Capítulo 7|| "A puertas cerradas"

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Ir a la biblioteca de la universidad nunca había sido tan doloroso como hoy. Elegí este lugar para trabajar con Eros y así terminar nuestro trabajo cuanto antes. Sabía que podríamos hacerlo, solo debía evitar cualquier tipo de insinuación por su parte.

Una vez que estuve dentro de la institución, preferí pedirme un café antes de enfrentarme a su presencia. Además, comencé a pensar que había hecho una mala elección de atuendo ya que era muy probable que se burlara por mi remera de burbuja-la de las chicas súper poderosas-, era la única que combinaba con mi pollera azul claro...y me gustaba.

Con mi mente preparada y un café en mi mano entré en la dichosa biblioteca, caminé unos pasos para encontrarlo en una de las salas internas que la universidad proponía en estas situaciones. Suspiré y caminé hacia donde se encontraba dudando de porqué había llegado a tiempo, ya me veía esperándolo por horas.

Eros descansaba su espalda en el respaldo de la silla, y a su vez, tenia un brazo sobre su cabeza mientras revisaba su celular con el otro. Tenia la misma cara de malhumor cotidiana y ni siquiera levanto la mirada cuando apoyé mis cosas frente a él.

Me acomodé para sentarme y dejé el café a un lado mientras tomaba mi agenda y el cuaderno donde guardé el trabajo y dispuse todo sobre la mesa. Amaba la organización y nadie iba a quitarme el placer de corroborar mi obra, ni siquiera Eros.

—¿Ya terminaste?—murmuró él cuando tomé un bolígrafo, solo entonces le dediqué una corta mirada y le extendí una hoja para que continuara con los problemas y cerrara su boca.—¿No vas a decirme nada?

—¿Qué quieres que te diga?—murmuré—¿No puedes resolver lo que te acabo de entregar sin tener que abrir tu boca?

Eros rio y pude notar por el rabillo de mi ojo como comenzaba a anotar. No era mucho lo que nos quedaba y quería quitármelo de encima lo antes posible, no repetiría esta acción otra vez. Cuando ya estaba revisando los últimos detalles de un cálculo le di un sorbo a mi café y pasé un mechón de cabello detrás de mi oreja. Suspiré y levanté la mirada para encontrarme con un Eros concentrado. Conocía el interés que tenia por esos problemas, le gustaba resolverlos y normalmente no quería mostrar ese lado suyo.

Observé la hora en mi celular y ya se estaban por cumplir las dos horas desde que comenzamos, así que me estiré y miré a mi espalda como algunos estudiantes llegaban a la biblioteca. Con el paso del tiempo, la puerta de nuestra sala se había cerrado cuando Eros hizo un break para ir al baño o vaya a saber tu a donde se fue por diez minutos. Hoy solo tenia una clase y era después del almuerzo donde les pedí específicamente a Etta y Beck que reservaran una mesa en el restaurante de aquí, así podría tener una buena excusa para huir rápido.

—Me siento un poco usado—murmuró mi acompañante cuando me entregaba unas hojas para que las leyera y confirmaran su procedimiento.

Sonreí para responderle—Que raro, normalmente utilizó otro método para que la gente se sienta así...—reuní todas las hojas y las guardé en un portafolio que también traje en mi bolso—Me quedaré con el trabajo, haré la caratula y todo eso ¿vale? Luego se lo entregaré al profesor.

—¿Porqué debo confiar en ti?

—Es tu única opción—finalicé buscando su mirada que ya estaba posada en mí—¿Qué?

—Es que no puedo creer lo mucho que cambiaste desde la última vez que te vi—murmuró y yo fruncí el ceño a escucharlo, no entendía de donde venia todo eso.

—Siempre fui así...tal vez tú eres el que cambio.

—Eso también, pero tu eres diferente...

—Vale...no se que te está ocurriendo, pero creo que no quiero saberlo ¿si? Debo irme—me apresuré a decir tomando mi bolso.

Eclipsados © 1ºDonde viven las historias. Descúbrelo ahora