El último baile [Takemichi & Mikey]

Capitulo 5

Los días avanzaban y con ellos lo hicieron las semanas. Manjiro no había tenido que volver a vivir una escena vergonzosa como la de la última vez con Izana, sabía que seguían vigilándolo porque siempre había sido así, pero no habían vuelto a encararle o a dejarse ver. 

Seguía recibiendo dinero de sus hermanos, cantidades inmensas de dinero, pero él seguía rechazándolo. Se había abierto una nueva cuenta del banco para no tener que seguir viendo cómo los ceros aumentaban en la anterior, sabiendo que esos ceros no surgían de métodos que a él le gustaran especialmente. Se negaba en rotundo a aceptar algo que viniera de sus hermanos, prefería dormir en la calle antes que utilizar ese dinero que tanto detestaba. 

Por otro lado, la relación con Takemichi era demasiado buena para ser cierta. Pasaban los días juntos y la mayoría de las veces se quedaba a dormir a su casa. Ambos lo preferían porque cada vez que estaban juntos no tenían que presenciar las horribles pesadillas que tanto les atormentaban durante las noches. Su compañía era la mejor que había tenido en años y hasta sus otros dos amigos lo notaban. 

-Yo solo espero que firméis los papeles de la boda de una vez -Takemichi, que en ese instante bebía un buen trago de su batido de vainilla, se atragantó y parte del líquido espeso salió disparado de su nariz. Chifuyu, sentado frente a él, soltó un gritito cuando sintió su rostro húmedo por las salpicaduras. 

Mikey rompió en carcajadas entonces, olvidando de inmediato las palabras de su amiga Hina. Cogió un puñado de servilletas y ayudó a Takemichi a limpiarse mientras este no dejaba de toser con angustia. 

Algunos otros clientes de la cafetería que charlaban y comían tranquilos se giraban a mirarlos debido al alboroto.

-Qué asco, Takemichi... -se quejó Chifuyu con el ceño fruncido y pasando una servilleta por su propio rostro -, no planeaba ducharme hasta llegar a casa.

-Lo siento -se disculpó con la voz ronca por la tos y aceptando que Mikey le limpiara la cara con suavidad -, se me ha debido colar por otra parte.

-Sí, por el pulmón -se rio Mikey frente a él. Sin embargo, las mejillas de Takemichi se pusieron coloradas cuando la mirada feliz y sugerente de Hina se clavó en la suya. Agachó la mirada al instante, ambos sabían perfectamente que no era precisamente por el batido por lo que se había atragantado en realidad -, ya está -sonrió el más bajito dejando las servilletas usadas de nuevo sobre la mesa. 

-Gracias. 

-Lo digo en serio, ya casi vivís juntos -Hinata volvió a retomar la conversación anterior y Takemichi la insultó dentro de su cabeza -, os pasáis el día juntos y ya hasta os limpiáis entre vosotros. 

-A saber qué más se limpian -canturreó Chifuyu en un susurro que Takemichi fue el único en escuchar -, ¡ay! -se quejó al recibir una patada en su espinilla bajo la mesa y fulminó a su compañero de piso frente a él -. Oye, de todas formas apoyo la sugerencia de Hina, así me dejas el piso para mí solito y así poder disfrutarlo más con Baji -la amplitud de su sonrisa le obligó a abrir la boca por la sorpresa del comentario. Takemichi se indignó. 

-Como si os cortarais cuando estoy yo ahí, por mucho que cierre la puerta y me ponga los auriculares a todo volumen os sigo escuchando. 

-Qué pervertido Takemichi, seguro que en lugar de subir el volumen lo bajas -Takemichi se cruzó de brazos y le sacó la lengua a modo de burla. 

-Dejad de decir guarradas -pidió Mikey antes de dar un sorbo de su batido. Ambos le hicieron caso y callaron.

Fuera aún nevaba un poco, estaban a punto de entrar en febrero y las temperaturas, como normalmente, no dejaban de ser muy bajas. El tiempo había hecho que Takemichi se hiciera muy cercano a los otros tres. Sentía que era la época más feliz de su vida, nunca había tenido amigos y por primera vez sentía que los que tenía eran demasiado buenos para ser reales. A veces se pellizcaba con temor de que todo aquello fuera un sueño y que seguía solo, en el oscuro cuarto de su habitación a escondidas de sus padres.