Eclipsados © 1º

Capítulo 20|| "Que hable ahora o calle para siempre"

Mis manos recorrían el vestido de dama de honor que llevaba puesto, repasando mis cuervas a medida que me observaba en el espejo. El color crema metalizado le daba a mi cabello un gran contraste por su oscuridad. Me gustaba mucho la elección de estos vestidos.

Ya me encontraba en la Iglesia, estábamos por salir a finalmente realizar la unión entre nuestras familias.

—¿Quieres que retoque tu maquillaje?—mi madre llegó a mi lado, estaba bastante tranquila en mi opinión.

—Claro—accedí, acomodándome en uno de los sofás que estaban en el salón que nos prestaron para arreglarnos.—¿Cómo está ella?

—Bien...solo debemos esperar que no se desmaye porque habrán muchas cámaras y no queremos historias extrañas—murmuró mientras aplicaba un poco de colorete en mis mofletes—Luces increíble Amaris—me dijo, cuando se separó—Serás una bella esposa algún día...

Ignoré ese comentario deliberadamente, levantándome para tomar el ramillete de flores que cada una de las damas debía llevar.

Todas empezaron a ponerse en sus lugares, pero antes mi celular vibró en su escondite.

Eros: Ya quiero verte.

—¡Amaris! ¡Venga ya!—mi madre chilló, salvándome de una espantosa sonrisa en mi cara. Eros estaba confundiéndome demasiado con sus actitudes.

La iglesia es muy grande para mi gusto, hay muchos desconocidos y socios como paparazis también, pero poca familia. Entramos acompañados de los padrinos y obviamente Eros es mi pareja, decido no mirarlo aunque noto sus pequeñas miradas de reojo y sé que el esmoquin que lleva le queda pintado.

Cuando nos ubicamos en nuestros lugares, Maddox ya preparado para recibir a Alya. No muestra mucha emoción en su cara, aunque tengo entendido que ya están en ''buenos términos'' aunque conmigo nunca lo estará.

Mi hermana entra del brazo de mi padre y todo aspira a ser la boda perfecta, excepto el mero hecho de estar sucediendo con los Black.

Mi celular volvió a vibrar y intenté tomarlo sin hacer mucho escándalo.

Eros: El vestido lucía mejor en ti.

Me mordí el labio y levanté la mirada hacia él, quien me guiñó un ojo.

Decidiendo prestar atención al momento importante entre nuestras familias, le sonreí a mi hermana cuando me entregó su ramo para así poder sostener las manos de Maddox. Realmente lucía enferma y si se caía redonda al suelo...seria otro gran espectáculo.

El sacerdote pronuncio las palabras y Maddox no dudó ni un segundo en aceptar a Alya como su esposa, mientras que cuando llegó su turno...

—¿Señorita Alya, acepta a Maddox Black como su esposo?—repitió. Crucé una mirada con mi madre quien estaba sujetando el brazo de papá con mucha fuerza y la regresé a mi hermana. Sabia que no se rebelaría, no podía hacerlo.

—S..si. Acepto—respondió y el suspiro de mi madre resonó por toda la iglesia.

Y así fue como finalmente todo había terminado. Mi tortura...aunque pensándolo de otra forma creo que todo acaba de comenzar, solo que yo ya no seré la protagonista. Maddox y Alya deberán llevar adelante esta alianza.

[...]

Me encontraba en el baño del palacio donde la fiesta de bodas estaba sucediendo. Mis manos sujetaban el cabello de Alya mientras ella se encargaba de vomitar todo lo que tenia en el estómago, cosa que no era mucho.

Ella es una persona bastante somática, es decir, su cuerpo transmite todos sus sentimientos internos y esto es una clara muestra de que no quería casarse. Podríamos parecernos en eso, pero yo al menos podía resistir un poco más.