Capitulo 1

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Dos disparos. Fuertes y estruendosos. 

Ignoraba el sonido del forcejeo en la lejanía sin tomarle demasiada importancia. Como si no estuviera, como si fuera tan lejano que no podría llegar a alcanzarlo nunca. 

Otro disparo. Y otro más. 

Su cuerpo pesado cayó al suelo en agonía. Fue en ese momento en el que sintió lo rasposa y dolorida que se encontraba su garganta. Había estado gritando durante minutos, ¿o habrían sido horas? Probablemente no pero se sintieron como tal. Pero ya no gritaba. Ahora respiraba, o al menos lo intentaba, saboreando las amplias pero cortas bocanadas de aire que sus pulmones le permitían dar. 

Sentía su pecho arder. Un charco caliente y viscoso se había formado debajo de su cuerpo, empapando su piel, su cabello y su pijama de la serie 'Friends'. ¿La sangre sería suya o de alguien más? Ignoró su propio dolor y estando tumbado aún sobre su espalda, con las palmas de sus manos abiertas hacia el cielo sin poder mover un milímetro de su cuerpo sin sentir el dolor más agónico del mundo, giró la cabeza hacia su izquierda ahogando un grito de dolor. 

Las lágrimas que descendieron de sus ojos oscuros se fusionaron con el charco de sangre bajo su cuerpo. De nuevo, con dolor, acercó la mano hacia la de la otra persona. Al tomarla la sintió fría, no; helada. Estaba congelada y su piel pálida acompañaba esa imagen tan tétrica y horrible que sin poder evitarlo se quedó grabada en sus recuerdos por el resto de su vida. 

Contempló aterrorizado el agujero de un disparo en su frente, justo en el centro, y el segundo un poco más abajo, en el cuello. La sangre había cesado de salir hacía unos segundos, ya no había más. Ya no quedaba nada.

Gritó de nuevo. Volvió a gritar sintiendo cómo se le desgarraba la garganta. Ya no sentía su propio dolor, no sentía su propio cuerpo. Solo siguió gritando. Gritó por lo horrible que se sintió ver esa imagen tan cruel. ¿Por qué? Eso era lo único que podía preguntarse en ese momento. 

¿Por qué no yo en su lugar?

El forcejeo seguía en la lejanía. Siguió sin prestarle atención. Pero este se detuvo en el instante en el que un último disparo retumbó en la distancia, provocando temblores en las paredes de ese 'hogar'. Provocando que al muchacho se le quedara seca la garganta por la impresión de sentirlo todo en silencio y poder apreciar con tanta claridad sus propios gritos. 

Gritos que cesaron cuando cayó en la inconsciencia mientras suplicaba a lo que hubiera allí arriba -si es que lo había- que por favor se lo llevara a él también.

-¡NO! -Manjiro se incorporó sobre su cama en el instante en el que despertó de esa terrible pesadilla. Su corazón en un puño, apretando la palma de su mano contra su pecho en un vago intento por volver a controlar la acelerada respiración de sus pulmones. El sudor de su frente empapaba los mechones negros del flequillo provocando que estos se pegaran a su piel.

Contempló a su alrededor. Era su cuarto y todo estaba tranquilo, oscuro y en silencio.

-Vamos, cálmate -se susurró a sí mismo y cerrando los párpados con fuerza -, estás en casa, solo ha sido una pesadilla... -tragó hondo cuando los latidos de su corazón empezaron a ralentizarse. Bajó la mano de su pecho y mantuvo el puño cerrado sobre sus muslos tapados por la fina sábana con la que dormía.

La oscuridad del cuarto solo era vagamente iluminada por la luz de las farolas del exterior que se colaba entre las cortinas. Llevó una de sus manos a su rostro y arrastró con ella las lágrimas que comenzaban a secarse en sus mejillas. Sorbió por su nariz sintiéndose un poco más tranquilo.

Pero solo un poco.

Se inclinó hacia su mesita de noche y desbloqueó la pantalla de su móvil para verificar la hora. 

El último baile [Takemichi & Mikey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora