Silueta

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El rubio volvió a la casa de Verónica.

—¿Vas a dejarme así sin más?–Levantó la ceja.

—¿Y este que no tiene casa?–Preguntó la doña mirándolo con sus brazos apoyados en su cadera.

—Doña usted sabe que yo la respeto, perdóneme pero trae mala vibra a mi relación con Verónica.—La enfrentó.

–¿Relación?—Soltó un ¡Já! Haciendo que luismi se ofenda.—Las vibras me resbalan y esto de tu relación con Verónica...

—Basta los dos.–Intervino la castaña haciendo que ambos callaran.

Los miró un poco enfadada, agradecía que Ana se siguiera duchando o volvería a ser un escándalo.

—Siento la bofetada que te dio Ana.—Miró a luis.

—Yo no.–Rió la doña de solo recordarlo.

—Por favor.–La chaparra la miro.—A lo que voy es pedirte que la entiendas, es joven y quizá al verme a mí haciendo algo que... pues... que no esta acostumbrada.–Realmente no tenía fundamentos pero quería defender sus acciones.—No la termine de educar aún, eso es todo.

—Claro que la entiendo.–Mintió descaradamente.–Es más, para que veas que todo olvidado mañana las invito a pasear.—Sonrió acercándose a ella.–Podemos ir por el bosque y conocernos mejor.

Sonrio npor compromiso, pero la castaña por dentro estaba pasando por el infierno, ¿un paseo para los tres? ¿Este hombre estaba escuchando que estaba haciendo el ridículo?

—Ay que sueño.—Lo corto de raíz.—Creo que ya deberías volver.

—Tienes razón vero.–Le guiño un ojo.–Mañana vendré para que salgamos.

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Verónica observó como la pelinegra se balanceaba en el banco de madera que colgaba de la galería. Ya habían comido, así que era hora de que las tres mujeres se durmieran. Mañana sería otro día en que tal vez las cosas estuvieran más tranquilas.

《"Usted cree que ana... tenga sentimientos hacia mi?"

"Eso es algo que tendrás que ver por ti..."》

Estas palabras estuvieron circulando durante la cena donde no se metió demasiado en las conversaciones de Ana con la Doña, también la perseguían cuando lavaba los platos y no pudo evitarlo, se le iluminó el alma al creer que Ana podía responder a eso sentimiento que la hizo revivir después de tantos años.

《Estas siendo muy cursi, Verónica Castro. Ella es una niña aún.》 Se dijo así misma.

—Yo creo que te pondrás dura si sigues mirándola por el ventanal y a ella le dará una gripe alérgica si sigue en el clima primaveral.—La doña hablo a su espalda.–Pero si ninguna se atreve a hablar... Que descanses.

—Hablaré con ella.–Se decidió.–Dulces sueños, señora.

Ambas se dieron un beso en la mejilla y Verónica salió a la galería.

La mayor miro a la pelinegra, estaba perdida en sus pensamientos, mirando a un punto fijo, la detuvo esa imagen, el cabello de Ana estaba un poco mas largo, ya no tenia el corte carre y era hermosa, ella de todos modos se veía bien, no haberla tenido durante tres meses, sí, valió la pena porque ahora podría detallar los micro cambios que tenía su pequeña.

—Ana.–Llamo su atención tomando asiento a su lado.

–¿Si?—Respondió ella, aún perdida en la oscuridad del bosque.

Solo quiero ser amadaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin