibujada esa pícara sonrisa que le servía a la perfección a la hora de capturar a lo que ella llamaba su presa para divertirse esa noche.

—James se va a morir cuando te vea —gritó para que pudiera escucharla por encima del sonido de la música—. Estás sexy, Liv.

—Y tú un poco ebria —respondió Olivia divertida y sin aceptar el cumplido.

Liv se sentía incómoda con ese vestido tan ajustado y corto, al contrario de Cece que no demostraba ningún signo de incomodidad con su falda aún más corta y esa camisa diminuta..

—Vamos a buscar a tu hombre, así yo puedo buscarme uno también y hacer esta noche un poco más divertida.

James se apoyó en la barra y miró de soslayo a Emmie que iba por su tercer trago en menos de veinte minutos. Juliet a su otro lado, permanecía tranquila mirando hacia la pista de baile sin aparentar ansia alguna de aventurarse a tener un poco de diversión.

—¿No te parece que ya es suficiente? —dijo inclinándose hacia Emilie.

—No empieces, James. Hemos venido aquí a divertirnos y a beber una copa. ¿Qué estás haciendo tú aquí de todos modos? ¿Por qué no estás con tu novia?

—Está por llegar —contestó orgulloso—. ¿Puedes contarme porque no estás disfrutando la fiesta? ¿A dónde están tus amigas?

Em no respondió, solo se encogió de hombros y miró a un punto fijo en medio del tumulto de personas.

¿Qué estaba mal con ella? Hacía ya diez días que no veía a Marcus ni sabía nada de él, pero ese peso en su pecho no desaparecía.

Tendría que estar tranquila al ver que nadie en el pueblo parecía tener conocimiento de lo que había tenido con él. Quizás solo se lo había dicho a Keaton y este tampoco lo había divulgado, porque de haberlo hecho, ella ya estaría al tanto. Habría llegado a oídos de alguien de su familia o de sus conocidos y no habrían perdido el tiempo en acercarse para juzgarla.

Lo único bueno de todo aquello era que Robin se había borrado por completo de su cabeza, aunque si era sincera consigo misma, no sabía qué prefería.

—¿A dónde está Marcus? —preguntó James casi gritando cerca de su oreja, lo que hizo que a Emilie se le helara la sangre.

No, pensó. Él no podía saberlo.

Fred podría estar furioso por aquello, pero no lo había creído capaz de contarle a su hermano mayor.

No le importaba que Fredric se hubiese enterado, pero con James era diferente.

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