Capítulo 30|| "Si quieres ser mi novio, debes llevarte bien con mis amigos"

18.7K 962 59
                                    

—¡La fiesta comenzóooooooo!—escuché el grito de Etta desde el recibidor y corrí a abrazarla. Me recibió al instante y ambas comenzamos a saltar como unas chifladas, llevándonos unas miradas extrañas de los otros huéspedes del hotel.

—La diversión llegó—Beck apareció con las maletas detrás de ella, con su mismo humor y se unió al abrazo.

—¡La pasaremos genial!—chillé comenzando a sentirme sin oxigeno por la emoción de mis amigos.

Como siempre, ya habíamos organizado una lista de cosas que hacer. Teníamos lugares que recorrer y diversión que cometer. Era pasado el mediodía cuando llegaron, así que estábamos listos para salir, pero preferí darles espacio para acomodarse. Etta iba a quedarse en mi habitación mientras Beck tenía la suya propia, porque aun no sabían el otro asuntito que descansaba a unas cuantas habitaciones de la mía.

—Una vez dejen todas sus cosas, los amigos de Kate nos prestarán su coche y podremos recorrer.—les dije mientras subíamos al elevador. Estaba nerviosa por contarles los cambios en mi vida. Ellos seguían hablando de las cosas que querían ver, probar y descubrir. Su emoción opacaba mi sensación, pero no podía ocultarlo más.

—Eros está aquí—solté sin poder mirarlos, jugando con el dobladillo de mi vestido. ¿Porqué me comportaba repentinamente así?

—¿Eh?—soltó Etta.

—¿Qué hace un enigma aquí?—Beck completo, entrecerrando sus ojos.

—Pues...eh...ha venido...conmigo.

—¿Eh?—Etta repitió, se estaba tornando de un color pálido.

Tragué saliva y sonreí inocentemente.

—¿Porqué vendría contigo, Amaris?—Beck parecía el único de ambos que podía formular una pregunta coherente.

Volví a sonreír—Buenísima tu pregunta...

—Me encantaría que la respondas.

—Si, lo haré...—observé el elevador, faltaban unos pisos para que las puertas se abran—Es que ahora...Eros y yo, pues...estamos juntos.—solté y pasé dos mechones de cabello detrás de mi oreja.

Ninguno de los dos dijo nada.

Solo me observaban y eso me ponía aún más nerviosa.

—Digan algo—los presioné y las puertas se abrieron, dejando ver al queridísimo rey de roma, con sus manos en los bolsillos, esperándonos.

Etta giro su cabeza hacia él y luego hacia mí.

—¡¿Eh?!—otra vez la misma monosílaba.

Beck solo entreabrió sus labios, estaba mentalizándose.

Tragué saliva cuando salí del elevador, seguida por ellos. Beck arrastraba las molestas y Etta lo miraba como si esperara que dijera algo o compartirá su confusión con alguien. Eros se acercó hacia nosotros y levantó una comisura de su labio.

—Bienvenidos, chicos.—los saludó.—¿Te ayudo con las maletas? Tu habitación está cerca de la mía.

Yo volví a respirar cuando mi amigo le hizo un asentimiento con su cabeza, pero Etta seguía mirándolo de forma extraña. Como si estuviera viendo a un dinosaurio. Eros me mostró su incomodidad cuando conectó rápidamente su mirada conmigo antes de ayudar a Beck.

Cuando se encontraban a unos pasos lejos de nosotras, yo caminé hacia el pasillo y carraspee.

—Pasaron cosas...

—Ya lo veo.

—No te enfades, es que pues me di cuenta que estoy enamorada de Eros.

Su ceño de frunció—¿Y la parte de que lo detestabas?

Eclipsados © 1ºWhere stories live. Discover now