Capítulo 34|| "El futuro se esta acercando"

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¿Qué harían ustedes si lo que más desean está al alcance de su mano? ¿Qué pasaría si eso pudiese generar problemas en tu familia?

Pero si tu familia no te dio la mitad de lo que tú sí a ellos, ¿vale la pena arriesgarse y rechazarlo?

Mi sueño ya se lo saben de memoria: una empresa propia, que no dependa de mis padres y donde pueda sentirme yo misma. Ahora, llegar hasta ese punto es complicado si todavía no terminé mi carrera universitaria y el único empleo que tuve fue para mi madre.

Estaba segura de que me tomaría un par de años llegar a lo que quería, pero el mundo puede sorprenderte. Y eso fue lo que ocurrió cuando estaba desayunando esta mañana, aun con mi pijama y mi cabello desarreglado. Estaba tomando jugo de naranja cuando mi celular comenzó a sonar y me sobresaltó.

Cuando observé el número que estaba llamado no tardé en reconocerlo, porque se trataba de un socio de mi padre. Era algo similar a un tío lejano para mi hermana y yo, de pequeñas pasábamos mucho rato con sus hijas y ello llevo a que ''forjáramos amistades''. A pesar de que no escuché más de ellas cuando empezamos la preparatoria.

—¿Rulo, a que debo tal honor?—bromeé al contestar, el apodo era un chiste interno entre nosotros. La última vez que había hablado con el fue en la fiesta de bodas de Alya y pues...eso era algo que quería olvidar.

—No seas modesta, Amaris—lo escuché reír al otro lado de la línea—Estoy haciendo una limpieza de datos y me surgió una idea que me pareció podría interesarte, ¿te parece si nos reunimos en mi oficina en una hora?

Dudé por un momento que me hiciera esta propuesta, normalmente solo me marcaba para hablar de mi padre—Claro, no hay problemas.

—Perfecto, entra directamente le avisaré a mi asistente que vendrás.

—Está bien. Nos vemos.

Cuando colgué me quedé mirando mi celular por un rato mientras terminaba de comer la fruta que me preparé para la mañana. Solo me quedaba arreglarme y pedirle a Matthias si podía acercarme, su oficina era una de las torres cercanas a las de los Black, muy a mi pesar.

Luego de la charla con Clarke pensé en enviarle un mensaje a Eros, no sabía qué decirle porque no pensaba que debía ser yo la que hablara primero. Él me lastimó reiteradas veces, él debe ser el que se disculpe. Así que cuando desistí de mirar nuestros mensajes antiguos y apagar mi celular me sorprendió encontrarlo escribiendo. Los tres puntitos aparecían y desaparecían, como si dudara...

Eso pasó hace unas cuatro noches.

No volvió a ocurrir, porque yo no me quedé mirando su chat.

Y eso es verdad.

—¡Kate voy a irme!—le chillé porque estaba cocinando algo para el almuerzo—¡Volveré en un rato!—seguí cuando me subí al elevador y logré escuchar que me respondió algo pero no distinguí qué.

Matthias como siempre ya estaba en la puerta de mi edificio y no tardamos demasiado en llegar, o me pasó rápido por la música que sonaba en el coche. Me acomodé el cabello con un gancho cuando llegamos y observé la altura del edificio a través de la ventanilla. Hace mucho no venía aquí y me traía recuerdos.

Sí bien elegí un atuendo no tan llamativo, varios ojos caían sobre mí mientras caminaba por los pasillos. Era una empresa con una base un tanto antigua, todos sus colores eran similares al sepia.

Todo el tiempo estaban en reuniones y gente bastante importante hacía presencia, porque también eran una firma de abogados. Esa fue la razón por la que no me sorprendió ver cámaras y periodistas. Siempre estaban tratando de conseguir la última noticia.

Eclipsados © 1ºWhere stories live. Discover now