Capitulo 12

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Fue en el instante en el que Takemichi alzó el brazo para tomar el pomo de la puerta principal. Su propia mano tembló al sujetar el teléfono a través del que había escuchado la estruendosa voz de Sanzu, tan fuerte y demandante que le sorprendió haber sido el único capaz de escucharla.

Así que automáticamente, sin pestañear y sin necesidad de obtener más información Manjiro agarró a Takemichi de la parte alta de su jersey color granate y tiró de él hacia atrás con fuerza, alejándolo de la puerta y haciendo que se tambaleara un poco en el proceso. 

-¿Qué haces? -preguntó con completa confusión en su interior. Manjiro se limitó a guardar silencio unos segundos mientras su pecho subía y bajaba por la respiración acelerada. Takemichi escuchaba unos cuantos gritos salir del teléfono que el más bajito aún sujetaba con fuerza en su mano mientras aún tomaba con fuerza su jersey con la otra. 

-Un segundo -pidió en un susurro y cuando volvió a alzar el teléfono para ponerlo de nuevo en su oreja el timbre de la casa volvió a escucharse, dos veces, con menos paciencia. Le hizo un gesto a Takemichi poniendo su dedo índice en sus labios para guardara silencio y avanzó los pasos que lo separaban de la puerta con lentitud.

Takemichi contemplaba sus movimientos entre confundido y preocupado, pero también asustado, si la situación no le había transmitido nada bueno en un inicio ahora era mucho peor. 

Mikey tuvo que ponerse de puntillas para mirar a través de la mirilla de la puerta y al hacerlo y ser capaz de percatarse de quién había al otro lado la sangre se le heló en un instante. De repente la llamada perdió el tono y dejó de escuchar los gritos de Sanzu. Y sin embargo, no le tomó importancia. Aquel hombre, el que estaba tras la puerta junto a otros que no necesitó observar, era el mismo que había asesinado a su hermana ese día, la cicatriz en el ojo y su penetrante mirada oscura le pusieron la piel de gallina al observarlos. 

No hubo más paciencia, dos fuertes golpes en la puerta le hicieron retroceder unos pasos. 

-¿Quiénes son? -se atrevió a preguntar Takemichi y entonces recibió la aterrorizada mirada del más bajito, una expresión que jamás había visto. 

-Tenemos que salir.

-Abrid la puerta -fue clara la orden recibida desde el otro lado de la madera. No fue necesario gritar porque la voz fue lo suficientemente profunda y grave como para ser escuchada a pesar de las circunstancias -. Si no la abrís la tiraremos abajo -de repente se escuchó un chasquido, como si estuvieran cargando un arma. Manjiro tragó con profundidad y tomó la mano de Takemichi con la suya. 

Miró a su alrededor. ¿Cómo saldrían? Varios pisos los separaban del suelo y solo había una salida, la misma que estaba siendo obstaculizada por las mismas personas que, seguramente, querían matarlos a los dos. 

De todas formas no pudo pensarlo un segundo más. Decenas de balas comenzaron a impactar contra la puerta, unas detrás de otras, acribillándola con tanta fuerza que la mayoría traspasaban la madera e impactaban cerca de ellos. Takemichi sintió dolor en su mejilla tras recibir el roce de una de ellas. 

-¡Corre! -Mikey tiró de él a través del pequeño pasillo del apartamento. Ambos ingresaron en la habitación de Takemichi y cerraron la puerta con un fuerte golpe tras ellos. 

-¿¡Quiénes son esos!? -chilló poniéndole el pestillo a la puerta de su cuarto, algo absurdo teniendo en cuenta que en cuestión de segundos terminarían echando abajo la principal, la cual era más gruesa y resistente. 

Mikey no contestó, corrió a la ventaba y la abrió, sacando la mitad de su cuerpo para asomarse. Takemichi corrió hacia él y le agarró con fuerza de la sudadera temiendo que por un segundo hubiera intentado tirarse sin pensarlo. 

El último baile [Takemichi & Mikey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora