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¿Nuevo hogar, amigos, vida? [Parte 1]

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Cuando llegamos al departamento de Chris, me llevé la sorpresa de encontrarme con un lugar muy espacioso, considerando que vivía solo. Pude calcular que había, al menos, dos habitaciones más sin contar la suya y no evité pensar que quizá era un hombre muy solitario.

Me tomó por sorpresa que, con gran confianza, me diera a elegir qué habitación disponible deseaba, a mí me hubiera dado igual cuál de ellas me designara, ya era un abuso tener ese privilegio de también elegir donde ser un estorbo y una carga. Sin embargo, con su compañía me adentré a ambas habitaciones, las dos eran muy acogedoras y perfectas, pero, aprovechando que podía elegir una, me fui por aquella que albergaba un color crema en sus paredes, pero no me decidí por ella gracias a su color, sino que poseía un pequeño balcón que daba vista a la ciudad. Algo que en el futuro se convertiría en mi zona de confort, donde podría ir a pensar o el sitio que me haría creer que pronto me iría a casa, eso pensé.

—Bien, será mejor que tomes una ducha —habló el castaño a mis espaldas, interrumpiendo mi pequeño paseo visual por la habitación.

Los nervios me invadieron cuando supe que no tendría nada más para ponerme a parte de mi atuendo actual, lo que me colocaba en una situación incómoda que no me atreví a expresar porque creí que sería demasiado por mi parte.

—Quizá pueda quedarte ropa de mi hermana —habló como si me hubiera leído el pensamiento—. Debió dejar algo la última vez que estuvo aquí.

—Gracias.

Fue lo único que me limité a decir cuando lo vi marcharse de la habitación. Y el silencio quedó encerrado entre las cuatro paredes que me rodeaban, invadiéndome, sin generarme una sensación de soledad. Era tan relajante después de todo lo que había pasado apenas desperté en el parque de Nueva York, no pensé en encontrarme a Chris al salir de ahí. Me permití suspirar estando sola, sacando las preocupaciones que aún no desaparecían solo para posponerlas un rato más hasta saber qué sucedería después, no podría estar así todo el tiempo; así que me puse de pie y caminé hacia la pequeña puerta que daba al barandal, oyendo el ambiente de aquella ciudad que nunca dormía y dejado que el frío viento se deslizara por la piel desnuda de mis brazos y mi rostro.

—Es una buena vista, ¿verdad? —me tomó por sorpresa escucharlo a mi lado, pero aquel comentario era verdad.

—Lo es —confirmé regresando mi vista al frente—. Siento que estoy en la cima del mundo —quise bromear y supe que al menos lo había logrado cuando vi una sonrisa en su rostro. Pero, también, aproveché para preguntar—: Ese chico...

—¿Te refieres a Piers? —inquirió.

—Si... él ¿pertenece a tu equipo?

—Hace poco que lo recluté —respondió satisfecho, como si aquello hubiera sido un gran reto—. Posee habilidades que pocas personas tienen. Es todo un experto manejando rifles de precisión.

—Vaya... —me mostré asombrada, quizá era algo que podía saber, pero escucharlo de él lo hacía sonar tan increíble—. Entonces... —me miró esperando que continuara— ¿Por qué reclutarme? No poseo habilidades tan buenas como esa. No creo ser de utilidad.

Por más que me gustara la idea no podía darme el lujo de decirle que sí con facilidad. No conocía absolutamente nada de aquí, empezando por la ciudad, aunque fuera ficticia. No sabía qué ocurriría si aceptaba, si cambiaba la historia o si llegase a pasarme algo ¿podría regresar a casa? Cosas como esa eran las que me detenían a la hora de responderle, además de ser claramente la verdad de mi vida. Nunca había tomado un arma, apuntado o disparado; mucho menos tenía una condición física que me hiciera cumplir con el perfil para estar en su equipo. Pero... si mi misión aquí era salvar a Piers ¿cómo lo lograría?

Mundos diferentes (RE 6) |Piers Nivans|Where stories live. Discover now