III🔸Inicio del destino

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No necesitó correr hasta el castillo, pues el joven elfo la llevó en su caballo con gran apuro. Al llegar todos estaban reunidos en la gran plaza, pero ella tenía que investigar qué sucedía y porque todo ha ocurrido tan rápido.

<<¿Acaso será por la declaración de guerra?>> pensó
<<Necesitas calmarte Ámbar>> gritó en voz interior

Corrió hasta la sala del trono donde encontró a varios del consejo conversando y algo nerviosos. Caminó hasta su madre y maestra que observaba la multitud por el balcón. Al llegar hasta ella tocó su hombro, esta la miró y besó su frente.

— ¿Qué ocurre? —preguntó la chica con nervios y su corazón agitado

— Las tropas de los Canes están cerca, no imaginamos que sería tan rápido —la reina angustiada mira a su pueblo

— Los elfos son mágicos, pueden defenderse, cerrar las puertas —menciona opciones

— Nuestra magia es sana Ámbar, el tiempo de utilizarla para protegernos trajo consigo muertes, y no podemos cerrar nuestras puertas es una tradición ancestral y una ley irrefutable

— Las leyes se pueden cambiar por el bien del pueblo

— Esta no Ámbar, nos debemos a nuestros antepasados, ellos nos cuidan —la mira viendo en la chica una negación

— No pueden permitir que mueran, hay niños allá abajo que no tienen culpa alguna —una lágrima recorre su mejilla

— Haremos la alianza de sangre —habla la reina decidida— Me he ofrecido para ello, el consejo está tomando una desición

— ¡No! —grita la chica

— Ámbar —intenta calmarla pero ella aparta su mano con brusquedad

— No me pida que me calme por favor, está siendo muy egoísta —todos dirigen su mirada al balcón

— No te he pedido tu opinión, estás desiciones no le incumben a una humana —la elfa habla duramente con un gran arrepentimiento luego de pronunciar la última palabra.

Totalmente indignada, ofendida y llena de ira, Ámbar la deja ahí y cuando se dispone a ir escucha a sus espaldas algo caer al suelo. Al darse la vuelta corre hasta su maestra desmayada y pide ayuda a gritos. Rápidamente todos los presentes socorren a la reina y después de una hora, sus seres queridos esperan para escuchar la información que dará la elfa sanadora. Está sale de la habitación de los reyes, y el rey la mira con ojos de preocupación.

— ¿Cómo se encuentra? —pregunta Ámbar mientras el elfo sostiene sus hombros

— La reina está embarazada —el rostro del rey se ilumina y el silencio dura unos minutos. Ambos se miran y lloran de felicidad, pues por un momento no hay guerras, no hay amenazas ni problemas. Se abrazan y festejan Es necesario el reposo de su majestad y nada de preocupaciones recomienda la elfa

— ¿Podemos entrar? —pregunta la chica y la elfa asiente

Entran abriendo las grandes puertas y observando a la hermosa reina en la enorme cama, con el rostro lleno de felicidad. Extiende los brazos en dirección de Ámbar y ella la abraza. De nuevo se siente amada y querida. Llora en los brazos de Antara

— Lo lamento mucho —dice en susurros

— Te quiero mucho mi niña, nunca lo olvides —acaricia la melena rojiza

— Esto lo haré por todos —se separa y mira a la elfa con rostro de confusión por sus palabras— Los quiero —sale corriendo sin dar explicaciones

— ¡Ámbar! —grita el rey pero ya está lejos

— ¡No la detengas! —Antara suelta unas lágrimas— Es su destino —se rompe a llorar porque a la llegada de una buena noticia pierde una hija.

Ámbar {La maldición del guerrero híbrido} 🔹EDICIÓN Y CORRECCIÓN🔹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora