Capitulo 6

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La vida de Takemichi nunca había sido fácil.

De hecho, había sido muy solitaria. Mucho más de lo que un niño podría merecer. Jamás llegó a tener amigos de verdad, los que fingieron serlo tan solo resultó ser un truco cruel de un puñado de niños que quisieron indagar más en su vida para posteriormente humillarle delante de los otros niños. Siempre había sufrido las malas miradas y los malos comentarios por parte del resto de sus compañeros. Le empujaban, le molestaban y le insultaban; básicamente le hacían la vida imposible. El resumen de aquella palabra maldita conocida como 'bullying', el gran temido acoso escolar.

Sin embargo, aquello jamás llegó a hacerle demasiado daño.

Bien es cierto que sentía envidia, sobre todo de pequeño en el colegio, cuando observaba al resto de niños jugar y reír junto a otros, para él el solo hecho de verlos e imaginarse allí con ellos ya le resultaba divertido. Cuando los niños le molestaban nunca lloraba, jamás lloró entre clases, todo lo contrario, solía pedir perdón al resto de niños por molestarles tanto hasta el punto de que tuvieran que empujarle o robarle el desayuno. Siempre creyó que su mera presencia era molesta, al menos eso era lo que sus padres le habían recalcado desde el momento en que nació.

Su padre era un alcohólico, maleducado y perezoso hombre de mediana edad. Con la barriga cervecera propia de un señor que solo se levanta del sofá donde ve los deportes para ir hasta la nevera a por una nueva lata de cerveza. Jamás le prestó atención, era como si Takemichi no existiera para él. Solo le dirigía la mirada cuando estaba en medio o cuando el niño hacía más ruido de la cuenta. Pero jamás le hablaba, nunca se dirigió a él con su propio nombre, tan solo un 'tú, apártate' o un 'tú, cállate' eran suficientes a lo largo del día para que el niño supiera que existía, que alguien más lo veía y que no era un simple fantasma.

Por otro lado, su madre era una mujer diez años mayor que su padre. Se pasaba el día fuera siéndole infiel a su marido, de hecho, el señor Hanagaki lo sabía perfectamente pero, lejos de que pareciera que le molestaba, devoraba la boca de su mujer cada vez que aparecía por la puerta como si fuera lo más preciado de su vida. Ambos actuaban como unos adolescentes enamorados cuando estaban juntos y el pobre niño tenía que escucharlos tener sexo cada noche. Mientras, como le era imposible conciliar el sueño por el ruido, él se ponía a contarle a sus peluches qué tal le había ido el día y qué es lo que había hecho.

Su madre no lo ignoraba, lo que hacía era incluso peor. Le insultaba y le recordaba día y noche lo molesto que era tener que cuidar a un niño.

Jamás le pegaron, lo único físico que había recibido eran las quemaduras del cigarro de su padre cada vez que lo molestaba más de la cuenta. Pero hay quienes dicen que las palabras duelen más que los golpes. Sin embargo y pese a ser una molestia para ellos, sus padres solían traerle juguetes de vez en cuando, le compraban los libros de la escuela y lo acompañaban a comprarse ropa nueva cuando la antigua ya no le valía. Irónico, ¿cierto? Nunca supo por qué sus padres parecían odiarle tanto pero al final del día siempre le compraban cosas materiales, no muchas, pero las suficientes para poder tener algo a lo que llamar propio.

Por eso Takemichi nunca lloraba en la escuela, era en casa donde más solía llorar. Le daba igual que sus compañeros de clase no quisieran ser sus amigos, estaba acostumbrado a no tenerlos porque jamás los había tenido, pero lo que sí le dolía era la ausencia de sus padres. Uno no lo miraba a la cara y el otro lo hacía para insultarle y mirarle como si fuera la peor criatura del mundo. Eso sí que le dolía, sobre todo cuando con cuatro años tenía que volver solo a casa pero a la salida del colegio veía al resto de niños correr a los brazos de sus padres.

Era doloroso estar solo.

Era una costumbre dolorosa.

Por eso se había refugiado durante su adolescencia en otro tipo de dolor. Las cicatrices de sus muñecas revelaban lo que hubiera podido sufrir durante esos años.

El último baile [Takemichi & Mikey]Where stories live. Discover now